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Un novio para noche buena - parte dos

Título: Un novio para noche buena
Autor: Marysabel
Pareja(s): MinSu, YunJae, HoSu, MinJae
Extensión: One-Shot (dividido en dos partes)
Género: Romance, comedia, navideño
Sinopsis: Tanto Junsu como Jaejoong desean ser el primero en decir sobre su preferencia sexual a sus padres. Pero no lo tienen tan fácil; entre no saber con exactitud si su hermano lo "traicionará" y la forma en que lo dirán, deben conseguir a alguien para que sus padres se convenzan de sus palabras.
N/ASí, one-shot porque no pondría 30+ hojas en una sola entrada 👀
Por si desean escuchar mientras leen [1] [2]



Parte uno


21 de diciembre, 1:00pm

– Yoochun me contó que ya tienes a alguien para tu cena. –Sekyung le dio otra probada a su pastel. Junsu la había invitado a la cafetería que desde tiempo atrás frecuentaba con su novio. – ¿Junsu? 

– ¿Qué? –Hasta entonces llevó su vista hacia la chica, en lugar de seguir buscando por todo el lugar. 

Después de su encuentro con el chico alto había ido día tras día para volver a verlo. Claro que siempre trataba de pasar desapercibido, pero su sorpresa fue grande que siempre a la hora en que llegaba no lo veía, y no pasaba más de media hora en el lugar, pues no quería parecer sospechoso o que el resto de la clientela lo viera con pena.

Por eso invitó a Sekyung, al menos así tendría una excusa para estar más tiempo.

– ¿Por qué me invitaste? –Lo preguntó por curiosidad, el rostro de Junsu parecía que deseaba decir algo, y mirar para todos lados del lugar no le ayudaba en nada. Lo apreciaba mucho, después de todo Junsu sabía cómo ganarse el corazón de las personas. – ¿Todo está bien? 

– Bueno, verás… –Tomó un poco de su café para así quitarse un poco el nudo que tenía en su garganta. – Hace unos días vine y…

– ¿Coqueteaste con alguien? –Sonrió divertida. Pocas veces Junsu notaba el interés de otros chicos hacia él.

– No… bueno, no lo sé. –Sus hombros bajaron decaídos. Él no diría que coqueteó con Changmin. Incluso él fue quien le dijo que el otro chico del trabajo sí estaba interesado. – Hablé con él, me dijo que un compañero coqueteó conmigo. Pero fue él quien me pareció interesante.

– Oh, interesante. Ya veo. –Se acomodó en su lugar. Podía ayudarlo más que Yoochun, ella al igual que Junsu todavía seguía siendo más romántica que la gente promedio. – ¿Qué sucedió? 

– Nada, realmente. –Se cruzó de brazos, molesto. Quizá Sekyung pensaría que era un tonto por tener una ilusión con alguien que apenas conocía, y que además no había sido nada romántico o muy agradable. – Quería probar el té que Yoochun me recomendó, él dijo que ya no había y luego vino otro pero no noté que coqueteaba y luego se fue y entonces me dijo lo que su compañero realmente quería y…

– ¿Fuiste en busca de ese chico? –Lo miró emocionada, tanto que no dejó que terminara para comenzar a dar su propio final a la historia.

– No. Digo, ese chico no estaba mal pero no era de mi interés. –Junsu se acercó un poco a la mesa y susurró. – ¿Es normal que me sienta atraído a alguien que parece que no le importa nada?

– ¿A qué te refieres? –Habló en el mismo nivel de voz.

– Sí, quiero decir… –Mordió sus labios, nadie sabía a ciencia cierta cómo era su tipo ideal. Se apenaba un poco al hablar de ello. – No me gusta tanto que la gente sea tan dulce con su pareja ¿me explico? –Sekyung negó. – Si Yoochun hace algo romántico por ti te sientes conmovida ¿no? –Asintió. – Bueno, para mí el que alguien que no es muy romántico tenga un detalle lo hace más especial. Porque significa que realmente le importas, y por eso hace cosas que no está acostumbrado.

– ¿Cambiando su forma de ser?

– No. Más bien, que tiene la iniciativa de hacer algo porque sabe que te gustará, aunque para él sea una tontería. –Junsu dirigió su mirada hacia su café, sonriendo. Llámenlo tonto, pero esa era su definición de una relación.

– Si soy sincera, no podré entenderlo hasta no verte en una relación. –Sekyung se terminó su bebida. Junsu soltó un suspiro en resignación. Ojalá eso fuera pronto.

Changmin colocó el último platillo en el carrito de limpieza. Nunca había limpiado tan lento una mesa como ese día, y todo para escuchar lo que esos dos hablaban. Porque notó cuando el de trasero bonito llegó a la cafetería, acompañado de una linda chica, y su mente no solo y le hizo pensar si sería algo más del chico, lo había arrastrado para limpiar una mesa que ya otro compañero se preparaba para arreglar. Pero nunca imaginó escuchar que el otro se sintiera atraído por él, y menos que tuviera pensamientos tan profundos.

Por mucho tiempo siempre escuchó que era una mala persona por ser tan desinteresado y despreocupado de todo. Que no tenía amigos por su mala actitud y que mucho menos tendría a alguien a su lado por la misma razón.

Pero ahí estaba ese chico, a quien conoció por tan solo unos minutos días atrás. Aceptando ya lo poco que veía de él, algo que ni en su familia dejaban de reprocharle. Tocó el bolsillo de su uniforme y sonrió al sentir el papel que todavía guardaba, quizá era momento de entregarlo a su dueño.

Se dirigió por el otro lado de las mesas, dejó el carrito en la cocina porque el lavaplatos se encargaría ya de todo. Con una sonrisa coqueta en su rostro, caminó a paso lento hacia aquella mesa. No tenía muy claro que diría, pero daría una de sus jugadas.

– Oh, estaba esperando que volviera. –Sonrió más amplio cuando el rostro del otro comenzó a tornarse avergonzado. Miró por unos segundos a la chica, pero su mirada inmediatamente volvió con él.

– ¿Ah, sí? ¿Y se puede saber para qué? –Junsu como pudo trató de componerse por la impresión y aquellas palabras. – Hasta donde recuerdo no fuiste muy educado. ¿Ahora me exigirás tu propina? –Tomó de su café para fingir seguridad.

– No, como dije antes, tengo muchos clientes que ya me dejan muy buena propina. –Sin dejar de mirarlo, sacó la factura del bolsillo. – Olvidó esto el otro día.

Junsu miró el papel y lo tomó. Ahora se sentía mal, el otro no había hecho más que cumplir con su trabajo y él diciéndole aquellas palabras.
– Gracias. –Miró a Sekyung, quien le veía con una sonrisa traviesa. Su rostro volvió a sonrojarse. 

– No hay problema. Bien, que disfruten. –Dio una leve reverencia y se marchó. Cuando regresó a la cocina soltó un suspiro. Por Dios, parecía un niño de catorce enfrentándose a la persona que le gusta.

– Parece que le gustas a alguien. –Sekyung terminó con su café mientras Junsu la veía con incredulidad.


– ¿Eso crees? –Junsu quería aferrarse a eso. Finalmente alguien parecía corresponder lo que él sentía. Sekyung hizo un gesto como si eso fuera lo de menos. Pero para él se volvía todo ahora.


23 de diciembre, 4:30pm

Changmin fingía acomodar algunas tazas en el mostrador. No podía dejar de ver hacia la mesa en que Jaejoong y ese hombre, que un día antes estuvo con Junsu. ¿Acaso le hacía la jugada a ambos? Eso parecía, y claro que eso era.

Jaejoong le había dado una sonrisa descarada cuando se dio cuenta que él trabajaba en ese lugar. Poco le importaba lo que hiciera con su vida y con quien lo pasaba. Pero ese tipo había hecho que Junsu se riera sin preocupación casi unas veinticuatro horas atrás.

Bueno, gracias a eso pudo conocer y memorizar el nombre del otro. Ese tipo tenía algo con los nombres que no dejaba de llamarlo a cada momento y en cada anécdota. Trató de calmarse cuando por poco deja caer una taza.

– ¿Estás celoso? –Se sobresaltó al escuchar la voz de Jaejoong. No se fijó en qué momento el mayor se levantó de su asiento y llegó hacia donde él se encontraba.

– ¿Por qué? ¿Por estar con alguien que yo mismo vi que ayer vino y se la pasó igual de bien con otra persona? –Su tono tenía un poco de rabia. Bueno, para cualquier otra persona sería su tono normal.

– Cálmate, recuerda que eres el único para mí. –Su voz se elevó un poco. Changmin lo miró sin comprender. – Recuerda que eres mi novio falso.

– Ah, eso. –Miró hacia la mesa de Jaejoong. – ¿Por qué no lo invitas a él en mi lugar?

– ¿A Yunho? –Jaejoong también echó un vistazo hacia el lugar. – Lo pensé, pero hasta el momento no es nada serio. Además, me dijo que estará ocupado mañana.

– No pierdes el tiempo con saber lo que hará en su vida. –Changmin volvió a su trabajo, divisó al gerente y él no quería ningún problema. Jaejoong le sonreía con suficiencia. Realmente estaba loco por relacionarse con alguien como él.

– Bien, yo vine por una rebanada de pastel de fresa. –Sacó su billetera. – Que sea grande, a Yunho le gusta mucho.

Changmin tuvo la necesidad de rodar sus ojos ante ello. Jaejoong parecía un tonto novio complaciente. Le daba un poco de náuseas. Sirvió el pastel y observó cómo Jaejoong volvía a su mesa y lo meloso que continuó siendo con el otro. Quería matarse en ese momento al ver tanto coqueteo y cursilería entre ellos.

Miró la hora en el reloj de su muñeca. Perfecto, solo debía aguantar por treinta minutos y sería libre de aquella escena.

Ojalá ese no fuera el tiempo que le quedara de vida. 


24 de diciembre, hogar de los Kim, 2:30pm

Junsu se tiró sobre su desarreglada cama. Su mente parecía que explotaría en cualquier momento ¡y todavía era temprano! Quizá debió de levantarse antes, pero claro, las tradiciones de sus padres hicieron que todos en aquella casa se despertaran pasado el mediodía. De niño le parecía divertido, podía soportar hasta medianoche, cuando las cosas en aquella cosa se volvían más picantes al ser tantas personas en un solo lugar.

Se golpeó mentalmente cuando cayó en cuenta que estaba arrugando la mitad de su ropa, pero en lugar de levantarse y mirar lo que utilizaría decidió girarse un poco y mirar por la ventana de su habitación; parecía un día perfecto pero no lo sentía.

Pensó en Yunho y una sonrisa se instaló en su rostro. El mayor era todo un caballero, el día en que fueron a la cafetería para estudiar lo que harían esa noche seguía presente en su mente. Había exagerado un poco sus acciones cada vez que divisaba al chico alto y por momentos perdía lo que Yunho le decía pero el otro pareció no notarlo; o eso esperaba.

Agradecía tanto tener un cuarto propio. Si Junho estuviera con él sin duda alguna ya le habría salido con un sinfín de bromas; agradecía que varias de sus hermanas mayores ya estaban casadas y viviendo una vida feliz fuera del radar de sus padres.

Por ellos es que se encontraba en aquella situación. O quizá estaba siendo muy duro con lo que sus padres podrían decirles esa noche.

Se levantó de un solo salto de su cama. Yunho le prometió llegar a las siete de la noche, todavía tenía tiempo para ello, pero dada su situación actual no sabía si estaría listo a las seis.

Y Jaejoong sin duda estaría tan atractivo como cada vez que iba a la universidad.

Volvió a lamentarse de sí mismo, ésta vez se acercó a su ventana y golpeó su cabeza al sentirse derrotado. Jamás sería tan hermoso como Jaejoong lo era. Abrió lentamente sus ojos y miró hacia la calle, su habitación se encontraba en la parte delantera de la casa, por tanto podía ver quién llegaba a su casa.

Dos de sus hermanas mayores llegaron junto a sus esposos e hijos. Sonrió al saber que la casa tomaría más color y alegría cuando comenzaran a preparar todo para la gran cena; empezando por las deliciosas galletas que haría su madre.

Decidió salir un momento de su habitación y saludar a los recién llegados. Cabe decir que seguía con su pijama y cabello desordenado. Pero no le importaba, después de media noche todos usarían el pijama que sus padres habían encargado para la familia, con el mismo ridículo diseño navideño. Era otra tradición que le gustaba, aunque algunos se quejaran de ello.

– ¿Siguiendo las costumbres todavía, hermanito? –Suyoung fue la primera en acercarse a él y darle un fuerte abrazo. Sus sobrinos pasaron de él y comenzaron a desordenar todo el lugar.

– Bueno, tú más que nadie sabe cómo es vivir aquí. –Su cuñado también le brindó un cálido saludo. 

– ¿Así que éste año ustedes harán el árbol? –Su otra hermana y su familia lo saludaron. Llevaban tanto tiempo que ya incluso había olvidado lo que tenía puesto.

– Los niños pidieron hacerlo, así que sí. Nosotros seremos sus ayudantes. –Suyoung respondió. 

Tener una familia grande tenía muchas ventajas. Y sobre todo si el ambiente se llenaba de amor y diversión cada vez que se reunían. Eso era algo que le fascinaba de que sus padres habían marcado tanto ciertas tradiciones.

Un Junho adormilado bajaba por las escaleras para recibir a su familia. Junsu sabía que su hermano fingía tener sueño, porque escuchó algunas risas al otro lado de la pared. Bueno, era así la mayoría de las noches que se pasaba escribiendo con Yoohwan. Si sus padres, y Yoochun, supieran que seguían en contacto…

Su día comenzó a amargarse cuando Jaejoong se unió con un gran ánimo. Los niños adoraban al tío Jaejoong; no era una competencia, y tampoco es que pasara mucho tiempo con ellos como el mayor lo hacía, pero no dejaba de molestarle un poco que en todo Jaejoong le ganara.

Optó por volver a su habitación y finalmente escoger algo para esa noche.


Jaejoong subió un poco cansado a su habitación. Pasó mucho tiempo jugando y consintiendo a sus sobrinos que casi pierde la noción de la hora y todavía no tenía preparado su vestimenta para esa noche.

Realmente se sentía nervioso por lo que pasaría. En primera, porque todavía no tenía un momento exacto en el cual decir que Changmin “era” su pareja y así toda la familia entendería a lo que se refería. 

Se puso delante de su espejo de cuerpo completo para ver que todo estuviera perfecto o saber si algo le hacía falta. Se sonrió con suficiencia. Estaba igual de perfecto como siempre.

Miró hacia su cama cuando su celular sonó con el tono de un mensaje recién llegado. Pensó en que sería Heechul deseándole una tranquila noche, pero se sorprendió al saber de quién se trataba.

El “estoy afuera” de Changmin le confundió un poco. Era el primer mensaje que compartían desde que intercambiaron números; se sentía extraño. No se podía comparar con la larga cadena de mensajes que él y Yunho tenían.

Bajó hacia la entrada, todavía pensando en qué podría estar haciendo Yunho en aquel momento. Aunque sonrió para sí, con Changmin llegando más temprano sentía que así su familia se podía ir acostumbrando a él antes que al chico que llevaría Junsu.

– Feliz-

– Todavía no es navidad. –Changmin entró sin más. Dio una leve sonrisa al mirar el interior de aquella casa. Si hicieran un concurso al mejor espíritu navideño, sin duda alguna ellos se llevarían el primer lugar. Y su estómago rugió al sentir el aroma de aquellas galletas caseras.

– Claro, no tienes alma. –Jaejoong miró a su alrededor al sentir casi un gran silencio. Se preguntó qué estaría haciendo ahora su familia para no encontrarse en la parte delantera del lugar. – Sígueme.

Prefirió llevarlo a su habitación, tendría más tiempo de poder ensayar su historia con Changmin; no fue tan malo que llegara mucho más temprano de lo que le había citado. Changmin lo siguió sin preguntar nada.

– Dime que podré probar esas galletas luego. –Fue lo primero que Changmin dijo luego de ingresar a la habitación del mayor.

– Mi madre adorará darte todas. –Le indicó que se sentara sobre su cama, y él se sentó en la silla dedicada a su lugar de estudio. 

– ¿Son malas? –Cuando alguien quería darte todo lo que había preparado, nunca era una buena señal.

– No, al contrario. Son las mejores galletas caseras que puedes comer. Adora que las personas se lo digan; cierto… –Jaejoong tomó unas hojas y un lápiz para anotar algo en ellas. –Dile eso cuando te entregue una. Ganaremos puntos.

– ¿Entonces me tendrás cautivo aquí mientras llega la cena? –Se recostó sobre la cama, pensó en que de igual forma así estaría en ese momento pero en su casa. 

– Claro que no, debemos repasar nuestra historia. Ellos querrán saber todo sobre nosotros como pareja. –El rostro de Jaejoong cambió a uno preocupado. Quería que todo fuera perfecto, no quería ni un error. Porque sabía que en algún momento Junsu metería la pata; eso ya sería otra ventaja para él.

– Hasta no conocer a tu familia no podré entender por qué me dejé arrastrar en toda esta estupidez. –Changmin se acomodó. La cama sin duda alguna era perfecta para pasar una buena dosis de sueño, algo que comenzaba a inundar sus ojos en ese momento.


Casa Kim, 6:00pm

Junsu se miró en el espejo, no le parecía nada mal lo que tenía puesto. Quizá ese sería el atuendo definitivo.

Dirigió su mirada un rato hacia su ventana, se acercó un poco más para apreciar el escenario que abajo se presentaba: los hijos de sus vecinos divirtiéndose de una casa a otra. Su corazón casi se sale cuando logra ver a Yunho acercándose cada vez más a su casa ¡y era muy temprano todavía!

Corrió lo más rápido que pudo hacia la puerta principal, todavía no se sentía con el valor de presentarlo ante su familia; es más, ni sabía con exactitud con qué título sería. Si decirle amigo o atreverse y decir que era su novio.

Dios, no, quería más tiempo para ordenar sus pensamientos.

Abrió la puerta con una rapidez y brusquedad que asustó a Yunho. El mayor le sonrió cuando logró salir de su impresión, se notaba que Junsu estaba alterado, ojalá no fuera por la familia. Porque imaginó que el menor había exagerado un poco, pero verlo así le hizo pensar que tendría una noche muy agitada.

– Sunbae… –Trató de regular su respiración. Hasta entonces miró a su alrededor, su casa parecía desolada. Imposible. – Llegó más temprano.

– Sí, perdona por no llamar antes. Pero terminé antes de lo previsto. –Sonrió apenado, miró detrás de Junsu y aunque la casa olía muy bien, parecía que nadie se encontraba en ella. – ¿Todo bien?

– ¿Ah? Sí, sí. Perdona mi mala educación; pase. –Dejó entrar al otro finalmente. Pero sus nervios seguían presente, no quería ni buscaría a su familia en ese momento. Llevaría a Yunho a su habitación, quizá así se calmaría un poco. – Bueno… sígame. 

No se detuvo a analizar la mirada del otro y caminó hacia su habitación. Yunho había observado el gran árbol de navidad que se encontraba en la sala, sin duda mucha gente estuvo involucrada en la decoración, porque habían tantas cosas para siquiera ver algunas ramas. Tomó una caja muy bien empaquetada de la bolsa que llevaba y la colocó junto al resto de regalos.

Siguió a Junsu, apresurando su paso al no verlo por las escaleras. Pero aquella casa estaba tan bien construida para intuir dónde se encontraban las habitaciones. Sonrió un poco nostálgico, también llevaba un regalo para Jaejoong. Ya había pensado en llamarle cuando terminara con Junsu y así entregarle su obsequio ese mismo día.

– Lamento el desorden. –Ambos entraron al lugar. Yunho sonrió, su habitación se veía peor que eso.

– ¿Crees que esto está mal? –Rió. – Ven un día a mi habitación, se llevará el primer lugar. –Junsu sonrió por el gesto del otro. Sin duda su sunbae era alguien muy considerado.

Junsu volvió hacia su espejo y se siguió observando mientras Yunho hacía un espacio en su cama para sentarse en ella. Su ropa ahora no lo convencía tanto.

– Sunbae… –Yunho volvió a prestarle atención.  – ¿Cree que esto me queda bien?

Yunho lo observó por unos largos segundos y luego miró al resto de ropa que el menor tenía por gran parte de su habitación.

– Creo que por la ocasión, esto funcionará mejor. 

Junsu sintió un pequeño salto en su corazón cuando el mayor comenzó a ayudarlo a escoger la mejor vestimenta. No quería ser opacado por Jaejoong, otro año más.


Jaejoong tiró las hojas que estaba leyendo hasta el momento en que notó que Changmin se quedó dormido en su cama. El menor debía estar prestando atención y no durmiendo. ¡Ahora todo saldría mal!

Una enorme sonrisa apareció en su rostro cuando pensó en una forma de despertarlo y así el otro se arrepintiera de haberse dormido.

Con movimientos lentos colocó su cuerpo sobre el otro, acercándose lentamente hacia el oído del otro, le daría una gran sorpresa y se divertía mucho con la situación. Después de todo, no había olvidado que Changmin lo quería como su esclavo durante dos meses. ¿Por qué no divertirse antes?

− ¿Tendremos otra ronda, querido? –Susurró lo más sensual que pudo. Lamió y mordió la oreja cuando Changmin pareció no responder a lo primero.

Y funcionó.

− ¡¿Qué demonios?! –Se levantó tirando el cuerpo del mayor en el proceso. Lo miró enfadado, ya que Jaejoong se retorcía de la risa en el suelo. − ¿Qué sucede contigo? ¿Tan jodida está tu cabeza? –Protestó limpiando su oreja. Se arrepentía tanto estar en aquel lugar en ese momento. – Juro que lo lamentaras los próximos meses.

− Habrá valido la pena. –Jaejoong se levantó y arregló su ropa. Miró la hora en su reloj de pared y notó que pronto sería la hora para la cena. Debían bajar o toda la familia iría a buscarlo y no quería que comenzaran a susurrar lo que posiblemente no hizo con Changmin en su habitación. – Bueno, llegó la hora de cenar.

− Perfecto, me muero de hambre. –Changmin se colocó frente al espejo de Jaejoong para revisar que nada estuviera fuera de lugar con su vestimenta. Quería estar presentable ante su nueva familia falsa. − ¿Y conoces a la pareja de tu hermano? 

− No. Pero sin duda será algún idiota. Si es que consiguió a alguien. –Respondió con tanta seguridad y narcisismo que Changmin se preguntó si su hermano no lo odiaba, y entendería totalmente si lo hacía. 

Ambos se quedaron estáticos en el marco de la puerta al notar a la otra pareja frente a ellos. Changmin quiso reírse en la cara de Jaejoong al reconocer a su cita del día anterior, del cual parecía muy interesado.

− Sí, parece que trajo a un idiota. –Fue lo único que alcanzó a susurrar a su mayor antes de que éste enloqueciera y arrastrara los otros cuerpos a su propia habitación.


Los tres cuerpos se encontraban sentados en la cama de Jaejoong, en silencio y observando el caminar desesperado del mayor, yendo de un lado al otro en su habitación. Parecía estar al punto de enloquecer y es que le parecía que el mundo era tan pequeño. 

¿Cómo era posible que Yunho fuera la pareja de Junsu? No, eso era más que imposible, el otro le habría dicho si se encontraba en una relación con alguien. ¿Cierto? 

− Lamento que Jaejoong sea tu hermano. –Changmin le dijo a Junsu con una leve sonrisa. El más bajo lo observó y se sintió avergonzado por tal gesto.

− Sí, yo también.

− ¿Pueden callarse? ¡¿No ven que tenemos un problema aquí?! –Jaejoong los enfrentó, su cara mostraba lo mal que se encontraba en ese momento. Quería salir corriendo de su casa. Ahora que lo ponía como opción, no estaba mal hacerlo.

− ¿Cuál? –Todos observaron a Yunho, quien miraba a Jaejoong como si el otro tuviera de pronto dos cabezas. No entendía por qué tanto drama de su parte.

− ¡Junsu te trajo como su pareja! Él nunca saldría con alguien como tú. –Evitó decir que él estaba comenzando a enamorarse del otro y claramente no era el momento para presentarlo a su familia. Dios, sabía que sus padres amarían a Yunho, pero ahora Junsu lo presentaría como su pareja. ¡No era justo!

Junsu se levantó molesto, dispuesto a defenderse de las tonterías que su hermano mayor decía de él.

− ¿Y por qué no? Yunho-sunbae es un hombre perfecto y sin duda yo podría salir con él. –Changmin se alegró que el más bajo se defendiera. Aunque él no habría utilizado aquellas palabras acerca de Yunho, pero sabía que Junsu tenía mucho para atraer a quien quisiera.

Él mismo podía corroborar aquello.

− ¿Sunbae? ¿Por qué le dices sunbae? –Jaejoong respiraba un poco más agitado.

− Estamos en el club de baile. –Yunho respondió. Quiso acercarse a Jaejoong cuando miró que su respiración ya no era calmada ni dentro de la normal.

− ¿Y a ti te gusta? –No quería escuchar la respuesta pero ya había preguntado. Yunho notó que todos en la habitación lo observaron esperando por sus palabras.

− Junsu es una excelente persona. ¿Quién no lo quisiera? –Yunho sonrió a Junsu, quien se había sonrojado por aquellas palabras, pero Changmin todavía no estaba conforme con aquella respuesta. Jaejoong menos.

− ¿Y qué tal como pareja? –Jaejoong cruzó sus brazos, sin duda enloquecería si Yunho veía a su hermano menor como un buen prospecto para novio.

− Jaejoong… –Yunho se acercó y tomó una de las manos del otro, dándole pequeñas caricias para calmarlo.  – Junsu es un gran chico, un excelente bailarín. He pasado muy buenos momentos en las prácticas gracias a él, pero… –Junsu ya sabía lo que vendría después de ese pero. Siempre sabía.

– Pero no soy su tipo. Así que cálmate. –Junsu volvió a sentarse a un lado de Changmin. Era un tonto por imaginar que alguien como Yunho se fijaría en él. 

– Eres como ese hermano que siempre quise tener. –Yunho notó el desánimo de Junsu, y cuando trató de acercarse a él Jaejoong lo tomó fuerte de la mano, y notó la forma en que Changmin se acercó protectoramente.

– Sí, bueno. Siendo así, que me adopten tus padres, porque mi hermano mayor siempre ha sido un tonto. –Por algo estaban en esa situación. 

– Jaejoong, ¿has visto…? –Suyoung entró sin avisar a la habitación. Se asombró ante la escena de sus dos hermanos, muy cercanos a otros chicos, que nunca dijeron llegarían a la cena. – ¿…a Jun…su? 

El menor se separó rápidamente de Changmin, sabía lo que pasaba por la mente de su hermana y no quería que se tomaran las parejas equivocadas. Había llevado a Yunho, y la noche terminaría con él. Su plan no se estropearía porque al tonto de su hermano mayor le gustara su cita.

– Es hora de cenar. –Junsu tomó a Yunho y lo llevó lejos de aquella habitación, evitando la mirada de su hermana. 

Changmin le dio una mirada sin importancia Jaejoong, y siguió a la pareja. Jaejoong también ignoró a su hermana y se dirigió al comedor. Suyoung soltó un suspiro y se dispuso, también, a ir con su familia.

Junsu se quedó paralizado al mirar a toda su familia, compartiendo alegremente en la sala. Eso, hasta que lo notaron, junto a dos cuerpos más altos que él.

– Junsu, no me avisaste que traerías amigos a la cena. –Su madre con una sonrisa, un poco forzada, se acercó a su hijo más pequeño. – Vaya que siempre hacemos mucha comida.

– Los dos no son sus amigos. –Jaejoong rápidamente tomó a Changmin y lo separó del menor. El tono que tanto odiaba Junsu apareció, siempre presente en la mayoría de sus reuniones familiares. – Él es Changmin.

– Soy Jung Yunho, lamento venir sin invitación. –Yunho hizo una reverencia, la señora Kim se asombró por los modales del otro. Aquel muchacho se veía muy cortés y sin duda era muy educado.

– Está bien, hay lugar para todos. –La mujer tomó a Yunho del brazo y lo guió hacia el comedor.

– Creo que es hora de cenar. –Junsu no pudo evitar reír un poco al escuchar a su padre y siguiendo el camino de su esposa. El menor volteó a ver a Jaejoong y su ego se elevó al mirar el enojo del otro.

Las hermanas se vieron unas a otras ante la extraña vibra entre aquellos dos, mientras Junho no dejaba de ver su celular. Sería una larga noche. 


Casa Kim, 8:30pm

Para asombro de todos, la cena había transcurrido sin mayor problema. Principalmente porque la señora Kim deseaba conocer más a Yunho, aunque sus ya yernos compartían sobre sus logros durante el año. Esa era la primera noche en que podían estar reunidos todos, sin excepción alguna; y Yunho había acaparado toda la atención.

A Changmin le importó poco, había tomado cuanto podía de la comida, incluyendo el plato de Jaejoong. Le sorprendía que los platillos fueran y vinieran de la cocina, y parecía no tener fin. ¡Y comentaban acerca del postre! Amaría quedarse en aquella familia. Junsu disfrutaba de aquel espectáculo, no había logrado colarse a la conversación entre su madre y Yunho, por tal de ver los brillantes ojos de Changmin con cada platillo nuevo a la mesa.

Cuando las conversaciones giraron más allá de Yunho, este notó que Jaejoong no comía nada, con enfado miraba la mesa y le asombró que aquello que le fuera entregado, el chico a su lado se lo quitaba sin preguntar siquiera.

– ¿Has comido algo? –Jaejoong levantó la vista, creyó que no le hablaba a él, pero se sonrojó al darse cuenta de que era todo lo contrario.

– Comí algo antes. –Sonrió sin muchas ganas. No diría frente a todos que por verlo a un lado de su hermanito, todo intento de comer se le había ido.

Aunque el ruido de la mesa misma, y la de los niños, más la música que trataba de dar más ambiente festivo, hacía que su conversación pasara desapercibida del resto. Salvo por dos personas a sus lados.

– De igual forma no deberías dejar que el chico ese te quite toda la comida. –Changmin miró ofendido al mayor. Él no se encontraba robando nada, más bien, hacía un bien ya que el tonto de su sunbae parecía odiar todo lo que tenía frente a él.

– Yo no estoy amenazándolo para que me dé su comida. –Junsu se asombró por aquel tono, sabía que tenía carácter y podía defenderse por sí solo, pero verlo enojado era nuevo para él.

– Está bien, Jaejoong no come mucho, de igual forma. –Trató de calmarlos, no quería que su familia viera un problema entre ellos. 

Y cada uno siguió en lo suyo, viendo el plato que estaba frente a ellos. Yunho se calmó un poco cuando Jaejoong sí comió del postre que sirvieron, al menos tendría algo en su estómago. 

Todos se dirigieron a la sala, dispuestos a cantar y contar experiencias pasadas. Principalmente las fiestas en que los únicos hombres de la familia eran niños todavía, y las travesuras ahora podían ser contadas con risas. Yunho no evitó sonreír ante las ocurrencias de un Jaejoong de cinco años, mientras Changmin gozaba y se carcajeaba al ver las fotos de bebé de Junsu. 

Suyoung entonces supo que aquellas parejas estaban mal formadas, quizá a eso se debía la tensión entre los hermanos. Bueno, si en esa noche no notaban aquello, ella les quitaría la venda de los ojos. 

Más animado, el señor Kim anunció que ya era hora de intercambiar regalos, siendo él el primero en darle uno a su esposa. Todos en la familia murieron de ternura ante la muestra de cariño, aunque por un momento Changmin sintió que le daría alguna enfermedad ante tanta dulzura marital. 

No pudo ignorar la mirada de Junsu, le brillaban y podía asegurar que no se debía a la emoción. El otro deseaba algo así para él. Bueno, algo así de meloso no podría darle. Sus pensamientos se vieron interrumpidos ante el segundo llamado que la señora Kim le dio.

– ¿Perdón?

– ¿Has traído algún regalo para Jaejoong? –La amable mujer volvió a preguntar. Miró a todos en la sala, especialmente a Junsu, quien parecía poco a poco apagarse ante la espera de su respuesta. 

– Ah… yo olvidé empacarlo, así que se lo daré luego. –Brindó una enorme sonrisa falsa. Esperaba no preguntaran por más, y menos cuando Jaejoong lo miró con total molestia. Poco le importaba. 

Junsu pareció iluminarse, más cuando uno de sus sobrinos corrió a darle un regalo. La noche se volvió más cálida con las sonrisas de los niños al entregar sus respectivos regalos, o incluso el de sus padres.

– Está bien si no has traído nada, Yunho. –La señora Kim brindó una enorme sonrisa. Comprendería si decía lo mismo que Changmin. 

– Bueno… en realidad, yo traje un regalo para Junsu. –Se levantó, ante el asombro de todos tomó la caja que había colocado horas atrás bajo el árbol. – Realmente no había conocido a nadie con tanta pasión, y me alegro que estemos en el mismo club. –Se acercó a Junsu, y justo cuando iba a entregarle el regalo, una de las hermanas no evitó soltar un comentario.

– ¿Alguien con pasión? Creo que describes a un Junsu totalmente diferente, el que recuerdo se encierra en su habitación a saber qué cosa hacer. –Varias de las hermanas concordaron con eso. Changmin las miró con enfado, ya estaba enojado con las palabras y el detalle que Yunho hizo. ¿Y ahora esto? Tontos todos.

– Bueno, pueden venir al festival y comprobarlo. –Yunho le brindó un cálido abrazo al menor y le susurró palabras de aliento. Junsu le agradeció e hizo que su humor cambiara un poco. – También tengo algo para Jaejoong.

El silencio que se presentó y las miradas que iban de Jaejoong a Junsu, hicieron un poco sensibles las cosas. 

– No tenías por qué molestarte. –Rápidamente Jaejoong se acercó y así obtener su regalo, pero principalmente ese abrazo que ya le había dado a su hermano. Se veía tan cálido y reconfortante. Él quería sentirlo también.

– Está bien. –Sacó una pequeña caja de su bolsillo y esperó que el otro realmente le gustara su regalo. – Puedes cambiarlo si no te gusta. –Susurró antes de darle un abrazo, uno que hizo que Jaejoong sintiera que tocaba el cielo. Indescriptible.

Changmin no pudo soportar más el ver a Junsu tan decaído. Poco le importaba si Yunho le traía regalos a toda la familia, pero no era ciego para saber que el que su hermano mayor recibiera uno también, le afectaba demasiado. 

– Creo que pudo esperar por entregar dicho regalo. –Yunho miró al dueño de aquella voz. ¿Se encontraba nervioso por su actitud con Jaejoong? 

– Tranquilo, Changmin. Está bien, luego me darás mi regalo. –Jaejoong deseaba que la tensión del lugar se marchara. Todo había salido acorde como había escrito y ensayado con el menor. Pero no eso. No quería que la noche se arruinara.

– Sé que conozco a Jaejoong no hace mucho, pero creo que merece un presente esta noche. –Realmente quería ver el problema en todo eso.

– Bueno, resulta que eso lastima a Junsu.  –Se levantó de su lugar, listo para enfrentarlo cara a cara. 

– ¿Por qué tendría que molestarle? Él y yo-

– Bueno, está bien. No hay problema. –Junsu se levantó rápidamente de su lugar, para impedir que ambos siguieran hablando y arruinaran todo. 

Pero las miradas entre Yunho y Changmin no bajaron de intensidad. Y los hermanos sentían sus corazones salir, más cuando sus padres les otorgaron toda su atención.

Junsu y Jaejoong se vieron directamente a los ojos, asustados. Pero preparados para decir lo que les había hecho que tanto Changmin como Yunho estuvieran aquella noche con ellos en su casa.

– ¡Soy gay!

La casa finalmente se sumió en un total silencio, parecía que incluso alguien se encargó de apagar hasta la música. Junho finalmente había dejado su celular, por unos segundos, pues rápidamente volvió a verlo cuando un nuevo mensaje llegó, para acto seguido salir de la habitación.
Nadie prestó atención por estar atentos a los mayores del lugar. No cuestionaron cuando la hermana más grande tomó a sus hijos y se dirigió al patio trasero; sus hermanas la siguieron, lo más pronto posible, junto a sus esposos e hijos.

Ambos padres cambiaron el gesto en sus rostros, viendo serios a sus hijos y sus acompañantes, que parecían estatuas en su lugar. 

– Siéntense. Todos. –Ordenó el señor Kim. Los cuatro jóvenes se sentaron en el mismo sofá, viendo cómo la pareja se colocaba frente a ellos, de pie.

Junsu se sintió un poco protegido al tener a Changmin a su lado derecho, aunque de su otro lado estuviera su odioso hermano. Jaejoong no tardó ni segundos para recostarse un poco sobre Yunho, el más alto pasó su brazo derecho por la cintura del otro, asombrado por lo estrecha que era.

Los minutos pasaban y no sabían si seguir conteniendo la respiración o empezar a pensar en sus notas finales antes de morir.

– ¿Por qué hicieron esto? –La señora Kim finalmente preguntó, veía a sus dos hijos.

Changmin relajó su cuerpo cuando los hermanos comenzaron a hablar tan rápido que poco se les entendía, más que todo lo que ya Jaejoong le había contado; al parecer ambos pensaban lo mismo del otro.

– ¡Silencio! –Ambos se callaron ante el regaño de su padre. – Creo que su madre se refiere a por qué decidieron hacerlo esta noche. 

– Así es. –La mujer finalmente se sentó, exagerando un poco sus acciones. – ¿Saben que espero todo un año para tenerlos a todos nuevamente reunidos? ¡Claro que lo saben! ¿Y deciden hacer un número tonto a mi gran cena?

– ¡Es culpa de Jaejoong! –Junsu optó por quitarse rápidamente el problema. – Él estaba hablando con un amigo de que se los diría. ¡Él siempre gana su comprensión ante todas las tonterías que hace! –No evitó sonar como un niño, pero quería sacarlo.

– ¡Deja de mentir! –Jaejoong optó por comportarse igual. – ¡Quien empezó todo fuiste tú! me sigo preguntando de dónde sacaste tremenda tontería. –Se cruzó de brazos e hizo un puchero, Yunho no pudo evitar soltar una risita ante tal acto.

Los dos se levantaron para seguir discutiendo, los padres se vieron con rostros incrédulos. ¿Sus hijos ya estaban en sus veintes? Increíble que ni cuando tenían cinco años eran así, y ahora, por el simple hecho de ser el primero en decir que les gustaban los hombres, peleaban peor que nunca. 

– ¡Ya fue suficiente! –La señora Kim se levantó con enojo. Sus hijos volvieron a sentarse, en silencio. – No puedo creer que esto esté pasando. 

– ¿Entonces no les molesta que les gusten los hombres? –Changmin sentía curiosidad por aquellos padres; estaban más molestos por haber alterado la tranquilidad de la fiesta, que el hecho de sus hijos estando con hombres. 

– Siempre lo hemos sabido. –Ambos padres respondieron, sentándose en el sofá, agotados.

– ¿Si? –Jaejoong y Junsu los vieron incrédulos.

– Bueno, resulta que en esta familia todos aman a los hombres. –Su madre respondió sarcástica. – Dejamos de preocuparnos del sexo de su pareja. Nos interesa más que no salgan heridos de esa relación. 

– Así como hemos sido con sus hermanas, seremos con ustedes. –Respaldó su padre. – Yo me pregunto cómo ustedes dos decidieron ser parte de este número. –Señaló a Yunho y Changmin. – ¿Realmente son sus parejas? 

– No. –Junsu confesó con pesar. – Yunho es mi sunbae del club de baile y ya. Y en realidad está enamorado de Jaejoong.

Ambos lo vieron con asombro. Llevaban días conociéndose, querían ir lento y empezar como amigos pero, ¿tanto se notaba? 

– Changmin y yo siquiera hablábamos antes de esto. –Jaejoong también optó por ser sincero. Ya no tenía caso ocultarlo, menos si Yunho creía que algo entre ellos dos podría suceder.


– Sabes que no importa lo que sucedió en la sala hará que te salves, ¿verdad? –Las ocho hermanas veían de Junho a Yoohwan, que había llegado segundos atrás.

Dejaron a sus parejas junto a sus hijos en el jardín, no podían estar fuera de lo que a sus hermanos les dirían. Sí, sería una buena nueva anécdota para contar en los siguientes años; pero claro, Junho parecía encantarle los problemas.

– Ya estoy grande. –Yoohwan odiaba que la familia de su novio no dejara de verlo como un niño. Porque sí, pese a todos esos años y problemas, nunca dejaron de mantener la comunicación y menos de buscar momentos para estar juntos.

– Muy cierto, ya es tiempo de que todos se den cuenta de eso. –Junho abrazó a Yoohwan por la cintura, apegándolo más a él, listo para enfrentarse a sus padres.

– ¿Acaso todos mis hijos se pusieron de acuerdo para arruinar la noche más importante del año? –Su madre había ido a la cocina para conseguir algo para beber y calmarse un poco, no para empeorar su noche. La mujer inhaló tan profundo que sus hijas creyeron que explotaría por mantener tanto aire en su interior. – A la sala, rápido. Ambos.

La pareja no intentó siquiera discutir aquello. Se congelaron un poco al notar las cinco miradas de la sala. Junho comenzó a pensar si realmente fue una buena idea.

– Creo que nuestro error ya está perdonado. –Jaejoong y Junsu se levantaron, arrastrando a Yunho y Changmin.

– Suerte. –Susurró Junsu al pasar a un lado de su gemelo y su pareja. Lo sentía por ellos, pero su hermano los había colocado a él mismo en ese problema. Y pidió a los cielos cuando su madre pasó a su lado sin siquiera verlos.

Ninguno se sorprendió al ver a sus hermanas fingiendo hacer algo en la cocina. Iban a quedarse también, todos ellos eran unos entrometidos en las vidas de los otros; eran familia, después de todo. 

– ¿Ahora dejarán la tensión que tuvieron toda esta noche? –Suyoung se animó a preguntar. Adoraba molestarlos. – Quiero decir, ¿ya estarán con la pareja correcta?

– ¿Qué, parejas? ¿A qué te refieres? –Jaejoong quiso evitar todo nerviosismo cuando se sirvió un poco de la bebida preparada para la cena. Quería alcohol, pero con niños en casa, estaba prohibido. 

– Oh, vamos hermanito... –Iba a agregar algo más, hasta que escuchó los gritos por parte de sus padres. 

– A veces no comprendo a Junho… –Junsu lamentó. ¿Por qué se pondría en esa situación? 

– ¿Qué es lo que sucedió entre ellos, para que sus padres estén así? –Changmin preguntó directamente a Junsu, aprovechando también de colocarse más cerca de él.

– Junho con diecisiete años se atrevió a cortejar al pobre de Yoohwan. –La hermana mayor respondió. 

– ¿No sus padres dijeron que no les importaba si escogían a un hombre o no? –Ahora fue Yunho quien preguntó.

– Bueno, en aquel tiempo Yoohwan tenía tan solo doce años. –Suyoung respondió a su nuevo cuñado. 

Los nuevos integrantes asintieron ante ello. Bueno, entendía ahora perfectamente. 

– Yoochun acaba de mandarme un mensaje preocupado. Yoohwan no le dijo que se iría de casa. –Miró a sus hermanas, Junho tendría por mucho tiempo el regaño de sus padres, sumarle a Yoochun sería enterrarlo para siempre.

– Dile. –Jaejoong ocultó su risa al beber. Quería diversión que no viniera de su parte.

Junsu miró su celular, comprendió a Jaejoong y pensó si estaría bien hacerlo. Optó por hacerle caso, sí, ya recibiría su castigo por ello.

Al cabo de unos minutos, todos salieron a la parte delantera de la casa. Uno de los nietos más grandes arrastró a sus abuelos afuera para que disfrutaran de la nieve que caía en esos momentos.

Changmin no dejó de observar a Junsu, quien miraba como un tonto hacia el cielo, dejando que varios copos cayeran sobre su rostro. Se acercó a él en el momento en que el otro parecía irse cada vez más hacia atrás, logró evitar que el más bajo cayera a la nieve, aunque por lo visto, no se habría enojado para nada.

Yunho por su parte, no se había alejado de Jaejoong. Incluso le ofreció un abrazo para calentarlo un poco, dado que el otro había dejado su abrigo en casa. No le costaba ir por dicho abrigo, pero Jaejoong no desperdiciaría un abrazo de su parte.

Los padres parecían cansados, pero su semblante cambió al notar como de rápido caminaba Yoochun sobre la nieve. Una pena que aquel chico no formara parte de su familia legalmente, siempre lograba hacer entrar en razón a su hijo. Esa noche no sería la excepción. 

– ¡Hoy no te dejaré escapar! –Apuntó a Yoohwan, quien cambió de color al notar a su cuñado. 

Los niños siguieron jugando de un lado a otro, ignorando a los grandes y su diversión por ver aquella pelea. Junsu se acercó a Jaejoong, interrumpiendo aquella cursi escena con su sunbae. 

– Solo quiero decir que me disculpes por todo esto. –Miró hacia el suelo, pocas veces se disculpaba con el otro. No le gustaba hacerlo, tampoco. 

– Está bien. Soy el mayor y debí afrontarte desde un inicio. –Jaejoong todavía una duda. – ¿Pero de dónde sacaste que yo les diría a nuestros padres?

– Una noche te escuché hablando con Heechul sobre que tenías miedo de decirles a nuestros padres, que ya no podías ocultarlo más o algo así. Bueno… asumí que debía ser esto.

– Oh. –Jaejoong recordó. Del único tema que tenía miedo de hablar con sus padres era acerca de dejar de ir a terapia. – En realidad, tengo miedo de decirles que planeo dejar la terapia. –Evitó la mirada de su hermano.

– ¿Qué? Pero, hyung… no debes dejar de ir, creí que tenías un progreso. Te ves mucho mejor que antes, más sano. –Trató de escoger las palabras correctas.

– Linda forma de decir que engordé, gracias. –Bueno, Jaejoong encontraría la forma de darle ese sentido. 

– Lo digo con sinceridad, hyung. –Jaejoong abrazó a su hermano.

– Bueno, al menos sacamos algo bueno de todo esto. –Trató de evadir el tema. Algo que pensaría luego.

– ¿Qué?

– Creo que tendremos pareja para fin de año. –Miró hacia el lugar donde Yunho y Changmin parecían tener una conversación normal, claro, junto a algunas de sus hermanas, pero al menos no peleaban. Y a eso se refería Suyoung, Changmin sentía algo por Junsu, como él quería a Yunho. 

– Habla por ti. –Junsu hizo un puchero, su hermano lo abrazó más fuerte. La autoestima de su hermano siempre era un problema.

– Créeme hermanito. Sé lo que digo. 

Jaejoong prefirió no debatir con su hermano cuando recibió otra negativa. Llevó a ambos hacia aquel grupo que comenzaba a compartir carcajadas y anécdotas. 

Changmin no dudó ni dos veces en arrastrar a Junsu a su lado y abrazarlo, Junsu se sorprendió ante ello y miró a su hermano, quien solo le sonreía mientras volvía a la comodidad que Yunho le ofrecía.

Junsu miró a sus hermanas, ninguna dejó de hablar. Todos parecían estar bien con aquella situación. Era probable que Jaejoong tuviera razón, y finalmente tendría un novio para Año Nuevo.


Un novio para noche buena - parte uno

Título: Un novio para noche buena
Autor: Marysabel
Pareja(s): MinSu, YunJae, HoSu, MinJae
Extensión: One-Shot (dividido en dos partes)
Género: Romance, comedia, navideño
Sinopsis: Tanto Junsu como Jaejoong desean ser el primero en decir sobre su preferencia sexual a sus padres. Pero no lo tienen tan fácil; entre no saber con exactitud si su hermano lo "traicionará" y la forma en que lo dirán, deben conseguir a alguien para que sus padres se convenzan de sus palabras.
N/A: Sí, one-shot porque no pondría 30+ hojas en una sola entrada 👀
Por si desean escuchar mientras leen [1] [2]





14 de diciembre, 6:58pm

− Jaejoong les dirá a nuestros padres que es gay. –Junsu se tiró sobre su cama. Su oreja ya ardía por todo el tiempo que había estado hablando con Yoochun al teléfono.

− ¿Estás preocupado?

− Por supuesto. –Miró hacia su ventana, las luces navideñas le hicieron sonreír por un momento.

− Tranquilo, tus padres son más amorosos de lo que parece.

− ¿Estás loco? Jaejoong no puede decirles a menos que yo lo haga primero. –No entendía por qué su amigo no podía ver su problema.

− ¿De qué estás hablando? –Confusión total en su voz. Quizá Junsu realmente había enloquecido.

− Jaejoong NO puede decirlo antes que yo. –Soltó un suspiro para comenzar su explicación. – Si yo lo digo primero, notarán cuánto me costó decirles, sentirán incluso lástima por mí. Pero si uno lo dice y el otro lo sigue totalmente después, su enfado será enorme.

− ¿Crees que así son tus padres?

− No y no quiero averiguarlo. Yo debo ganarle a ese tonto. Todavía seguimos escuchando reproches del amorío de Junho con Yoohwan. –Maldijo cuando recordó que Yoochun era muy delicado respecto al tema.

− No me recuerdes a tu… hermano. –Contó hasta diez mentalmente para no insultar al otro. 

− Necesito conseguir un novio para la cena.

− ¿Es una propuesta? –El ánimo de Yoochun cambió. Le encantaría fingir ser la pareja de Junsu y así vengarse, un poco, de Junho. Sabía cuánto se adoraban los gemelos.

− No, tonto. Mis padres sospecharían. Además, eres mi mejor amigo. Qué asco.

− ¿Por qué eres tan cruel, Susu~? –Yoochun fingió llanto. – Se supone que una pareja comienza como amigos.

− ¡Pero no nosotros! –Elevó su tono, Yoochun se carcajeó. – No me parece gracioso.

− ¿Qué harás, entonces? 

− Buscaré. –Yoochun volvió a reírse con fuerza. Junsu realmente deseaba colgar el teléfono, pero necesitaba hablar.

− No has tenido pareja todo este tiempo. ¿Qué te hace pensar que en menos de once días tendrás a alguien? –Hubo un pequeño silencio. – En realidad, tienes diez días. El día ya está terminando.

− Si no he tenido a nadie es porque así lo he decidido-

− Lo que todos dicen~

− No sabes a dónde puedo llegar cuando saco mis atributos. –Se dio una victoria. Realmente no había coqueteado con nadie, ¿por qué no ahora?

− Ofrecer tu trasero a cambio de una cena familiar… no me suena a alguien como tú.

− Cállate. –Junsu ya estaba muy molesto. – Bien, colgaré. Ya me hartaste. –Yoochun volvió a reír. Era tan fácil y divertido hacer enojar al otro.

− Descansa, Susu-ah~

Junsu ya no respondió nada y colgó. No había pensado seriamente lo de conseguir una pareja para la cena. ¿Y qué si no conseguía a nadie para entonces? ¿Y si otras personas tenían la costumbre de cenar con su familia?

Esperaba que no. Después de todo, Navidad no era más que otro San Valentín pero con nieve y adornos raros.

Jaejoong sonrió ante la torpeza de su hermanito. Había escuchado su plan gracias a que Junsu no había cerrado su puerta. Y él no pensaba para nada decirles a sus padres sobre sus preferencias, pero ahora no parecía tan mala idea..

No mientras él fuera el primero que lo hiciera..



− No puedo creer que Junsu me traicione de esa manera. –Jaejoong veía a su almuerzo. No se le apetecía nada pero debía ingerir algo. El doctor se lo había ordenado.

− Parecen niños. –Heechul comenzó con su postre.

− Él fue quien comenzó. –Lo miró molesto. Dejó a un lado su comida, ser acusado de algo que no era le quitó todo el apetito.

− Pero él es menor que tú, y el que sigas con su infantil plan significa que también lo eres.

− Nos llevamos dos años nada más. –Volteó su cara, molesto. Para algo tenía a sus amigos, para que le dijeran que él tenía la razón. Geunsuk era más de ese estilo. Ahora extrañaba a su amigo, lástima que había ido de viaje con su familia.

− Y ambos están en la universidad. Ambos están muy viejos para pelear por quién saldrá primero del clóset. –Heechul lo analizó un poco más. – Incluso eso es estúpido.

Jaejoong continuó mirando a las personas que caminaban por el área de restaurantes de la universidad. Junsu era menor que él, y muchas veces más inocente; pero el menor tenía razón en algo: sus padres no les creerían a menos que tuvieran a alguien con ellos.

La filosofía de sus padres era de hasta no ver, no creer.

Incluso fueron así de lejos con sus hermanas mayores. Sus padres estuvieron felices con sus relaciones hasta que supieron que iban a casarse. Quizá era su forma para estar seguros que sus hijos serían felices “para siempre”.

Pero los conocía muy bien, al igual que a Junsu. Él no se ganaría el enojo de sus padres porque el otro había imaginado que saldría en su tan importante y familiar cena de Noche Buena.

Una sonrisa apareció en su rostro cuando miró a un compañero de su club de bádminton. Creía que Junsu le tenía una ventaja por estar planeando cómo decirle a sus padres, pero ahora él tenía la ventaja porque había conseguido al candidato perfecto para fingir ser su novio.

Heechul lo observó con miedo. Su amigo pocas veces tenía esa sonrisa en su rostro, y cuando la observaba sabía que algo malo estaba por venir.

− ¿Qué planeas ahora? –Jaejoong no lo miró para responderle.

− Nada que Junsu no haga en un futuro. –Se levantó de su asiento y corrió a su objetivo antes de perderlo entre tantas personas. − ¡Changmin!

El nombrado giró en busca de la persona que lo buscaba. Maldijo en su interior cuando observó a su superior corriendo hacia él con una gran sonrisa en su rostro. ¿No podía tener un almuerzo en paz ese día?

− Jaejoong-sunbae. –Respondió lo más cordial que pudo. Moría de hambre y ese día una clase comenzaba más temprano que otros días.

− ¿Qué haces, Changmin? –Jaejoong estaba siendo más encantador que de costumbre. Lo cierto era que nunca había hablado con el menor durante las prácticas y menos fuera de ellas.

Changmin no compartía mucho, a decir verdad. Quizá se debía a su carrera, aunque no sabía qué estudiaba; ya tendría tiempo para averiguarlo.

− Espero tener mi almuerzo y terminar rápido. Dentro de poco comienza mi clase. –Su sonrisa decía algo más, esperaba que Jaejoong lo entendiera y dejara ir.

− Oh~ tan gracioso como siempre. –Jaejoong sonrió. − ¿Irás al club hoy? Hay algo que necesito hablar contigo. –Changmin lo miró con extrañeza.

− ¿Sobre el club? –Se hablaba con una o dos personas del club. Y todos ellos estaban de acuerdo que Jaejoong era... peculiar. ¿Será que los habrá escuchado alguna vez? Imposible, no le estaría sonriendo como si le fuera a invitar a ser su amigo o algo parecido.

− Algo así… −Dudó si darle alguna pista pero pensó que eso podría espantarlo. Mientras más se quedaban sin hablar, más se preguntaba si había pensado bien. – De todas formas ¿irás? Prometo que no será nada malo.

− Bien… intentaré ir. –Changmin como pudo miró la hora en su reloj de muñeca, casi hacía malabares con su bandeja de comida y Jaejoong parecía no notarlo. – Si me disculpa, debo irme ya.

Jaejoong iba a despedirse pero el otro se fue sin esperar otra cosa del otro. Y mientras lo veía marcharse notó por qué lo pensó como prospecto para novio: alto, elegante y masculino. Quizá un poco  más delgado, pero nada que no pudiera trabajarse.

Y quién sabe, quizá podrían llegar a ser pareja si coincidían en varios temas. Regresó tranquilo a la mesa que compartía con su amigo Heechul, con cada paso que daba más planeaba su supuesta relación. Porque en su mente, Changmin ya había aceptado.

− ¡Lo odio tanto! ¿No puedo siquiera tener un cumpleaños tranquilo? –Junsu deseó que tanto su hermano como el chico alto con el que lo había visto hablar tuvieran una gran caída.

Era su cumpleaños, deseaba pasarlo en paz y no pensar que tenía una meta que cumplir en esos pocos días. ¡Como lo odiaba! Todavía no podía creer que fuera su hermano mayor y lo estuviera traicionando así.

Yoochun rodó los ojos y guió a su amigo a una mesa para que no terminara arruinando su almuerzo especial (cortesía de la chica de voluntariado de la cafetería que estaba “secretamente” enamorada de su amigo gay). Yoochun rió por su pensamiento, pobre chica.

− Toma. –Le ofreció una caja envuelta en un papel especial y moño. Esperaba que su regalo le calmara un poco los nervios y dejara pasar lo que habían visto. Para él era nada, después de todo Jaejoong hablaba con casi todos los chicos de la universidad.

− ¡Oh, muchas gracias! –Comenzó a abrir su regalo y sus ojos brillaron cuando vio unos lentes de sol, una playera y un par de guantes, todos en color negro. – Eres el único que me conoce tan bien. –Ordenó todo nuevamente y guardó la caja en su mochila. Su regaló sufrió unos pequeños golpes por todo el material que tenía pero ya que Yoochun estaba frente a él y la mesa tapaba su vista de la mochila en el suelo le dio poca importancia.

− Y me duele que no me quieras como tu novio. –Yoochun fingió dolor.

− ¿De qué hablan? −Sekyung, la novia de Yoochun, preguntó mientras se sentaba con ellos. Miró a ambos buscando una buena explicación de lo que acababa de escuchar.

− Junsu necesita una pareja para su cena familiar pero dado su gran historial amoroso, debe fingir una relación. –Yoochun respondió mientras se acercaba a su novia como si nada pasara.

− Y yo le he dicho que sería mala idea. –Recalcó. Sekyung podía ser muy dulce y agradable, pero nadie era feliz al enterarse que alguien podía serte infiel. – Además, yo puedo conseguir a alguien en estos días.

Yoochun no pudo evitar soltar una carcajada. Sus acompañantes de mesa lo miraron con enfado.

− Junsu puede conseguir a alguien si así lo quiere. –Defendió su novia. Ella creía en que cualquiera podía conseguir algo si así se lo proponía.

− ¿Ves? Ahora no he estado con nadie porque no me he dedicado a ello. –Sonrió ampliamente, con orgullo. – Tragarás tus palabras cuando tenga a alguien.

Sekyung lo animó y Yoochun se mostró más escéptico sobre su amigo. Lo quería, demasiado, pero algunas cosas debían ser claras: Junsu no había estado con nadie porque ni siquiera notaba cuando una persona mostraba interés romántico en él.

Algunos lo llamaban inocente en la vida, para él, su amigo era algo… no, era muy tonto respecto a su entorno.


18 de diciembre, 2:01 pm

Junsu se encontraba estirando para comenzar con los ensayos de su club de baile. Había pasado un fin de semana cansado, entre sus trabajos de la universidad y seguir planeando lo que le diría a sus padres lo tenía mentalmente agotado.

Pero todo se trataba de ganarle a su hermano.

Comenzó a darse leves masajes en su cuello por la tensión que se le formó al recordar a, su ahora, rival. Se suponía que debías confiar en tu familia, ellos serían siempre los que te apoyarían sin importar qué. Pero Jaejoong ahora era se comportaba como su enemigo.

Incluso en la cena de la noche anterior estuvo distante y sin hablarle mucho. Para variar le daba miradas que lanzaban cuchillos.

− Hola Junsu. –Su superior del club, llamado Yunho, lo saludó con una enorme sonrisa. – Lamento decirlo tan tarde pero, espero hayas tenido un buen cumpleaños.

− Muchas gracias, Yunho-sunbae. –Junsu sentía admiración por el otro y se alegró mucho al ver que se recordó de su cumpleaños. Eso logró que olvidara todo el mal de sus últimos días.

− ¿Te gustaría ir a comer al terminar las prácticas de hoy? Claro, si no tienes clase después. –Yunho continuó estirando sus músculos. – Dado que el viernes no pude verte…

− ¡Oh, no tiene por qué hacerlo! Su felicitación ya es demasiado. –Sonrió como un tonto. Yunho era muy guapo, amable y tenía una sonrisa que cautivaba a cualquiera.  Tuvo que sacudir un poco su cabeza para enfocarse otra vez.

− No te preocupes. De todo corazón quiero invitarte. –Yunho seguía a la espera de una respuesta. − ¿Entonces?

− Está bien.

Yunho pareció querer decir algo más pero su maestro llegó y comenzó con las prácticas. Junsu maldijo en su interior por no terminar de estirar y dejarse llevar por la presencia de su superior.

Conforme pasaba la clase, los pensamientos de Junsu se fueron más allá de seguir los pasos que debía practicar. De pronto se encontraba en su cena de Noche Buena, con sus padres a la cabeza y sus hermanos alrededor de la mesa. Pero principalmente, Jaejoong frente a él y a su lado a un chico alto y orejón.

Como no había visto el rostro del otro, imaginó un signo de interrogación donde debía ir la cara. ¿Al menos era guapo? Jaejoong parecía ser de los que no salía con alguien que no fuera guapo. Pero no sabía a ciencia cierta cuál era el tipo ideal de su hermano.

Mientras más pensaba en esa cena, más se imaginaba a Yunho a su lado. Si lo pensaba bien, no sería una mala idea. Yunho era perfecto.

Era agradable, educado y totalmente atractivo. Y a él no le desagradaba para nada.

¿Pero sería muy inoportuno pedirle a su superior en su primera salida ellos solos? Yunho realmente era una buena persona, pero a penas y habían hablado más allá de sus prácticas. Quizá pedirle que lo acompañara en una noche importante no sería bueno incluso si estuvieran en su segunda o tercera o cuarta salida juntos.

¿Y si tenía pareja? Era posible, después de todo era alguien muy atractivo. Pensar en eso le entristeció un poco. Había hasta imaginado que su farsa había llegado a más y se convertirían en pareja de verdad. Pero si Yunho ya tenía a alguien en su corazón sería algo imposible.

Por primera vez deseaba un mal a alguien: que Yunho se encontrara solo para navidad. Bueno, era su segundo mal pensamiento. El primero era sin duda que a Jaejoong le fuera mal con el chico orejón.

Su sonrisa malvada alertó a sus compañeros. Como si el que dejara de bailar en medio del salón no había causado que algunos se tropezaran y su maestro le gritara aunque el otro no prestara atención.

− Junsu… ¿te encuentras bien? –Yunho se atrevió a tocarle el hombro para llamar su atención.

− ¿Eh? –Miró a sus compañeros. Algunos lo veían con preocupación, otros con miedo y unos cuantos reían por lo bajo. Miró a su maestro y se preguntó por qué se encontraba tan enojado. ¿Tan mal se ponía al ver a uno de sus mejores estudiantes no seguir los pasos? – Me distraje un momento, no volverá a pasar.

Todos pensaron que distraerse sería una palabra menor por la mirada y actitud que el otro tenía segundos atrás. Ahora se cuidarían de él, no mentían con respecto a que las personas más tranquilas son las más raras y locas del mundo.

Yunho animó a que continuaran la práctica y le sonrió a Junsu para que no se preocupara. Todos en algún momento dejaban volar su mente. Junsu nuevamente pensó en lo encantador que era. Sonrió al pensar en que le encantaría a su madre, sin duda alguna.

Club de bádminton, 3:25pm

Jaejoong miró la hora en su celular, otra vez. Quería tener la cabeza de Changmin colgada en el asta más alto de todo el país y con letras en su frente que dijeran “el idiota más grande del mundo”.

El viernes no se presentó en el club, ni siquiera para disculparse ni nada. ¡Él se atrevió a dejarlo plantado! ¡Nadie lo dejaba plantado! Y para variar, hoy tampoco se había presentado a tiempo. Ya ni sabía por qué seguía esperando en el club, viendo como todos mejoraban sus técnicas.

Una sonrisa macabra apareció en su rostro cuando logró ver a Changmin en la puerta del gimnasio. Changmin se arrepentiría por haberlo dejado plantado y no habría excusa alguna para que le respondiera con un no a su propuesta.

− Te esperé toda la tarde del viernes. –Fue lo primero que dijo al entrar a los vestidores, donde Changmin detuvo todo para cambiarse a su ropa deportiva.

− Lamento tener una vida fuera de aquí. –Rodó los ojos. Estaba teniendo días difíciles y ahora venía su loco superior, al que nunca había cruzado palabra con él antes, y prácticamente lo acusaba de algún falso crimen. – Mire, Jaejoong-sunbae, nosotros no hemos hablado antes, no sé qué se propone o desea con abordarme de la nada y además-

− ¿Te atreves a hablarme así después de lo que me hiciste? –Elevó un poco la voz, no tanta para que nadie más quisiera ingresar a los vestidores, puerta que había cerrado con llave al entrar. Ojalá Changmin no intentara huir… aunque por algo lo hizo. Ninguno se iría sin que él obtuviera lo que deseaba.

− Jaejoong-sunbae, escuche…

− No, tú escucha. –Se acercó a él, determinado y despacio. – Tú no me conoces bien. Si yo quiero puedo hacer que mientras te encuentres en esta universidad tendrás el momento más oscuro de tu vida. Nadie te hablará, parecerá que no existes.

Changmin quería carcajearse. Bueno, eso solo le aseguraba que Jaejoong no lo conocía para nada tampoco. No le constaba que lo que el otro decía fuera cierto, pero de algo sí estaba muy seguro: él para nada tenía relaciones que mantener en esa universidad.

Incluso se lo pensó mucho al unirse al club de bádminton. Ojalá hubiera escuchado las advertencias que escuchó del loco frente a él. Pero ¿qué era lo que quería?

− ¿Qué quieres de mí?

− Nadie quiere perder su vida sociable, ¿cierto? –Sintió tener una victoria. – Necesito que finjas ser mi novio para la cena que mis padres harán para Noche Buena.

− ¿Qué?

− Mi estúpido hermano saldrá del closet esa noche pero yo debo hacerlo primero o mis padres podrían matarme. –Se sentó a un lado de la mochila de Changmin, el menor pensó en huir pero todo parecía una locura. Sacar información siempre era bueno.

− ¿Consumes drogas? –Se sentó a su lado. Era divertido ver otra cara de Jaejoong. Su rostro se veía algo tierno mientras lo veía con las cejas juntas y la forma en que su labio se levantaba cuando hacía un puchero.

− Lo que te digo es cierto. –Soltó un suspiro. Todos siempre estaban asombrados cuando comentaba las costumbres de su familia. – Mis padres creen que la familia es lo primero, incluso en navidad que uno debe pasarlo con su pareja.

− ¿Y eso qué tiene que ver en que tú y tu hermano quieran decir frente a todos sus preferencias? –Se cruzó de brazos. Imaginó la situación y le pareció cómica la forma en que Jaejoong, y su hermano, quedarían en ridículo mientras discutían por ser el primero en decirlo.

Qué importaba lo que esa familia pensara sobre él, no los vería luego de esa cena.

− No sé por qué él cree que yo lo diré ese día. Pero hace unos años pasó algo y mis padres acordaron en que no nos creerían nada hasta que no tuviéramos una pareja oficial. –Lo miró suplicante.

− ¿Por qué yo?

− Eres guapo. –Lo dijo con sinceridad. – Hablas poco y cuando respondes a algo eres atinado y cortante. Me agrada eso, perfecto para una gran familia que le gusta meterse en la vida de otros.

− Ni siquiera sabes si me gustan los hombres.

− No importa si eres gay o bi o si odias al mundo y eres asesino. –Changmin lo miró asombrado. ¿De verdad pensaba así? – Quiero que finjas, no enamorarme de ti. No es por ofenderte pero no eres mi tipo.

− Ni tú el mío. Estás loco. –Bueno, quizá tenían algo en común. Estaba loco por considerar aceptar. Pero él nunca aceptaba sin tener algo a cambio.

− ¿Ves? Es perfecto. –Se levantó. – Ya que está todo acordado…

− ¿Quién dijo que acepté? –Acomodó su maleta, listo a salir en cualquier momento. Sabía que Jaejoong había cerrado la puerta. Se divertiría con lo que le pediría al otro por aceptar.

− ¿No te quedó claro? Arruinaré tu vida universitaria. –Volvió a su mirada amenazante. Changmin sintió ternura por el otro. No tenía idea siquiera.

− ¿Has investigado sobre esa supuesta vida universitaria? –Adoraba ser centímetros más alto que el otro, mirar la forma en que trataba el otro de no intimidarse por su tamaño le parecía encantador. – Busca si quieres, pero te ahorraré un poco de tiempo: no tengo a nadie para que puedas alejarme de ella. En cambio, si tanto deseas que yo acepte, deberás ser mi asistente por dos meses.

− Nadie es tan solitario aquí.

− ¿Seguro? –Se acercó a la puerta y quitó el seguro. Jaejoong se avergonzó porque el menor no se quejó o hizo un escándalo de ello. – Y una cosa más. Después de los dos meses, no quiero que vuelvas a hablarme. Nunca.

Changmin se marchó de los vestidores y el gimnasio. Si Jaejoong estaba muy desesperado lo volvería a buscar. Realmente necesitaba a alguien para 
ordenar su vida estudiantil, le vendría bien ayuda sin paga.

Y si Jaejoong no volvía a buscarlo, se resignaría con dicha ayuda. Después de todo, él no había pedido que el otro le hablara tan familiar y mucho menos quería algo así.

− ¿Eso significa que aceptó? –Jaejoong se quedó algo confundido. Su plan de chantaje se le había girado hacia él.



Seúl, 7:15pm

Junsu había dejado de comer justo después de que Yunho se levantó para atender una llamada. Su superior lo había llevado a un local callejero para cenar; le fascinó saber que el otro tampoco bebía alcohol con regularidad. A él no le gustaba el alcohol, y estar con alguien que pudiera platicar sin necesidad de ello le parecía magnífico.

También se enteró que tenían muchas cosas en común, habían incluso hablado acerca de sus familias y si tenían o no pareja. Le sorprendió mucho enterarse que Yunho se encontraba soltero, después de todo su superior conocía y veía que hablaba con muchas chicas en la universidad.

Quizá estaba de suerte, pero no tanta. En todo el tiempo en que Yunho duró con su llamada, él planeaba futuros escenarios para decirle que fingiera ser su pareja.

− Lamento haber tardado. –Yunho volvió con una sonrisa y una disculpa en su mirada. Observó a su acompañante, que parecía estar en otro lugar que no fuera ese. − ¿Junsu?

− ¿Qué? –La mirada, y atención, del menor volvió al lugar donde se encontraba. Su respiración comenzó a ser más agitada, frotaba sus manos entre sí para darse algo de valor. Yunho lo miró extrañado.

− ¿Pasó algo mientras no estaba? –Miró por todo el lugar, quizá alguien le había robado o amenazado por algo. Debió estar más pendiente del menor.

− ¿Eh? No, nada, es solo que… − ¿Y si le daba la espalda y nunca más lo veía o le volvía a hablar? No. No podía arriesgarse a ello. Pero tampoco quería que su hermano ganara. Maldecía mucho a Jaejoong en ese momento. − ¿Podemos irnos y hablar un poco?

− Sí, por supuesto. –Junsu comenzó a sacar su billetera pero el mayor le detuvo. – Regalo de cumpleaños, ¿recuerdas? –Le sonrió mientras le mostraba su billetera. Se dirigió con la mujer que les atendió y pagó por todo.

Caminaron por un tiempo, apreciando las luces colocadas en los árboles y tiendas por las que pasaban. Junsu regulaba su respiración mientras planeaba cómo decirle a su superior su alocada idea.

− Sunbae… -Detuvo el caminar de ambos. Yunho lo observó, esperaba que pudiera decirle lo que sea que lo preocupara. – Necesito su ayuda. Es algo muy importante pero…

− ¿Pero? –Junsu parecía querer retractarse, pero ya era muy tarde. – No tengas miedo en contarme lo que sucede, Junsu. ¿Alguien te amenazó o te robó algo mientras no estaba? –Junsu frunció el ceño sin comprender.

− ¿Ah? No, para nada… es que no quiero perder su amistad luego de decirle mi problema.

− ¿Te has metido en problemas? –Ahora lo miró más serio. Siempre miró a Junsu como a un hermano menor, a quien cuidar y velar por él. No creía que fuera de las personas que se metieran en problemas serios.

− Al-algo así… −Bajó su mirada, respiró hondo y finalmente volvió a mirarlo a los ojos, soltando todo el valor que había juntado. – Mi estúpido hermano mayor va a salir del clóset justo en la cena de noche buena ¡y yo no puedo permitir eso! Y necesito su ayuda para que finja ser mi pareja esa noche y así hacerlo antes que ese tonto.

Lo soltó muy rápido y por momentos su lengua se trabó. Pero Yunho logró entender lo que le dijo; eso no quitaba que haya comprendido algo.

− ¿Disculpa? –Esperaba haber escuchado bien. Pero, ¿Junsu no habría enloquecido o algo?

− Sabía que diría que no, perdone por meterlo en algo así… −Junsu había comenzado a caminar para alejarse del otro. Sin duda había sido un tonto por creer que el otro aceptaría.

− ¡Espera! –Caminó un poco rápido para alcanzarlo y detenerlo. O aclaraba eso o esa noche se iría con un gran signo de interrogación en su mente. − ¿Puedes explicar qué es lo que tu hermano y tú se traen? Traté, pero no comprendí nada.

− Oh… -Un corto silencio. − ¿Eso significa que acepta? −Lo miró con un brillo en su rostro.

− Explícate, Junsu. –La mirada del mayor lo decía todo. O le explicaba o le explicaba.

− Mis padres tienen la costumbre de hacer una gran cena para noche buena. Siempre quieren que todos sus hijos estén presentes, incluso si tienen pareja y ya tenían algo planeado para esa noche.

− Bien, puedo comprender eso. Pero cómo es que tu hermano…

− Oh, ese idiota… -Junsu interrumpió a su mayor. – Lo escuché hablando por celular con un amigo y dijo que les diría a nuestros padres sus preferencias aunque no tenía a nadie. Así que en eso puedo ganarle.

− ¿Ganarle? –Yunho nunca se imaginó que salir del closet fuera algún tipo de competencia. Y mucho menos entre hermanos.

− Hace unos años otro de mis hermanos hizo una locura y desde entonces nuestros padres son un poco más peculiares respecto a si tenemos pareja o no.

− ¿Y qué se supone que haga? –Yunho seguía sin comprender. Era una total locura. Mayor locura la que hacía al estar aceptando.

− ¿Me ayudará, sunbae? –El mayor asintió y Junsu sentía que obtenía el cielo con ello. − ¡Se lo agradezco demasiado! –Felizmente lo abrazó y dio unos pequeños saltos por su felicidad. – Realmente no tiene que hacer mucho, saludar y ya. ¿No tiene planes para noche buena, verdad? –Su rostro reflejaba miedo en caso el otro sí tuviera algo que hacer para aquella noche que ayudarlo.

− No, Junsu. Salvo estar contigo esa noche. –Yunho rió. Lo máximo que hacía aquella noche era estar un corto tiempo con sus padres para luego regresar a su solitario apartamento.

Junsu deseaba bailar en aquel lugar. No se sentía tan feliz desde que en quinto grado dio su primer beso. Claro, había sido horrible ahora que lo recordaba, pero para entonces creyó que era lo mejor que le podía pasar.

O, y saber que ahora tenía pareja, y una muy buena si tenía que ser sincero, una que le ganaría a quien sea que Jaejoong llevara. Porque siendo honestos, su hermano hablaba con media universidad, pero nunca era algo serio y probablemente se llevaría a cualquiera. Y sus padres no se creerían cualquier tontería.

Yunho era alguien más respetable y serio. Sus padres lo amarían y él amaba saber que tenía una gran ventaja ahora.



19 de diciembre, 12:15pm 

Changmin sonrió al mirar la cantidad de platillos que Jaejoong había ordenado para el almuerzo. Más de la mitad eran para él, claro que sacaría ventaja de que Jaejoong le robara su relajante y flojo descanso de la universidad.

Comenzó a comer mientras veía que el otro hablaba al mismo tiempo que veía unas hojas. ¿Acaso le estaba leyendo lo que habían en ellas? Bueno, de ser así se las pediría para ver si eran algo importante, lo realmente importante ahora era mantener a su estómago y corazón feliz mediante la deliciosa comida que tenía frente a él.

– ¿Me estás escuchando? –Levantó su mirada al notar, al fin, silencio. – No me mintieron al decirme que te fascina comer. –Se cruzó de brazos y lo miró enfadado. Changmin debía aprenderse todo lo que diría y haría durante la cena. Pero no, ahora se encontraba tragándose la mitad de lo que había ordenado.

– ¿Comerás algo? –Habló con la boca llena. Lo que Jaejoong quisiera o dijera en ese momento no importaba ya, moriría feliz por tan deliciosa comida. 

− Comí antes de venir aquí. –A Changmin no le pareció. Jaejoong tenía una mirada de desprecio a la comida, no le tomó importancia. Ese hombre era más que raro ante sus ojos.

– Bien, dame las hojas y lo que sea que tengan escrito me lo aprenderé. –Changmin parecía un poco satisfecho. Quizá se llevaría lo que quedaba, no desperdiciaría nada de lo que otro le invitara. Mucho menos si se trataba de comida.

− ¡Oye! Debes estar más atento, nos queda una semana para la gran noche y no puedes olvidar nada. ¿Entendido? –Changmin rodó los ojos. Se notaba que no lo conocía de nada.

− Bien, se me hace tarde para el trabajo. –Llamó a un camarero para que le diera lo que sobraba para llevar.

− ¿No tienes clase hoy? –Jaejoong comenzó a acomodar su bufanda y abrigo. Afuera hacía demasiado frío y había olvidado llevar sus guantes favoritos que le aclimataban toda la temperatura corporal.

− No. Pero debo seguir trabajando, así que…

– Ah, sí, por supuesto… −Se levantó del lugar, dándole las hojas con el protocolo de su cena familiar.

− Si piensas hacer una próxima reunión, pide alcohol para poder tolerarte más. –Changmin agradeció por la comida y ambos salieron del restaurante.

− ¿Bebes? –A Jaejoong le encantaba beber incluso si era para charlas casuales o con grandes amigos.

− Sí, bastante. Así que si quieres una competencia, no podrás vencerme.

− ¿Es un reto?

− Dime el día y la hora y yo te diré cuándo será tu fin. –Ambos se sonrieron. Quizá tendrían algo en común para al menos llevarse bien y no por chantajes.


Comedor central, Universidad de Seúl, 3:30pm

Jaejoong se encontraba en una de las mesas del comedor, mirando hacia la bandeja de comida que su amigo Heechul le había comprado. Media hora atrás tenía hambre, y cometió el error de comentarlo.

Aunque ya no tenía que estar ahí, su amigo había corrido hacia una clase pero le dijo que no podría levantarse de aquel lugar sin haberse terminado la comida. O al menos, probado un poco. Pero no quería hacerlo, ya no le parecía tan rica a como la foto le mostraba.

− ¿Sientes que romperás tu dieta? –Jaejoong se maravilló por el hombre alto y guapo que ahora se sentaba frente a él con su propia bandeja de comida. – Comer sabroso no está mal aunque sea una vez en la semana.

− Yo no estoy haciendo dieta. –No recordaba haberlo visto antes, y se regañó a sí mismo por no haberlo hecho. Ese hombre era totalmente su estilo para salir, por una noche, pero no quitaba que fuera demasiado guapo como para presumir su relación.

­− Bueno, entonces no entiendo cómo es que ves con odio a la comida. No te ha hecho nada. –Comenzó a comer, su rostro reflejaba que disfrutaba cada bocado que daba. Jaejoong deseó ser igual que él.

− La foto mostraba otra cosa. –Alejó la bandeja. Su estómago parecía protestar por ello pero a la vez le decía que ya no lo quería. Su mente estaba muy de acuerdo en que ya no debía seguir en aquel lugar.

− ¿Sabías que en las fotografías colocan comida de mentira? –Jaejoong miró a aquel hombre. ¿Qué estaba tratando de hacer, era un loco o algo por el estilo? – Lo que trato de decirte es que ni siquiera has probado un bocado. Quizá es más delicioso de lo que la foto mostraba.

− ¿Sería eso posible? –Volvió a ver la comida. No, sería imposible que fuera deliciosa. Conocía a la comida y lo único que quería de él era hacerlo tan grande como una pelota de playa. No, gracias.

− Inténtalo. Siempre tendrás la duda si no lo intentas. –Le acercó la bandeja y le animó a tomar un bocado, un pequeño para empezar.

– ¡Oh Dios mío! –Jaejoong no se contuvo y dio cinco bocados seguidos rápidamente. La comida empezaba a enfriarse pero no evitaba que sintiera lo sabroso y fresco que era todo.

− Oye, tranquilízate. Comer muy rápido puede hacer que te atragantes. –Lo miraba divertido. Hacia unas caras muy cómicas y tiernas con cada bocado.

− Perdona por no creer lo que habías dicho. –Jaejoong comenzó a comer más despacio. – Me llamo Jaejoong.

− Yunho.

− Gracias, Yunho. –Ambos continuaron comiendo y compartían algunas curiosidades de sus vidas.

Jaejoong olvidó todo lo que tenía en su mente aquella tarde. Incluso que tenía una clase después de su comida, pero se repondría en algún momento. Conversar con Yunho le había hecho recordar tantas cosas de su infancia y la tranquilidad que había perdido.

Quería repetirlo, pero por algún motivo no quería parecer apresurado ni desesperado el decirle que volvieran a verse. Por suerte Yunho le había invitado a un café para una próxima vez. El día estaba por verse, pero ya se habían hecho la promesa.

Eso le bastaba a Jaejoong. Por ahora.


Seúl, 4:00pm

Junsu entró a una cafetería, cansado. Necesitaba un buen té luego de su exhausta práctica de baile. Yoochun le había recomendado aquel lugar pues Sekyung lo había llevado y probaron el té más sabroso de toda Corea.

Ojalá fuera cierto, necesitaba un relajante con urgencia. Pero la mirada del chico que se encontraba al otro lado de la barra ya le tenía un mal presentimiento.

− Ya no tenemos más de ese té. –Junsu quería matar a ese trabajador. ¡¿Cómo le decía que ya no había más de lo que tanto necesitaba?!

− Mira… −Leyó el gafete del trabajador. –Changmin. ¿Cómo es posible que ya no tengan más cuando, según me han dicho, son conocidos por ese té?

− Bueno, porque todos esos tontos se lo creen y vienen a pedir más de lo que se tiene en inventario. –Junsu supo que aquella sonrisa y tono ya no era de amabilidad. – Puede escribir su queja en el libro, o puede hablar con mi gerente. Pero a menos que él vaya a traerlo, o lo mande a usted, no veo otra forma de tener su delicioso y relajante té sino hasta mañana.

Sabía que parecería otro tonto más si se quejaba por ello. Además, ¿por qué otra razón tendría aquel muchacho en decirle que no tenían té? Debían vender, no asustar a los clientes. Miró por unos segundos aquel rostro… ¿sería capaz de ahuyentar a los clientes?

− No, está bien. –Frunció el ceño, ¿y ahora qué pediría? El menú parecía tan extenso para tratarse de un simple café. Justo cuando se animó a preguntarle al trabajador, éste se había marchado para atender a más personas. – Tonto. –Murmuró para sí.

− ¿Todo bien por aquí? –Otro trabajador llegó con Junsu, bueno podría conseguir alguna bebida aunque sea.

− Un amigo me recomendó un té de este lugar pero me dijeron que ya no hay. –Miró hacia el lugar donde se encontraba aquel chico alto, ¿será que lo escucharía hasta dónde estaba? No era muy lejos, pero había mucha gente en el lugar.

− Ah, sí. Nuestro té rojo es muy popular en el país. Ya que lo extraemos directamente de China, se nos dificulta un poco más el tener mayores cantidades para complacer a todos nuestros clientes. –Junsu sonrío cuando el trabajador le ofreció la mejor de sus sonrisas. Ahora sí se sentía apreciado por el servicio. – Pero puedo ofrecerte otros productos igual de deliciosos.

− Oh, me parece perfecto. –Volvió a mirar a su alrededor y ya no notó al otro empleado. Se reprendió a sí mismo por estar buscando a ese chico, no tenía por qué estar haciéndolo.

Era guapo, sí. Pero el otro no había hecho ningún movimiento hacia él, así que no tenía por qué buscarlo con la mirada o estar pensando en su tono de voz y porte que mantenía, y lo alto… ¡vaya que sí lo era!

Él era un poco menor de la estatura media, incluso su hermano gemelo era más alto que él y eso por momentos le hería. Pero por algún motivo comenzó a sentirse atraído por chicos más altos que él. Por ello Yunho le atraía.

Un café le fue llevado y se encontraba disfrutando su segundo trago cuando Changmin llegó nuevamente con él.

− Realmente no te das cuenta cuando coquetean contigo, ¿verdad? –Se encontraba limpiando algunas cosas del otro lado, Junsu colocó su taza sobre la barra.

− Oh, te encuentras molesto porque no noté tu coqueteo, ¿es eso? –Junsu esperaba un sí.

− No, pero Yoonji se aburrió cuando no lo notaste. –Señaló con su cabeza hacia el lugar donde el mencionado se encontraba riendo gustoso con otro cliente. Junsu quería sentirse ofendido o dolido, pero no sintió nada.

− Bueno, parece que solo quiere pasar el rato. –Volvió a tomar del café. Al menos le había dejado una muy buena recomendación para pasar el rato. – No es mi estilo, tampoco.

− ¿Acaso tienes un tipo ideal? –Le parecía divertido. Parecía alguien saliendo a penas al mundo real en busca de alguien. Se notaba su inocencia a kilómetros.

− Más alto que yo, sin duda. Cuando necesitas apoyo o consuelo, con solo colocarte sobre su pecho relaja hasta la peor de tus tormentas. –No supo por qué lo dijo hasta que terminó de hacerlo. No tenía que ser honesto con el otro, lo acababa de conocer. Volvió a tomar más de su café y se lo terminó. – Eso me han dicho. ¿Hay más? ¬–Habló tan rápido para hacer como si nada pasara.

Changmin volvió a servirle una taza más. No pudo evitar ver la clase de café que su compañero de trabajo le sirvió. No fue una mala elección, pero Yoonji siempre utilizaba el mismo café cuando quería conquistar a algún cliente.

− Eso no parece una mala idea. –Ambos se miraron por unos segundos. – Es lindo que todavía pienses así de una relación. –Junsu se terminó su taza de un solo trago.

− Bueno, aquí está lo del café. –Sacó los billetes necesarios. –Dejaría propina pero se me fue negado un servicio. –Changmin rió por ello. Era un chico loco, sin duda.

− De igual forma no lo necesito. Tengo muchos clientes que son muy generosos. –Sonrió mientras contaba el dinero y se dirigía a la caja registradora y así extenderle su recibo.

Junsu se quedó en su lugar, quería decirle adiós pero no sabía por qué. Tomó sus cosas y se marchó.

Cuando Changmin levantó la vista, ya solo vio la parte trasera del otro. Pensó en llamarlo, pero sin duda se fijó en cómo la ropa que llevaba resaltaba en su trasero. Quizá sí debió ser más amable con él. Bueno, para tener aunque sea una muy buena noche.

Miró el papel en su mano y soltó una pequeña risa. Guardaría eso por si en algún caso volvía por ello.