Un novio para noche buena - parte dos

Título: Un novio para noche buena
Autor: Marysabel
Pareja(s): MinSu, YunJae, HoSu, MinJae
Extensión: One-Shot (dividido en dos partes)
Género: Romance, comedia, navideño
Sinopsis: Tanto Junsu como Jaejoong desean ser el primero en decir sobre su preferencia sexual a sus padres. Pero no lo tienen tan fácil; entre no saber con exactitud si su hermano lo "traicionará" y la forma en que lo dirán, deben conseguir a alguien para que sus padres se convenzan de sus palabras.
N/ASí, one-shot porque no pondría 30+ hojas en una sola entrada 👀
Por si desean escuchar mientras leen [1] [2]



Parte uno


21 de diciembre, 1:00pm

– Yoochun me contó que ya tienes a alguien para tu cena. –Sekyung le dio otra probada a su pastel. Junsu la había invitado a la cafetería que desde tiempo atrás frecuentaba con su novio. – ¿Junsu? 

– ¿Qué? –Hasta entonces llevó su vista hacia la chica, en lugar de seguir buscando por todo el lugar. 

Después de su encuentro con el chico alto había ido día tras día para volver a verlo. Claro que siempre trataba de pasar desapercibido, pero su sorpresa fue grande que siempre a la hora en que llegaba no lo veía, y no pasaba más de media hora en el lugar, pues no quería parecer sospechoso o que el resto de la clientela lo viera con pena.

Por eso invitó a Sekyung, al menos así tendría una excusa para estar más tiempo.

– ¿Por qué me invitaste? –Lo preguntó por curiosidad, el rostro de Junsu parecía que deseaba decir algo, y mirar para todos lados del lugar no le ayudaba en nada. Lo apreciaba mucho, después de todo Junsu sabía cómo ganarse el corazón de las personas. – ¿Todo está bien? 

– Bueno, verás… –Tomó un poco de su café para así quitarse un poco el nudo que tenía en su garganta. – Hace unos días vine y…

– ¿Coqueteaste con alguien? –Sonrió divertida. Pocas veces Junsu notaba el interés de otros chicos hacia él.

– No… bueno, no lo sé. –Sus hombros bajaron decaídos. Él no diría que coqueteó con Changmin. Incluso él fue quien le dijo que el otro chico del trabajo sí estaba interesado. – Hablé con él, me dijo que un compañero coqueteó conmigo. Pero fue él quien me pareció interesante.

– Oh, interesante. Ya veo. –Se acomodó en su lugar. Podía ayudarlo más que Yoochun, ella al igual que Junsu todavía seguía siendo más romántica que la gente promedio. – ¿Qué sucedió? 

– Nada, realmente. –Se cruzó de brazos, molesto. Quizá Sekyung pensaría que era un tonto por tener una ilusión con alguien que apenas conocía, y que además no había sido nada romántico o muy agradable. – Quería probar el té que Yoochun me recomendó, él dijo que ya no había y luego vino otro pero no noté que coqueteaba y luego se fue y entonces me dijo lo que su compañero realmente quería y…

– ¿Fuiste en busca de ese chico? –Lo miró emocionada, tanto que no dejó que terminara para comenzar a dar su propio final a la historia.

– No. Digo, ese chico no estaba mal pero no era de mi interés. –Junsu se acercó un poco a la mesa y susurró. – ¿Es normal que me sienta atraído a alguien que parece que no le importa nada?

– ¿A qué te refieres? –Habló en el mismo nivel de voz.

– Sí, quiero decir… –Mordió sus labios, nadie sabía a ciencia cierta cómo era su tipo ideal. Se apenaba un poco al hablar de ello. – No me gusta tanto que la gente sea tan dulce con su pareja ¿me explico? –Sekyung negó. – Si Yoochun hace algo romántico por ti te sientes conmovida ¿no? –Asintió. – Bueno, para mí el que alguien que no es muy romántico tenga un detalle lo hace más especial. Porque significa que realmente le importas, y por eso hace cosas que no está acostumbrado.

– ¿Cambiando su forma de ser?

– No. Más bien, que tiene la iniciativa de hacer algo porque sabe que te gustará, aunque para él sea una tontería. –Junsu dirigió su mirada hacia su café, sonriendo. Llámenlo tonto, pero esa era su definición de una relación.

– Si soy sincera, no podré entenderlo hasta no verte en una relación. –Sekyung se terminó su bebida. Junsu soltó un suspiro en resignación. Ojalá eso fuera pronto.

Changmin colocó el último platillo en el carrito de limpieza. Nunca había limpiado tan lento una mesa como ese día, y todo para escuchar lo que esos dos hablaban. Porque notó cuando el de trasero bonito llegó a la cafetería, acompañado de una linda chica, y su mente no solo y le hizo pensar si sería algo más del chico, lo había arrastrado para limpiar una mesa que ya otro compañero se preparaba para arreglar. Pero nunca imaginó escuchar que el otro se sintiera atraído por él, y menos que tuviera pensamientos tan profundos.

Por mucho tiempo siempre escuchó que era una mala persona por ser tan desinteresado y despreocupado de todo. Que no tenía amigos por su mala actitud y que mucho menos tendría a alguien a su lado por la misma razón.

Pero ahí estaba ese chico, a quien conoció por tan solo unos minutos días atrás. Aceptando ya lo poco que veía de él, algo que ni en su familia dejaban de reprocharle. Tocó el bolsillo de su uniforme y sonrió al sentir el papel que todavía guardaba, quizá era momento de entregarlo a su dueño.

Se dirigió por el otro lado de las mesas, dejó el carrito en la cocina porque el lavaplatos se encargaría ya de todo. Con una sonrisa coqueta en su rostro, caminó a paso lento hacia aquella mesa. No tenía muy claro que diría, pero daría una de sus jugadas.

– Oh, estaba esperando que volviera. –Sonrió más amplio cuando el rostro del otro comenzó a tornarse avergonzado. Miró por unos segundos a la chica, pero su mirada inmediatamente volvió con él.

– ¿Ah, sí? ¿Y se puede saber para qué? –Junsu como pudo trató de componerse por la impresión y aquellas palabras. – Hasta donde recuerdo no fuiste muy educado. ¿Ahora me exigirás tu propina? –Tomó de su café para fingir seguridad.

– No, como dije antes, tengo muchos clientes que ya me dejan muy buena propina. –Sin dejar de mirarlo, sacó la factura del bolsillo. – Olvidó esto el otro día.

Junsu miró el papel y lo tomó. Ahora se sentía mal, el otro no había hecho más que cumplir con su trabajo y él diciéndole aquellas palabras.
– Gracias. –Miró a Sekyung, quien le veía con una sonrisa traviesa. Su rostro volvió a sonrojarse. 

– No hay problema. Bien, que disfruten. –Dio una leve reverencia y se marchó. Cuando regresó a la cocina soltó un suspiro. Por Dios, parecía un niño de catorce enfrentándose a la persona que le gusta.

– Parece que le gustas a alguien. –Sekyung terminó con su café mientras Junsu la veía con incredulidad.


– ¿Eso crees? –Junsu quería aferrarse a eso. Finalmente alguien parecía corresponder lo que él sentía. Sekyung hizo un gesto como si eso fuera lo de menos. Pero para él se volvía todo ahora.


23 de diciembre, 4:30pm

Changmin fingía acomodar algunas tazas en el mostrador. No podía dejar de ver hacia la mesa en que Jaejoong y ese hombre, que un día antes estuvo con Junsu. ¿Acaso le hacía la jugada a ambos? Eso parecía, y claro que eso era.

Jaejoong le había dado una sonrisa descarada cuando se dio cuenta que él trabajaba en ese lugar. Poco le importaba lo que hiciera con su vida y con quien lo pasaba. Pero ese tipo había hecho que Junsu se riera sin preocupación casi unas veinticuatro horas atrás.

Bueno, gracias a eso pudo conocer y memorizar el nombre del otro. Ese tipo tenía algo con los nombres que no dejaba de llamarlo a cada momento y en cada anécdota. Trató de calmarse cuando por poco deja caer una taza.

– ¿Estás celoso? –Se sobresaltó al escuchar la voz de Jaejoong. No se fijó en qué momento el mayor se levantó de su asiento y llegó hacia donde él se encontraba.

– ¿Por qué? ¿Por estar con alguien que yo mismo vi que ayer vino y se la pasó igual de bien con otra persona? –Su tono tenía un poco de rabia. Bueno, para cualquier otra persona sería su tono normal.

– Cálmate, recuerda que eres el único para mí. –Su voz se elevó un poco. Changmin lo miró sin comprender. – Recuerda que eres mi novio falso.

– Ah, eso. –Miró hacia la mesa de Jaejoong. – ¿Por qué no lo invitas a él en mi lugar?

– ¿A Yunho? –Jaejoong también echó un vistazo hacia el lugar. – Lo pensé, pero hasta el momento no es nada serio. Además, me dijo que estará ocupado mañana.

– No pierdes el tiempo con saber lo que hará en su vida. –Changmin volvió a su trabajo, divisó al gerente y él no quería ningún problema. Jaejoong le sonreía con suficiencia. Realmente estaba loco por relacionarse con alguien como él.

– Bien, yo vine por una rebanada de pastel de fresa. –Sacó su billetera. – Que sea grande, a Yunho le gusta mucho.

Changmin tuvo la necesidad de rodar sus ojos ante ello. Jaejoong parecía un tonto novio complaciente. Le daba un poco de náuseas. Sirvió el pastel y observó cómo Jaejoong volvía a su mesa y lo meloso que continuó siendo con el otro. Quería matarse en ese momento al ver tanto coqueteo y cursilería entre ellos.

Miró la hora en el reloj de su muñeca. Perfecto, solo debía aguantar por treinta minutos y sería libre de aquella escena.

Ojalá ese no fuera el tiempo que le quedara de vida. 


24 de diciembre, hogar de los Kim, 2:30pm

Junsu se tiró sobre su desarreglada cama. Su mente parecía que explotaría en cualquier momento ¡y todavía era temprano! Quizá debió de levantarse antes, pero claro, las tradiciones de sus padres hicieron que todos en aquella casa se despertaran pasado el mediodía. De niño le parecía divertido, podía soportar hasta medianoche, cuando las cosas en aquella cosa se volvían más picantes al ser tantas personas en un solo lugar.

Se golpeó mentalmente cuando cayó en cuenta que estaba arrugando la mitad de su ropa, pero en lugar de levantarse y mirar lo que utilizaría decidió girarse un poco y mirar por la ventana de su habitación; parecía un día perfecto pero no lo sentía.

Pensó en Yunho y una sonrisa se instaló en su rostro. El mayor era todo un caballero, el día en que fueron a la cafetería para estudiar lo que harían esa noche seguía presente en su mente. Había exagerado un poco sus acciones cada vez que divisaba al chico alto y por momentos perdía lo que Yunho le decía pero el otro pareció no notarlo; o eso esperaba.

Agradecía tanto tener un cuarto propio. Si Junho estuviera con él sin duda alguna ya le habría salido con un sinfín de bromas; agradecía que varias de sus hermanas mayores ya estaban casadas y viviendo una vida feliz fuera del radar de sus padres.

Por ellos es que se encontraba en aquella situación. O quizá estaba siendo muy duro con lo que sus padres podrían decirles esa noche.

Se levantó de un solo salto de su cama. Yunho le prometió llegar a las siete de la noche, todavía tenía tiempo para ello, pero dada su situación actual no sabía si estaría listo a las seis.

Y Jaejoong sin duda estaría tan atractivo como cada vez que iba a la universidad.

Volvió a lamentarse de sí mismo, ésta vez se acercó a su ventana y golpeó su cabeza al sentirse derrotado. Jamás sería tan hermoso como Jaejoong lo era. Abrió lentamente sus ojos y miró hacia la calle, su habitación se encontraba en la parte delantera de la casa, por tanto podía ver quién llegaba a su casa.

Dos de sus hermanas mayores llegaron junto a sus esposos e hijos. Sonrió al saber que la casa tomaría más color y alegría cuando comenzaran a preparar todo para la gran cena; empezando por las deliciosas galletas que haría su madre.

Decidió salir un momento de su habitación y saludar a los recién llegados. Cabe decir que seguía con su pijama y cabello desordenado. Pero no le importaba, después de media noche todos usarían el pijama que sus padres habían encargado para la familia, con el mismo ridículo diseño navideño. Era otra tradición que le gustaba, aunque algunos se quejaran de ello.

– ¿Siguiendo las costumbres todavía, hermanito? –Suyoung fue la primera en acercarse a él y darle un fuerte abrazo. Sus sobrinos pasaron de él y comenzaron a desordenar todo el lugar.

– Bueno, tú más que nadie sabe cómo es vivir aquí. –Su cuñado también le brindó un cálido saludo. 

– ¿Así que éste año ustedes harán el árbol? –Su otra hermana y su familia lo saludaron. Llevaban tanto tiempo que ya incluso había olvidado lo que tenía puesto.

– Los niños pidieron hacerlo, así que sí. Nosotros seremos sus ayudantes. –Suyoung respondió. 

Tener una familia grande tenía muchas ventajas. Y sobre todo si el ambiente se llenaba de amor y diversión cada vez que se reunían. Eso era algo que le fascinaba de que sus padres habían marcado tanto ciertas tradiciones.

Un Junho adormilado bajaba por las escaleras para recibir a su familia. Junsu sabía que su hermano fingía tener sueño, porque escuchó algunas risas al otro lado de la pared. Bueno, era así la mayoría de las noches que se pasaba escribiendo con Yoohwan. Si sus padres, y Yoochun, supieran que seguían en contacto…

Su día comenzó a amargarse cuando Jaejoong se unió con un gran ánimo. Los niños adoraban al tío Jaejoong; no era una competencia, y tampoco es que pasara mucho tiempo con ellos como el mayor lo hacía, pero no dejaba de molestarle un poco que en todo Jaejoong le ganara.

Optó por volver a su habitación y finalmente escoger algo para esa noche.


Jaejoong subió un poco cansado a su habitación. Pasó mucho tiempo jugando y consintiendo a sus sobrinos que casi pierde la noción de la hora y todavía no tenía preparado su vestimenta para esa noche.

Realmente se sentía nervioso por lo que pasaría. En primera, porque todavía no tenía un momento exacto en el cual decir que Changmin “era” su pareja y así toda la familia entendería a lo que se refería. 

Se puso delante de su espejo de cuerpo completo para ver que todo estuviera perfecto o saber si algo le hacía falta. Se sonrió con suficiencia. Estaba igual de perfecto como siempre.

Miró hacia su cama cuando su celular sonó con el tono de un mensaje recién llegado. Pensó en que sería Heechul deseándole una tranquila noche, pero se sorprendió al saber de quién se trataba.

El “estoy afuera” de Changmin le confundió un poco. Era el primer mensaje que compartían desde que intercambiaron números; se sentía extraño. No se podía comparar con la larga cadena de mensajes que él y Yunho tenían.

Bajó hacia la entrada, todavía pensando en qué podría estar haciendo Yunho en aquel momento. Aunque sonrió para sí, con Changmin llegando más temprano sentía que así su familia se podía ir acostumbrando a él antes que al chico que llevaría Junsu.

– Feliz-

– Todavía no es navidad. –Changmin entró sin más. Dio una leve sonrisa al mirar el interior de aquella casa. Si hicieran un concurso al mejor espíritu navideño, sin duda alguna ellos se llevarían el primer lugar. Y su estómago rugió al sentir el aroma de aquellas galletas caseras.

– Claro, no tienes alma. –Jaejoong miró a su alrededor al sentir casi un gran silencio. Se preguntó qué estaría haciendo ahora su familia para no encontrarse en la parte delantera del lugar. – Sígueme.

Prefirió llevarlo a su habitación, tendría más tiempo de poder ensayar su historia con Changmin; no fue tan malo que llegara mucho más temprano de lo que le había citado. Changmin lo siguió sin preguntar nada.

– Dime que podré probar esas galletas luego. –Fue lo primero que Changmin dijo luego de ingresar a la habitación del mayor.

– Mi madre adorará darte todas. –Le indicó que se sentara sobre su cama, y él se sentó en la silla dedicada a su lugar de estudio. 

– ¿Son malas? –Cuando alguien quería darte todo lo que había preparado, nunca era una buena señal.

– No, al contrario. Son las mejores galletas caseras que puedes comer. Adora que las personas se lo digan; cierto… –Jaejoong tomó unas hojas y un lápiz para anotar algo en ellas. –Dile eso cuando te entregue una. Ganaremos puntos.

– ¿Entonces me tendrás cautivo aquí mientras llega la cena? –Se recostó sobre la cama, pensó en que de igual forma así estaría en ese momento pero en su casa. 

– Claro que no, debemos repasar nuestra historia. Ellos querrán saber todo sobre nosotros como pareja. –El rostro de Jaejoong cambió a uno preocupado. Quería que todo fuera perfecto, no quería ni un error. Porque sabía que en algún momento Junsu metería la pata; eso ya sería otra ventaja para él.

– Hasta no conocer a tu familia no podré entender por qué me dejé arrastrar en toda esta estupidez. –Changmin se acomodó. La cama sin duda alguna era perfecta para pasar una buena dosis de sueño, algo que comenzaba a inundar sus ojos en ese momento.


Casa Kim, 6:00pm

Junsu se miró en el espejo, no le parecía nada mal lo que tenía puesto. Quizá ese sería el atuendo definitivo.

Dirigió su mirada un rato hacia su ventana, se acercó un poco más para apreciar el escenario que abajo se presentaba: los hijos de sus vecinos divirtiéndose de una casa a otra. Su corazón casi se sale cuando logra ver a Yunho acercándose cada vez más a su casa ¡y era muy temprano todavía!

Corrió lo más rápido que pudo hacia la puerta principal, todavía no se sentía con el valor de presentarlo ante su familia; es más, ni sabía con exactitud con qué título sería. Si decirle amigo o atreverse y decir que era su novio.

Dios, no, quería más tiempo para ordenar sus pensamientos.

Abrió la puerta con una rapidez y brusquedad que asustó a Yunho. El mayor le sonrió cuando logró salir de su impresión, se notaba que Junsu estaba alterado, ojalá no fuera por la familia. Porque imaginó que el menor había exagerado un poco, pero verlo así le hizo pensar que tendría una noche muy agitada.

– Sunbae… –Trató de regular su respiración. Hasta entonces miró a su alrededor, su casa parecía desolada. Imposible. – Llegó más temprano.

– Sí, perdona por no llamar antes. Pero terminé antes de lo previsto. –Sonrió apenado, miró detrás de Junsu y aunque la casa olía muy bien, parecía que nadie se encontraba en ella. – ¿Todo bien?

– ¿Ah? Sí, sí. Perdona mi mala educación; pase. –Dejó entrar al otro finalmente. Pero sus nervios seguían presente, no quería ni buscaría a su familia en ese momento. Llevaría a Yunho a su habitación, quizá así se calmaría un poco. – Bueno… sígame. 

No se detuvo a analizar la mirada del otro y caminó hacia su habitación. Yunho había observado el gran árbol de navidad que se encontraba en la sala, sin duda mucha gente estuvo involucrada en la decoración, porque habían tantas cosas para siquiera ver algunas ramas. Tomó una caja muy bien empaquetada de la bolsa que llevaba y la colocó junto al resto de regalos.

Siguió a Junsu, apresurando su paso al no verlo por las escaleras. Pero aquella casa estaba tan bien construida para intuir dónde se encontraban las habitaciones. Sonrió un poco nostálgico, también llevaba un regalo para Jaejoong. Ya había pensado en llamarle cuando terminara con Junsu y así entregarle su obsequio ese mismo día.

– Lamento el desorden. –Ambos entraron al lugar. Yunho sonrió, su habitación se veía peor que eso.

– ¿Crees que esto está mal? –Rió. – Ven un día a mi habitación, se llevará el primer lugar. –Junsu sonrió por el gesto del otro. Sin duda su sunbae era alguien muy considerado.

Junsu volvió hacia su espejo y se siguió observando mientras Yunho hacía un espacio en su cama para sentarse en ella. Su ropa ahora no lo convencía tanto.

– Sunbae… –Yunho volvió a prestarle atención.  – ¿Cree que esto me queda bien?

Yunho lo observó por unos largos segundos y luego miró al resto de ropa que el menor tenía por gran parte de su habitación.

– Creo que por la ocasión, esto funcionará mejor. 

Junsu sintió un pequeño salto en su corazón cuando el mayor comenzó a ayudarlo a escoger la mejor vestimenta. No quería ser opacado por Jaejoong, otro año más.


Jaejoong tiró las hojas que estaba leyendo hasta el momento en que notó que Changmin se quedó dormido en su cama. El menor debía estar prestando atención y no durmiendo. ¡Ahora todo saldría mal!

Una enorme sonrisa apareció en su rostro cuando pensó en una forma de despertarlo y así el otro se arrepintiera de haberse dormido.

Con movimientos lentos colocó su cuerpo sobre el otro, acercándose lentamente hacia el oído del otro, le daría una gran sorpresa y se divertía mucho con la situación. Después de todo, no había olvidado que Changmin lo quería como su esclavo durante dos meses. ¿Por qué no divertirse antes?

− ¿Tendremos otra ronda, querido? –Susurró lo más sensual que pudo. Lamió y mordió la oreja cuando Changmin pareció no responder a lo primero.

Y funcionó.

− ¡¿Qué demonios?! –Se levantó tirando el cuerpo del mayor en el proceso. Lo miró enfadado, ya que Jaejoong se retorcía de la risa en el suelo. − ¿Qué sucede contigo? ¿Tan jodida está tu cabeza? –Protestó limpiando su oreja. Se arrepentía tanto estar en aquel lugar en ese momento. – Juro que lo lamentaras los próximos meses.

− Habrá valido la pena. –Jaejoong se levantó y arregló su ropa. Miró la hora en su reloj de pared y notó que pronto sería la hora para la cena. Debían bajar o toda la familia iría a buscarlo y no quería que comenzaran a susurrar lo que posiblemente no hizo con Changmin en su habitación. – Bueno, llegó la hora de cenar.

− Perfecto, me muero de hambre. –Changmin se colocó frente al espejo de Jaejoong para revisar que nada estuviera fuera de lugar con su vestimenta. Quería estar presentable ante su nueva familia falsa. − ¿Y conoces a la pareja de tu hermano? 

− No. Pero sin duda será algún idiota. Si es que consiguió a alguien. –Respondió con tanta seguridad y narcisismo que Changmin se preguntó si su hermano no lo odiaba, y entendería totalmente si lo hacía. 

Ambos se quedaron estáticos en el marco de la puerta al notar a la otra pareja frente a ellos. Changmin quiso reírse en la cara de Jaejoong al reconocer a su cita del día anterior, del cual parecía muy interesado.

− Sí, parece que trajo a un idiota. –Fue lo único que alcanzó a susurrar a su mayor antes de que éste enloqueciera y arrastrara los otros cuerpos a su propia habitación.


Los tres cuerpos se encontraban sentados en la cama de Jaejoong, en silencio y observando el caminar desesperado del mayor, yendo de un lado al otro en su habitación. Parecía estar al punto de enloquecer y es que le parecía que el mundo era tan pequeño. 

¿Cómo era posible que Yunho fuera la pareja de Junsu? No, eso era más que imposible, el otro le habría dicho si se encontraba en una relación con alguien. ¿Cierto? 

− Lamento que Jaejoong sea tu hermano. –Changmin le dijo a Junsu con una leve sonrisa. El más bajo lo observó y se sintió avergonzado por tal gesto.

− Sí, yo también.

− ¿Pueden callarse? ¡¿No ven que tenemos un problema aquí?! –Jaejoong los enfrentó, su cara mostraba lo mal que se encontraba en ese momento. Quería salir corriendo de su casa. Ahora que lo ponía como opción, no estaba mal hacerlo.

− ¿Cuál? –Todos observaron a Yunho, quien miraba a Jaejoong como si el otro tuviera de pronto dos cabezas. No entendía por qué tanto drama de su parte.

− ¡Junsu te trajo como su pareja! Él nunca saldría con alguien como tú. –Evitó decir que él estaba comenzando a enamorarse del otro y claramente no era el momento para presentarlo a su familia. Dios, sabía que sus padres amarían a Yunho, pero ahora Junsu lo presentaría como su pareja. ¡No era justo!

Junsu se levantó molesto, dispuesto a defenderse de las tonterías que su hermano mayor decía de él.

− ¿Y por qué no? Yunho-sunbae es un hombre perfecto y sin duda yo podría salir con él. –Changmin se alegró que el más bajo se defendiera. Aunque él no habría utilizado aquellas palabras acerca de Yunho, pero sabía que Junsu tenía mucho para atraer a quien quisiera.

Él mismo podía corroborar aquello.

− ¿Sunbae? ¿Por qué le dices sunbae? –Jaejoong respiraba un poco más agitado.

− Estamos en el club de baile. –Yunho respondió. Quiso acercarse a Jaejoong cuando miró que su respiración ya no era calmada ni dentro de la normal.

− ¿Y a ti te gusta? –No quería escuchar la respuesta pero ya había preguntado. Yunho notó que todos en la habitación lo observaron esperando por sus palabras.

− Junsu es una excelente persona. ¿Quién no lo quisiera? –Yunho sonrió a Junsu, quien se había sonrojado por aquellas palabras, pero Changmin todavía no estaba conforme con aquella respuesta. Jaejoong menos.

− ¿Y qué tal como pareja? –Jaejoong cruzó sus brazos, sin duda enloquecería si Yunho veía a su hermano menor como un buen prospecto para novio.

− Jaejoong… –Yunho se acercó y tomó una de las manos del otro, dándole pequeñas caricias para calmarlo.  – Junsu es un gran chico, un excelente bailarín. He pasado muy buenos momentos en las prácticas gracias a él, pero… –Junsu ya sabía lo que vendría después de ese pero. Siempre sabía.

– Pero no soy su tipo. Así que cálmate. –Junsu volvió a sentarse a un lado de Changmin. Era un tonto por imaginar que alguien como Yunho se fijaría en él. 

– Eres como ese hermano que siempre quise tener. –Yunho notó el desánimo de Junsu, y cuando trató de acercarse a él Jaejoong lo tomó fuerte de la mano, y notó la forma en que Changmin se acercó protectoramente.

– Sí, bueno. Siendo así, que me adopten tus padres, porque mi hermano mayor siempre ha sido un tonto. –Por algo estaban en esa situación. 

– Jaejoong, ¿has visto…? –Suyoung entró sin avisar a la habitación. Se asombró ante la escena de sus dos hermanos, muy cercanos a otros chicos, que nunca dijeron llegarían a la cena. – ¿…a Jun…su? 

El menor se separó rápidamente de Changmin, sabía lo que pasaba por la mente de su hermana y no quería que se tomaran las parejas equivocadas. Había llevado a Yunho, y la noche terminaría con él. Su plan no se estropearía porque al tonto de su hermano mayor le gustara su cita.

– Es hora de cenar. –Junsu tomó a Yunho y lo llevó lejos de aquella habitación, evitando la mirada de su hermana. 

Changmin le dio una mirada sin importancia Jaejoong, y siguió a la pareja. Jaejoong también ignoró a su hermana y se dirigió al comedor. Suyoung soltó un suspiro y se dispuso, también, a ir con su familia.

Junsu se quedó paralizado al mirar a toda su familia, compartiendo alegremente en la sala. Eso, hasta que lo notaron, junto a dos cuerpos más altos que él.

– Junsu, no me avisaste que traerías amigos a la cena. –Su madre con una sonrisa, un poco forzada, se acercó a su hijo más pequeño. – Vaya que siempre hacemos mucha comida.

– Los dos no son sus amigos. –Jaejoong rápidamente tomó a Changmin y lo separó del menor. El tono que tanto odiaba Junsu apareció, siempre presente en la mayoría de sus reuniones familiares. – Él es Changmin.

– Soy Jung Yunho, lamento venir sin invitación. –Yunho hizo una reverencia, la señora Kim se asombró por los modales del otro. Aquel muchacho se veía muy cortés y sin duda era muy educado.

– Está bien, hay lugar para todos. –La mujer tomó a Yunho del brazo y lo guió hacia el comedor.

– Creo que es hora de cenar. –Junsu no pudo evitar reír un poco al escuchar a su padre y siguiendo el camino de su esposa. El menor volteó a ver a Jaejoong y su ego se elevó al mirar el enojo del otro.

Las hermanas se vieron unas a otras ante la extraña vibra entre aquellos dos, mientras Junho no dejaba de ver su celular. Sería una larga noche. 


Casa Kim, 8:30pm

Para asombro de todos, la cena había transcurrido sin mayor problema. Principalmente porque la señora Kim deseaba conocer más a Yunho, aunque sus ya yernos compartían sobre sus logros durante el año. Esa era la primera noche en que podían estar reunidos todos, sin excepción alguna; y Yunho había acaparado toda la atención.

A Changmin le importó poco, había tomado cuanto podía de la comida, incluyendo el plato de Jaejoong. Le sorprendía que los platillos fueran y vinieran de la cocina, y parecía no tener fin. ¡Y comentaban acerca del postre! Amaría quedarse en aquella familia. Junsu disfrutaba de aquel espectáculo, no había logrado colarse a la conversación entre su madre y Yunho, por tal de ver los brillantes ojos de Changmin con cada platillo nuevo a la mesa.

Cuando las conversaciones giraron más allá de Yunho, este notó que Jaejoong no comía nada, con enfado miraba la mesa y le asombró que aquello que le fuera entregado, el chico a su lado se lo quitaba sin preguntar siquiera.

– ¿Has comido algo? –Jaejoong levantó la vista, creyó que no le hablaba a él, pero se sonrojó al darse cuenta de que era todo lo contrario.

– Comí algo antes. –Sonrió sin muchas ganas. No diría frente a todos que por verlo a un lado de su hermanito, todo intento de comer se le había ido.

Aunque el ruido de la mesa misma, y la de los niños, más la música que trataba de dar más ambiente festivo, hacía que su conversación pasara desapercibida del resto. Salvo por dos personas a sus lados.

– De igual forma no deberías dejar que el chico ese te quite toda la comida. –Changmin miró ofendido al mayor. Él no se encontraba robando nada, más bien, hacía un bien ya que el tonto de su sunbae parecía odiar todo lo que tenía frente a él.

– Yo no estoy amenazándolo para que me dé su comida. –Junsu se asombró por aquel tono, sabía que tenía carácter y podía defenderse por sí solo, pero verlo enojado era nuevo para él.

– Está bien, Jaejoong no come mucho, de igual forma. –Trató de calmarlos, no quería que su familia viera un problema entre ellos. 

Y cada uno siguió en lo suyo, viendo el plato que estaba frente a ellos. Yunho se calmó un poco cuando Jaejoong sí comió del postre que sirvieron, al menos tendría algo en su estómago. 

Todos se dirigieron a la sala, dispuestos a cantar y contar experiencias pasadas. Principalmente las fiestas en que los únicos hombres de la familia eran niños todavía, y las travesuras ahora podían ser contadas con risas. Yunho no evitó sonreír ante las ocurrencias de un Jaejoong de cinco años, mientras Changmin gozaba y se carcajeaba al ver las fotos de bebé de Junsu. 

Suyoung entonces supo que aquellas parejas estaban mal formadas, quizá a eso se debía la tensión entre los hermanos. Bueno, si en esa noche no notaban aquello, ella les quitaría la venda de los ojos. 

Más animado, el señor Kim anunció que ya era hora de intercambiar regalos, siendo él el primero en darle uno a su esposa. Todos en la familia murieron de ternura ante la muestra de cariño, aunque por un momento Changmin sintió que le daría alguna enfermedad ante tanta dulzura marital. 

No pudo ignorar la mirada de Junsu, le brillaban y podía asegurar que no se debía a la emoción. El otro deseaba algo así para él. Bueno, algo así de meloso no podría darle. Sus pensamientos se vieron interrumpidos ante el segundo llamado que la señora Kim le dio.

– ¿Perdón?

– ¿Has traído algún regalo para Jaejoong? –La amable mujer volvió a preguntar. Miró a todos en la sala, especialmente a Junsu, quien parecía poco a poco apagarse ante la espera de su respuesta. 

– Ah… yo olvidé empacarlo, así que se lo daré luego. –Brindó una enorme sonrisa falsa. Esperaba no preguntaran por más, y menos cuando Jaejoong lo miró con total molestia. Poco le importaba. 

Junsu pareció iluminarse, más cuando uno de sus sobrinos corrió a darle un regalo. La noche se volvió más cálida con las sonrisas de los niños al entregar sus respectivos regalos, o incluso el de sus padres.

– Está bien si no has traído nada, Yunho. –La señora Kim brindó una enorme sonrisa. Comprendería si decía lo mismo que Changmin. 

– Bueno… en realidad, yo traje un regalo para Junsu. –Se levantó, ante el asombro de todos tomó la caja que había colocado horas atrás bajo el árbol. – Realmente no había conocido a nadie con tanta pasión, y me alegro que estemos en el mismo club. –Se acercó a Junsu, y justo cuando iba a entregarle el regalo, una de las hermanas no evitó soltar un comentario.

– ¿Alguien con pasión? Creo que describes a un Junsu totalmente diferente, el que recuerdo se encierra en su habitación a saber qué cosa hacer. –Varias de las hermanas concordaron con eso. Changmin las miró con enfado, ya estaba enojado con las palabras y el detalle que Yunho hizo. ¿Y ahora esto? Tontos todos.

– Bueno, pueden venir al festival y comprobarlo. –Yunho le brindó un cálido abrazo al menor y le susurró palabras de aliento. Junsu le agradeció e hizo que su humor cambiara un poco. – También tengo algo para Jaejoong.

El silencio que se presentó y las miradas que iban de Jaejoong a Junsu, hicieron un poco sensibles las cosas. 

– No tenías por qué molestarte. –Rápidamente Jaejoong se acercó y así obtener su regalo, pero principalmente ese abrazo que ya le había dado a su hermano. Se veía tan cálido y reconfortante. Él quería sentirlo también.

– Está bien. –Sacó una pequeña caja de su bolsillo y esperó que el otro realmente le gustara su regalo. – Puedes cambiarlo si no te gusta. –Susurró antes de darle un abrazo, uno que hizo que Jaejoong sintiera que tocaba el cielo. Indescriptible.

Changmin no pudo soportar más el ver a Junsu tan decaído. Poco le importaba si Yunho le traía regalos a toda la familia, pero no era ciego para saber que el que su hermano mayor recibiera uno también, le afectaba demasiado. 

– Creo que pudo esperar por entregar dicho regalo. –Yunho miró al dueño de aquella voz. ¿Se encontraba nervioso por su actitud con Jaejoong? 

– Tranquilo, Changmin. Está bien, luego me darás mi regalo. –Jaejoong deseaba que la tensión del lugar se marchara. Todo había salido acorde como había escrito y ensayado con el menor. Pero no eso. No quería que la noche se arruinara.

– Sé que conozco a Jaejoong no hace mucho, pero creo que merece un presente esta noche. –Realmente quería ver el problema en todo eso.

– Bueno, resulta que eso lastima a Junsu.  –Se levantó de su lugar, listo para enfrentarlo cara a cara. 

– ¿Por qué tendría que molestarle? Él y yo-

– Bueno, está bien. No hay problema. –Junsu se levantó rápidamente de su lugar, para impedir que ambos siguieran hablando y arruinaran todo. 

Pero las miradas entre Yunho y Changmin no bajaron de intensidad. Y los hermanos sentían sus corazones salir, más cuando sus padres les otorgaron toda su atención.

Junsu y Jaejoong se vieron directamente a los ojos, asustados. Pero preparados para decir lo que les había hecho que tanto Changmin como Yunho estuvieran aquella noche con ellos en su casa.

– ¡Soy gay!

La casa finalmente se sumió en un total silencio, parecía que incluso alguien se encargó de apagar hasta la música. Junho finalmente había dejado su celular, por unos segundos, pues rápidamente volvió a verlo cuando un nuevo mensaje llegó, para acto seguido salir de la habitación.
Nadie prestó atención por estar atentos a los mayores del lugar. No cuestionaron cuando la hermana más grande tomó a sus hijos y se dirigió al patio trasero; sus hermanas la siguieron, lo más pronto posible, junto a sus esposos e hijos.

Ambos padres cambiaron el gesto en sus rostros, viendo serios a sus hijos y sus acompañantes, que parecían estatuas en su lugar. 

– Siéntense. Todos. –Ordenó el señor Kim. Los cuatro jóvenes se sentaron en el mismo sofá, viendo cómo la pareja se colocaba frente a ellos, de pie.

Junsu se sintió un poco protegido al tener a Changmin a su lado derecho, aunque de su otro lado estuviera su odioso hermano. Jaejoong no tardó ni segundos para recostarse un poco sobre Yunho, el más alto pasó su brazo derecho por la cintura del otro, asombrado por lo estrecha que era.

Los minutos pasaban y no sabían si seguir conteniendo la respiración o empezar a pensar en sus notas finales antes de morir.

– ¿Por qué hicieron esto? –La señora Kim finalmente preguntó, veía a sus dos hijos.

Changmin relajó su cuerpo cuando los hermanos comenzaron a hablar tan rápido que poco se les entendía, más que todo lo que ya Jaejoong le había contado; al parecer ambos pensaban lo mismo del otro.

– ¡Silencio! –Ambos se callaron ante el regaño de su padre. – Creo que su madre se refiere a por qué decidieron hacerlo esta noche. 

– Así es. –La mujer finalmente se sentó, exagerando un poco sus acciones. – ¿Saben que espero todo un año para tenerlos a todos nuevamente reunidos? ¡Claro que lo saben! ¿Y deciden hacer un número tonto a mi gran cena?

– ¡Es culpa de Jaejoong! –Junsu optó por quitarse rápidamente el problema. – Él estaba hablando con un amigo de que se los diría. ¡Él siempre gana su comprensión ante todas las tonterías que hace! –No evitó sonar como un niño, pero quería sacarlo.

– ¡Deja de mentir! –Jaejoong optó por comportarse igual. – ¡Quien empezó todo fuiste tú! me sigo preguntando de dónde sacaste tremenda tontería. –Se cruzó de brazos e hizo un puchero, Yunho no pudo evitar soltar una risita ante tal acto.

Los dos se levantaron para seguir discutiendo, los padres se vieron con rostros incrédulos. ¿Sus hijos ya estaban en sus veintes? Increíble que ni cuando tenían cinco años eran así, y ahora, por el simple hecho de ser el primero en decir que les gustaban los hombres, peleaban peor que nunca. 

– ¡Ya fue suficiente! –La señora Kim se levantó con enojo. Sus hijos volvieron a sentarse, en silencio. – No puedo creer que esto esté pasando. 

– ¿Entonces no les molesta que les gusten los hombres? –Changmin sentía curiosidad por aquellos padres; estaban más molestos por haber alterado la tranquilidad de la fiesta, que el hecho de sus hijos estando con hombres. 

– Siempre lo hemos sabido. –Ambos padres respondieron, sentándose en el sofá, agotados.

– ¿Si? –Jaejoong y Junsu los vieron incrédulos.

– Bueno, resulta que en esta familia todos aman a los hombres. –Su madre respondió sarcástica. – Dejamos de preocuparnos del sexo de su pareja. Nos interesa más que no salgan heridos de esa relación. 

– Así como hemos sido con sus hermanas, seremos con ustedes. –Respaldó su padre. – Yo me pregunto cómo ustedes dos decidieron ser parte de este número. –Señaló a Yunho y Changmin. – ¿Realmente son sus parejas? 

– No. –Junsu confesó con pesar. – Yunho es mi sunbae del club de baile y ya. Y en realidad está enamorado de Jaejoong.

Ambos lo vieron con asombro. Llevaban días conociéndose, querían ir lento y empezar como amigos pero, ¿tanto se notaba? 

– Changmin y yo siquiera hablábamos antes de esto. –Jaejoong también optó por ser sincero. Ya no tenía caso ocultarlo, menos si Yunho creía que algo entre ellos dos podría suceder.


– Sabes que no importa lo que sucedió en la sala hará que te salves, ¿verdad? –Las ocho hermanas veían de Junho a Yoohwan, que había llegado segundos atrás.

Dejaron a sus parejas junto a sus hijos en el jardín, no podían estar fuera de lo que a sus hermanos les dirían. Sí, sería una buena nueva anécdota para contar en los siguientes años; pero claro, Junho parecía encantarle los problemas.

– Ya estoy grande. –Yoohwan odiaba que la familia de su novio no dejara de verlo como un niño. Porque sí, pese a todos esos años y problemas, nunca dejaron de mantener la comunicación y menos de buscar momentos para estar juntos.

– Muy cierto, ya es tiempo de que todos se den cuenta de eso. –Junho abrazó a Yoohwan por la cintura, apegándolo más a él, listo para enfrentarse a sus padres.

– ¿Acaso todos mis hijos se pusieron de acuerdo para arruinar la noche más importante del año? –Su madre había ido a la cocina para conseguir algo para beber y calmarse un poco, no para empeorar su noche. La mujer inhaló tan profundo que sus hijas creyeron que explotaría por mantener tanto aire en su interior. – A la sala, rápido. Ambos.

La pareja no intentó siquiera discutir aquello. Se congelaron un poco al notar las cinco miradas de la sala. Junho comenzó a pensar si realmente fue una buena idea.

– Creo que nuestro error ya está perdonado. –Jaejoong y Junsu se levantaron, arrastrando a Yunho y Changmin.

– Suerte. –Susurró Junsu al pasar a un lado de su gemelo y su pareja. Lo sentía por ellos, pero su hermano los había colocado a él mismo en ese problema. Y pidió a los cielos cuando su madre pasó a su lado sin siquiera verlos.

Ninguno se sorprendió al ver a sus hermanas fingiendo hacer algo en la cocina. Iban a quedarse también, todos ellos eran unos entrometidos en las vidas de los otros; eran familia, después de todo. 

– ¿Ahora dejarán la tensión que tuvieron toda esta noche? –Suyoung se animó a preguntar. Adoraba molestarlos. – Quiero decir, ¿ya estarán con la pareja correcta?

– ¿Qué, parejas? ¿A qué te refieres? –Jaejoong quiso evitar todo nerviosismo cuando se sirvió un poco de la bebida preparada para la cena. Quería alcohol, pero con niños en casa, estaba prohibido. 

– Oh, vamos hermanito... –Iba a agregar algo más, hasta que escuchó los gritos por parte de sus padres. 

– A veces no comprendo a Junho… –Junsu lamentó. ¿Por qué se pondría en esa situación? 

– ¿Qué es lo que sucedió entre ellos, para que sus padres estén así? –Changmin preguntó directamente a Junsu, aprovechando también de colocarse más cerca de él.

– Junho con diecisiete años se atrevió a cortejar al pobre de Yoohwan. –La hermana mayor respondió. 

– ¿No sus padres dijeron que no les importaba si escogían a un hombre o no? –Ahora fue Yunho quien preguntó.

– Bueno, en aquel tiempo Yoohwan tenía tan solo doce años. –Suyoung respondió a su nuevo cuñado. 

Los nuevos integrantes asintieron ante ello. Bueno, entendía ahora perfectamente. 

– Yoochun acaba de mandarme un mensaje preocupado. Yoohwan no le dijo que se iría de casa. –Miró a sus hermanas, Junho tendría por mucho tiempo el regaño de sus padres, sumarle a Yoochun sería enterrarlo para siempre.

– Dile. –Jaejoong ocultó su risa al beber. Quería diversión que no viniera de su parte.

Junsu miró su celular, comprendió a Jaejoong y pensó si estaría bien hacerlo. Optó por hacerle caso, sí, ya recibiría su castigo por ello.

Al cabo de unos minutos, todos salieron a la parte delantera de la casa. Uno de los nietos más grandes arrastró a sus abuelos afuera para que disfrutaran de la nieve que caía en esos momentos.

Changmin no dejó de observar a Junsu, quien miraba como un tonto hacia el cielo, dejando que varios copos cayeran sobre su rostro. Se acercó a él en el momento en que el otro parecía irse cada vez más hacia atrás, logró evitar que el más bajo cayera a la nieve, aunque por lo visto, no se habría enojado para nada.

Yunho por su parte, no se había alejado de Jaejoong. Incluso le ofreció un abrazo para calentarlo un poco, dado que el otro había dejado su abrigo en casa. No le costaba ir por dicho abrigo, pero Jaejoong no desperdiciaría un abrazo de su parte.

Los padres parecían cansados, pero su semblante cambió al notar como de rápido caminaba Yoochun sobre la nieve. Una pena que aquel chico no formara parte de su familia legalmente, siempre lograba hacer entrar en razón a su hijo. Esa noche no sería la excepción. 

– ¡Hoy no te dejaré escapar! –Apuntó a Yoohwan, quien cambió de color al notar a su cuñado. 

Los niños siguieron jugando de un lado a otro, ignorando a los grandes y su diversión por ver aquella pelea. Junsu se acercó a Jaejoong, interrumpiendo aquella cursi escena con su sunbae. 

– Solo quiero decir que me disculpes por todo esto. –Miró hacia el suelo, pocas veces se disculpaba con el otro. No le gustaba hacerlo, tampoco. 

– Está bien. Soy el mayor y debí afrontarte desde un inicio. –Jaejoong todavía una duda. – ¿Pero de dónde sacaste que yo les diría a nuestros padres?

– Una noche te escuché hablando con Heechul sobre que tenías miedo de decirles a nuestros padres, que ya no podías ocultarlo más o algo así. Bueno… asumí que debía ser esto.

– Oh. –Jaejoong recordó. Del único tema que tenía miedo de hablar con sus padres era acerca de dejar de ir a terapia. – En realidad, tengo miedo de decirles que planeo dejar la terapia. –Evitó la mirada de su hermano.

– ¿Qué? Pero, hyung… no debes dejar de ir, creí que tenías un progreso. Te ves mucho mejor que antes, más sano. –Trató de escoger las palabras correctas.

– Linda forma de decir que engordé, gracias. –Bueno, Jaejoong encontraría la forma de darle ese sentido. 

– Lo digo con sinceridad, hyung. –Jaejoong abrazó a su hermano.

– Bueno, al menos sacamos algo bueno de todo esto. –Trató de evadir el tema. Algo que pensaría luego.

– ¿Qué?

– Creo que tendremos pareja para fin de año. –Miró hacia el lugar donde Yunho y Changmin parecían tener una conversación normal, claro, junto a algunas de sus hermanas, pero al menos no peleaban. Y a eso se refería Suyoung, Changmin sentía algo por Junsu, como él quería a Yunho. 

– Habla por ti. –Junsu hizo un puchero, su hermano lo abrazó más fuerte. La autoestima de su hermano siempre era un problema.

– Créeme hermanito. Sé lo que digo. 

Jaejoong prefirió no debatir con su hermano cuando recibió otra negativa. Llevó a ambos hacia aquel grupo que comenzaba a compartir carcajadas y anécdotas. 

Changmin no dudó ni dos veces en arrastrar a Junsu a su lado y abrazarlo, Junsu se sorprendió ante ello y miró a su hermano, quien solo le sonreía mientras volvía a la comodidad que Yunho le ofrecía.

Junsu miró a sus hermanas, ninguna dejó de hablar. Todos parecían estar bien con aquella situación. Era probable que Jaejoong tuviera razón, y finalmente tendría un novio para Año Nuevo.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¡Gracias por dejar tu comentario!