A pesar de los años - YunJae


- ¿Recuerdas cómo nos conocimos? –se acomodó en su asiento.

- ¿Cómo olvidarlo? –se sonrieron. La vista al océano les traía una enorme paz.

- Éramos tan jóvenes. –Jaejoong soltó un suspiro. Podía recordar sus muy buenos años dorados con su juventud.

- Sigues igual de guapo, Joongie. –Yunho le dejó un beso sobre su mejilla.

- Para ti. Pero ¡mírame! Todo mayor y-

- Lleno de sabiduría –le acariciaba la espalda para calmarlo. Sabía las ideas que su pareja se formaba en su mente. - ¿A quién podrías enamorar a tus sesenta y cinco años? –rió.

- ¡Yunho! –le dio un leve golpe en el hombro del otro.

- Joongie, sabes que tengo razón. –le hace un puchero molesto.

- Y tú a tus sesenta y cinco años haciendo eso –señala molesto el puchero de su pareja. 

- No puedo creer que pese a los años, discutamos por esto –ambos quitaron su enojo y rieron por la situación, recordando por lo que habían vivido.

Ambos se conocieron a la edad de veinte años. Jaejoong había sido acorralado por un grupo de delincuentes que deseaban despojarlo de la mayoría de cosas que portaba en ese momento. Yunho había acudido a ayudarlo, aunque no supiera de quién era Jaejoong; no soportaba ver cómo varios chicos tomaban ventaja de uno solo. 

Ambos lograron salir con nada más que unos rasguños, y unos fuertes regaños por parte de su nuevo trabajo. Los dos iniciaban un nuevo trabajo formal en Seúl, pero no intercambiaron números como para mantenerse en contacto en un futuro.

Lo que nadie sabía, pero descubrieron, era que compartían amigos en común. Yoochun trabajaba con Jaejoong, y así conoció al vecino Junsu, quien a su vez, trabajaba con Yunho. Ambos fueron invitados a la fiesta de cumpleaños de Changmin, un gran amigo de Yoochun y Junsu.

Los cinco compartieron muchas anécdotas, incluyendo la forma en que Yunho y Jaejoong se conocieron, admirando cómo la vida funcionaba para haberlos unido en ese momento. 

Luego de eso, no perdieron el contacto entre cada uno; pese a la carga de trabajo que podrían tener por algunos días. Saber del otro les daba algo de desahogo en su agitada vida. Cuando tenían días libres, decidían salir a pequeños paseos.

Había veces en que iban con sus otros amigos, pero usualmente eran ellos dos. Y fue por esa cercanía, que Jaejoong comenzó a sentir algo más que amistad por Yunho.

Pero para ese entonces, los padres de Yunho le habían prometido con una chica, aunque éste no supiera ni el nombre de la pobre.

Jaejoong había llegado de sorpresa a la casa de Yunho, justo el día en que Yunho y su familia serían presentados a la otra familia. Jaejoong se mantuvo al margen, aunque al regresar a su apartamento rompió en llanto por la rabia y tristeza que sentía, pues Yunho se portó muy cordial con aquella mujer.

Cuando Jaejoong comenzaba a resignarse sobre Yunho, éste le confesó que no deseaba contraer matrimonio con alguien que no amaba. Y que no quería que tres personas vivieran infelices por el resto de sus días.

- ¿Tres personas? –Jaejoong preguntó confundido.

- Sí. Ara, yo… tú –lo miró a los ojos. Jaejoong no podía creer lo que escuchó.

- ¿Y-yo? –tartamudeó mientras se señalaba. Quería confirmación de lo que escuchó.

- No sé cómo te sientes, pero yo no podría vivir en paz sabiendo que te dejé ir –Yunho tomó las manos de Jaejoong, y entrelazó sus dedos con él. – No quiero casarme con Ara, porque te quiero, Jaejoong.

- ¿Me quieres? –volvió a preguntar con la misma incredulidad de antes.

- Parece que hoy se te está complicando lo de entender, ¿no? –dio una leve sonrisa. – Pero sí, Jaejoong. Te quiero demasiado.

Luego de aquel día, tanto Yunho como Jaejoong decidieron enfrentar a sus familias por lo que sentían. No vieron la razón por la cual debían esconder lo que sentían. Pero como lo tenían previsto, no todo fue como les hubiera gustado que fuera.

La familia de Yunho fue la que les dio la espalda ni bien se enteraron. Y lograron que Jaejoong fuera despedido de su trabajo por su relación con el otro. Yunho, en cambio, fue bien recibido por la familia de Jaejoong, quienes eran muy cálidos con el menor.

Fue cuando Yunho se enteró que Jaejoong era adoptado, y que no importara lo que sucediera, sus padres y sus ocho hermanas mayores siempre lo amarían y apoyarían en todo lo que él decidiera hacer en su vida.

Jaejoong regresó a vivir con sus padres luego de ser despedido, pero no fue por mucho tiempo hasta que Yunho le ofreció vivir juntos. Su trabajo de auditor le ayudaría a que ambos vivieran bien. Pero Jaejoong no quería ser un mantenido para el otro; contaba con todas las capacidades físicas y mentales para poder aportar también a ese hogar.

Por lo que comenzó a tomar pequeños trabajos de comerciante. Con el tiempo, lograron juntar dinero para comprar una casa propia, con un espacio donde Jaejoong pudiera colocar un pequeño comercio de lo que más quisiera.

Sus amigos, por otro lado, siempre los apoyaron y ayudaron en todo lo posible. Enterándose que Junsu y Changmin llevaban poco tiempo de estar saliendo, aunque al parecer, no habían profundizado demasiado sobre aquella relación.

- Es una pena que Junsu se haya quedado con aquella mujer –Jaejoong recostó su cabeza sobre el hombro de Yunho, apreciando más de como las olas chocaban con la orilla de la playa.

- Changmin consiguió a alguien para él, también –respondió Yunho, recordando los días en que los cinco se reunían y sin intención alguna, las dos parejas parecían absorberse en sus propios mundos.

- Se amaban… -Jaejoong suspiró. – Pero dejaron que la presión social los separara.

- Hay días que me pregunto, ¿qué sería de mi si no te tuviera a mi lado?

- Hubieras tenido más hijos. –Jaejoong respondió como si nada.

- Por supuesto, si mi esposa hubiera vivido para contarlo.

- La pobre de Boa sigue molesta por la forma en que tratas a Sunhee –dijo divertido.

- No es mi culpa que nos la dejara por un tiempo y yo me haya encariñado demasiado con ella. Así que es todo culpa de ella –Yunho se defendió.

- Sí, pero ahora más que nunca debes controlarte. No olvides que se casará con tu hijo. –Jaejoong le recordó.

- Creo que quieres decir con nuestro hijo –lo codeó. - ¿No crees que esperaron mucho para casarse?

-Demasiado. Pero  yo sé la razón de ello. –Jaejoong se volvió serio. Como si fuera a contar un enorme secreto. Ambos se levantaron de aquella banca para dirigirse a la playa y caminar un poco.

- ¿Qué? –entrelazaron sus brazos para sostenerse el uno al otro.

- Fue por la simple y sencilla razón de que asegurabas que ningún hombre sería lo suficiente para ella –Jaejoong no dejó su rostro serio.

- Yo creo que fue porque no sabían cómo expresar su amor hacia el otro. –Yunho lo acompañó en su seriedad. En días así, le era inevitable no recordar la llegada de su preciado hijo.

Ambos estaban en sus treinta años cuando habían llegado a tocar la puerta de su casa. Cuando respondieron al llamado, se toparon con un pequeño bebé en una caja y con una nota.

“Yunho, es tu hijo. Ya no puedo más.”

Jaejoong había tomado al pequeño en brazos, en lo que Yunho salía de su asombro.

- Quiero que sepas que no me importa, ni una jodida, lo que hiciste. –Caminaba a un lado y otro en la sala para que el pequeño no llorara.

- ¡Yo no hice nada! –Yunho replicó.

- ¡Calla! El pequeño Sun está durmiendo –Jaejoong hizo lindos sonidos para que el bebé no llorara.

- ¿El pequeño Sun? –Yunho lo miró sin entender. – No vamos a cuidar a un niño que sólo fue dejado frente a la puerta de nuestra casa. Más sin saber la razón por la cual se dice que es mío –Yunho comenzaba a molestarse.

- No me importa lo que pasó –Jaejoong respondió igual de molesto. – Pero yo no le daré la espalda a este pobre ser que poca culpa tiene de venir al mundo. Yo no –Jaejoong continuó adormeciendo al bebé.

- Joongie, yo no… -Yunho quiso abrazar a su pareja pero éste no lo permitió. Yunho había tocado un tema muy sensible para el otro.

- Aléjate. –Jaejoong continúo paseando con el bebé en brazos. – Te harás una prueba de ADN, y no me importa lo que los resultados digan, yo me haré cargo del bebé. –Jaejoong caminó a su habitación.

- Lo haré. –Gritó para que lo escuchara sobre la puerta cerrada. 

Yunho soltó un suspiro, tratando de recordar si en algún momento había dado un mal paso que lo llevara a esa situación. Y sabía que el problema no era el niño indefenso que había llegado a su vida; sino, el que Jaejoong realmente pensara que le había engañado en algún momento.

Porque lo notó en sus ojos. Jaejoong ya no podía ocultarle nada pese a sus actitudes, lo conocía como a la palma de su mano. Y Jaejoong estaba dolido, como también enojado.

Recordó la única vez que había salido a beber sin Jaejoong. Yoochun y Changmin lo habían acompañado y sido testigos de cómo una camarera de aquel bar le coqueteaba descaradamente. No había hecho que la mujer se retirara, pues no sabía cómo rechazarla sin dañarla. 

Creyó que el aceptar tomar una copa con ella sería suficiente, pero luego de eso, no supo más de él. Fue una suerte despertar en la cama de su habitación, pero Jaejoong poco le dirigió la palabra esa mañana.

Días más tarde, luego de haber ido a realizarse la prueba de ADN, regresó a aquel bar. Para ver si se encontraría a la camarera. Sea cual sea la situación, la tendría que enfrentar.

- Bienvenido a-

- ¿Es mío? –preguntó ni bien supo que aquella mujer también lo recordaba.

- Yunho… -susurró.

- ¿Es mío? –volvió a preguntar. No quería saber más que eso. Le debía una explicación a Jaejoong si resultaba que era cierto.

- ¿No recuerdas nada? –preguntó altanera, saliendo de su asombro total.

- ¿Qué jodidos pasó esa noche? ¿Qué me hiciste? –exigió.

- No te hagas el inocente, Yunho. Muy bien pudiste negar la bebida que te di. –Colocó sus manos sobre sus caderas, alzando una de sus cejas.

- Sí, lo hice. Pero eso no te dio el derecho de que te propasaras conmigo. 

- ¿Qué quieres? –comenzó a limpiar una mesa del lugar, alejándose del cuerpo del otro.

- Sabes muy bien a qué vengo. ¿Por qué escribiste que ya no lo soportas? –Yunho no podía olvidar el rostro de aquel pequeño bebé cuando abrió la puerta de su casa. - ¿Cómo jodidos sabes dónde vivo?

- Muchas preguntas y yo ya debo volver al trabajo. –Llevó sus manos hacía su cabeza. – Y mi cabeza duele.

- ¡Responde! –se exaltó. Llamó la atención de las pocas personas de aquel bar.

- Lo leíste, ¿no? Me he cansado de mantenerlo. –Lo enfrentó. – He vivido el mes más horrible de mi vida, y pensé que estar embarazada de él era lo peor en esta vida.

- ¿Cómo puedes…? –Yunho quería golpear lo más cercano que tuviera, pero debía controlarse.

- Yo quiero seguir saliendo a fiestas, con hombres. Sin que ningún estúpido niño esté detrás de mí llorando por atención. No sé cómo me dejé persuadir para tenerlo y no abortarlo –resopló.

- ¿Cómo puedes decir eso de tu propio hijo? –la tomó fuertemente del brazo. Si no respiraba en ese momento, la golpearía.

- ¡Me importa muy poco ahora! Yo quiero mi vida de soltera de vuelta, y eras el único que recordaba. –Logró zafarse del agarre de Yunho. – Suspirando y nombrando a una tal Jaejoong mientras estabas todo borracho, ¿quién le pone así a su hija? –habló despectiva. – Han pasado meses, de seguro nunca fueron nada –lo miró altanera.

- Te equivocas –Yunho le sonrió como pocas veces sonreía él. Con odio contenido, con unas enormes ganas de cometer la mayor locura del mundo. – Nosotros vamos a cuidar de ese niño. 

- Me importa poco lo que le suceda a esa carne. –Yunho estuvo a punto de golpearla, pero se detuvo. – Vaya, eres un perfecto hombre ¿no?

- No mejor que tú. –Yunho iba a marcharse, cuando recordó algo primordial. - ¿Tienes los papeles de inscripción de nacimiento?

- Ese niño no ha sido registrado aún. No vale la pena. –Yunho se marchó antes de volverse más loco.
Pero aquella mujer le había hecho algo bueno ese día.

Cuando Yunho ingresó a su casa, un preocupado Jaejoong lo recibió.

- Yunho… -Jaejoong tenía al pequeño bebé en sus brazos. Quien se encontraba dormido.

- ¿Le sucedió algo? –Yunho tomó al bebé en brazos, tratando de ver más allá de lo posible para saber si tenía algún malestar o dolor.

- Los resultados… -Jaejoong le llevó el sobre que había estado sobre la mesa del comedor.

- Léelos, yo ya sé los resultados –le sonrió, mientras luego caminaba con el bebé en brazos para que no despertara. Jaejoong abrió el sobre, sorprendiéndose por lo que dictaban.

- Negativo –dijo casi entre dientes.

- Pero eso no cambiará que no lo cuidemos, ¿no es así? –se acercó a él y le dio un beso en la frente.

- ¡Cómo puedes siquiera dudarlo! –le pegó, suavemente, en el hombro con los sobres. – Pero, ¿cómo vamos a registrarlo? Esa mujer de seguro lo registró y-

- No, esa mujer no hizo nada. Lo registraremos como mi hijo, y tú serás su tutor legal por si en algún momento me sucede algo –le respondió sonriente.

- ¿Por qué tú? –preguntó inflando sus cachetes en señal de protesta.

- Porque debo enmendar mi enorme error –Yunho dejó un pequeño beso en la nariz de Jaejoong.

Luego de ese día, la educación y el bienestar de Sunjae estaban en manos de Jung Yunho y Kim Jaejoong.

- Aquí estaban –un cansado Sunjae había alcanzado a sus padres en la hermosa playa de Jeju. 

- Tu padre quería algo de aire entre tanta gente yendo de un lugar a otro –bromeó Jaejoong. – Lo cierto es que todavía no procesa que te casarás.

- Apuesto que es porque me casaré con Sunhee que todo el movimiento –ambos rieron por lo dicho.

- No, no. ¿Cómo pueden decir eso de mí? Realmente quería algo de aire –Yunho giró su rostro, indignado.

- Por supuesto, señor Jung. –Jaejoong dio un leve empujón a su esposo.

- ¿Jihye ya vino? –Yunho preguntó para cambiar de tema.

- Sí. La tía Jihye acaba de acostar a Haewon y Kwanje no deja de jugar con Hyuna y los demás –su hijo le explicó entre risas.

- Sabía que no dejarían de dar problemas –Jaejoong resaltó. Conocía muy bien a sus sobrinos, por más que los amara demasiado. – Sooyoung también-

- Joongie, se trata de tu hermana –Yunho lo regañó.

- ¿Quién está ayudándolos a alborotar las habitaciones, cariño? –Jaejoong preguntó a su hijo con una tierna sonrisa.

- Tía Sooyoung, papá –respondió divertido. 

- Bien, puede que ahora tengan razón pero –ambos lo miraron incrédulos – muy bien, no hay ningún pero.

- Debemos ir al primer ensayo de la boda. –Sunjae dirigió su mirada hacía el hotel. Todo había sido cortesía de sus tíos Junsu y Junho. 

- A paso lento. Todavía hay cosas que debo superar –Yunho comenzó a caminar más lento de lo normal. Tanto Jaejoong como Sunjae rieron por lo dicho.

- Ni se te ocurra morir o hacer otra locura cuando la verdadera boda se lleve a cabo. – Jaejoong le susurró a su esposo durante el ensayo.

- Si no me escapé durante nuestra boda, no sé qué me hará hacer una locura en la de nuestro hijo –respondió igual. 

Mientras ambos observaban como se llevaba el ensayo, el regresar al día de su boda parecía algo casi mágico. Llevaban unos cuantos años en Estados Unidos, para así legalizar su matrimonio y la paternidad de Sunjae.

- Muy bien, Yunho, es hora de que digas tus votos a Jaejoong -se le indicó a Yunho. Quien muy nervioso sacó un pedazo de papel de entre su bolsa derecha del pantalón.

- Creí que lo había perdido –señaló el resto de la hoja, donde esa mañana había escrito lo que tanto ansiaba decir frente a los presentes. –Tenía escrito algo muy hermoso, pero se arruinó –los invitados rieron. Jaejoong ya no podía aguantar más sus lágrimas.

- ¡Sólo dilo! –Yoochun gritó entre el público, ganando más risas del resto.

- Jaejoong –tomó las manos del otro y entrelazó sus dedos. – Decir que eres mi todo, sería muy poco. Apenas y puedo definir todo lo que significas en mi vida, lo feliz que me haces tenerte a mi lado cada día.

>>  Cada suspiro, cada pensamiento, cada latido que me pertenece, sigue vivo gracias a ti. Eres el pilar que me mantiene día con día, que hace que nunca renuncie a lo que más amo, y que luche siempre por lo que deseo. Siempre supe que el tenerte a ti, sería tener todo en ésta vida. Pero Dios nos bendijo con una familia, y simplemente no puedo estar más completo en mi vida. Si muriera mañana, sabría que me iría muy feliz. Por nunca dejarte solo, por amarte como te lo mereces. Y prometo que será así por lo que nos quede de vida. Te amo.

- Jaejoong, es tu turno.

- ¿Cómo puedo competir contra eso? –dijo Jaejoong entre lágrimas. Ganando nuevamente las risas de los invitados.

- ¡No se puede! –gritó nuevamente Yoochun. Jaejoong dio un largo suspiro.

- Yunho, muchas gracias por salvarme aquella vez, donde no me conocías e incluso así decidiste luchar contra un grupo de delincuentes que nada te hacían. Gracias, por seguir manteniendo contacto conmigo pese a lo extraño que podía llegar a ser en algunas situaciones –limpió las lágrimas que caían de sus ojos y poco le permitían hablar ya.

>> Gracias por todas esas citas divertidas. Y muchas gracias, por amarme. Por nunca rendirte y desfallecer por lo nuestro; siendo algo tan puro, no hubiera soportado el ver cómo te marchabas de mi lado. Aunque lo hubiera superado, no hay nada que me haga más feliz que el tenerte a ti y a Sunjae a mi lado. No puedo más que agradecerle al cielo por darme a alguien tan perfecto que tú para amar en este mundo. Jung Yunho, gracias y… te amo.

Ambos se fundieron en un hermoso y reconfortante abrazo, siendo envueltos por el sonido de los aplausos de sus invitados. 

- Hay algo que olvidé decirte –Yunho comentó mientras bailan una de las tantas canciones lentas que tenían preparadas para esa noche tan especial. 

- ¿Y qué es? –Jaejoong creyó que nuevamente le diría un te amo.

- Que prometo estar siempre a tu lado. Incluso si por asares del destino nos separamos físicamente. Velaré siempre por ti, Kim Jaejoong. –Jaejoong se lanzó a él en un abrazo, ya le era imposible aguantar las lágrimas que no había derramado esa noche.

- Yo también lo prometo –logró susurrar –prometo amarte a pesar de que te vuelvas una gran pasa. 

- Una pasa bailarina –bromeó para quitar un poco las lágrimas de su ahora esposo.

- Una sexy pasa bailarina –concretó Jaejoong.

- Te amo, Jaejoong. Te amaré siempre –Yunho tomó a su esposo, dándole un profundo beso.

1 comentario:

  1. que hermosa historia y se casaron y fueron muy felices con su pequeña familia me encanto
    Gracias

    ResponderBorrar

¡Gracias por dejar tu comentario!