Título: One Way Series 1: Beautiful Love
Autor: Marysabel
Pareja(s): YunJae, y otras.
Extensión: Serial
Género: Romance, Drama, Mafia
Sinopsis:
N/A: ¡Al final sí tenemos One Way! /o/ gracias a quienes comentaron en 'So so' pidiendo que este se realizara. Advierto que acá no hay tanto YunJae, Pero si no quieren perderse en el futuro~ lean, además, es solamente el primer capítulo.
Para quienes preguntaron sobre quién era Kei, les comento. Es mi bias en Lovelyz y es ella:
Es la hermana de Jae por muchas razones. No sólo porque es mi bias LOL. También, ella ha dicho que pareciera muy fría y seria la primera vez, pero al conocerla,, es alguien muy cálido. ¿Les suena? Además, ama a Boa *O* ah~ ... bueno, espero le agarren mucho cariño a ella<3~
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Jaejoong la cuidaba demasiado, y sus padres adoraban que la quisiera tanto. Eran una familia envidiable.
Pero no todo es lo que se aparenta. El padre de Jaejoong había perdido su trabajo, las deudas poco a poco se dejaban ver, y con la poca experiencia que tenía su madre, no pudo conseguir trabajo. Y poco a poco, las comodidades se iban. Jaejoong entendía perfectamente la situación, por ello, decidió cambiarse a una escuela pública, e hizo lo mismo con Jiyeon.
Eso fue de mucha ayuda para sus padres, pero luego venía el gasto de renta, comida, ropa y más. Todos los días, una discusión seguía a otra entre los padres de ambos niños.
Y por ello, Jaejoong tuvo que madurar muy rápido. Para cuidar a su hermanita. Para que ella no saliera lastimada por todo eso, porque aún había cosas que ella no comprendía. No quería que sufriera lo que él tuvo que sufrir.
Pero el día en que su padre se fue, y no volvió más. Supo que ya no habría marcha atrás para lo que viniera. Su madre luchó demasiado para conseguir un trabajo. Y aunque no le pagaran casi nada, logró alimentar a sus hijos por un tiempo considerable.
Jaejoong pensó que con un poco más de paciencia, todo iría para mejor. Comenzó a pasar sus tardes en buscar un trabajo, y dando el doble para no dejar ninguna materia. Ayudaba a Jiyeon en todo lo que podía, así su madre sólo tendría que preocuparse por su trabajo.
Cuando logró conseguir un trabajo, se sintió la mejor persona del mundo, pues su madre le agradeció con lágrimas en los ojos el dinero extra que llevaba a casa. Y se decía a si mismo que con los años, todo iría para mejor.
Pero no fue así.
Un día, unos hombres llegaron preguntando por su padre. No tenían para nada un buen aspecto. Su cara de matones y sus malos modales, hicieron que tomara a su hermana y corriera a esconderla. Pero justo cuando iba a volver y enfrentar a esos hombres, escuchó unos disparos.
Corrió hacia la sala, y se maravilló cuando miró a su padre, y a unos cuantos centímetros de él, uno de los dos hombres estaba tirado en el piso, con sangre rodeándolo. Dirigió su mirada hacia su madre, y esta se encontraba totalmente asustada y asombrada.
Y cuando iba por ella y llevársela de ahí, el otro hombre le disparo a ella. Dejándola como el otro hombre. Su padre perdió la cordura, y comenzó a disparar hacia todo y todos. Jaejoong, por suerte, tuvo tiempo de esconderse y salir vivo de ahí.
No supo cuánto tiempo se mantuvo escondido, ni que fue lo que sucedió después de ver a su padre volviéndose loco. Pero de pronto, un policía se encontraba frente a él, tendiéndole la mano. Ofreciéndole sacarlo de esa locura que era su vida.
-Yunho, esta chica se encontraba escondida en uno de los armarios. –un policía llamó al que en ese momento se encontraba frente a Jaejoong. Cuando Jaejoong escuchó la mención de una chica, volvió en sí.
-¡Déjenla! –corrió hacia su hermana, y la abrazó fuertemente, Jiyeon se encontraba llorando en los brazos de su hermano, y él, soportando todo dolor.
-Debemos sacarlos de aquí. –aquel policía volvió a hablar, de nombre Yunho. Jaejoong cerró sus ojos, no quería ver nada más en ese día. Y si era posible, en lo que quedaba de su vida.
Lograron sacar a Jaejoong y Jiyeon de la que era su casa. Por el momento, irían a una casa para niños. Después de todo, Jaejoong sólo tenía catorce años, y Jiyeon nueve.
Yunho miró con lamento a los dos chicos, y luego dirigió su vista hacia el hombre mayor.
-Se harán las investigaciones correspondientes para aclarar lo que sucedió aquí. –habló el otro policía. –Lleva los niños a su casa temporal. –le ordenó a Yunho. Después de todo, Yunho aún era un policía en entrenamiento, y debía obedecer todas las ordenes que se le dieran.
*Beautiful Love *
Años más tarde…
Jiyeon salió de aquella cafetería con la sonrisa más grande que podía dar. Su hermano la estaba esperando, y cuando lo vio, corrió a darle el abrazo más fuerte de toda su vida. Jaejoong sin duda quería saber a qué venía tanta felicidad.
-Fuiste sólo por un café, y pareciera que te hubieran dado la mejor noticia de todas. Y para variar, sin mi pastel. –Jaejoong bromeó con lo último, pero no había duda que lo que decía era cierto.
-¡Me dieron el trabajo! –volvió a abrazarlo, esta vez, Jaejoong no se encontraba tan feliz.
-¿Estabas buscando un trabajo? –Jiyeon sabía que vendría un regaño digno de un padre, pero no importaba. Al fin podría sentir que sí ayudaba a su hermano.
-Sí... bueno. Ya no puedes decirme algo para que lo deje. Porque si te obedezco, ya no tendrán buen aspecto de mí. –se cruzó de brazos victoriosa. Pero sabía que su hermano no le pediría algo así.
-Porque eres alguien que me obedece siempre. –respondió el con sarcasmo. Aun mirándola reprobatoriamente.
-Vamos~ sabes que este dinero no nos vendrá para nada mal. Además de que… -bajó el tono de su voz. –Me gustaría que ya no estuvieras con esos chicos. –Jaejoong la miró atentamente.
Él tampoco quería estar con ellos, pero se sustentaban del dinero que provenía de ahí. El vender drogas no era nada bueno. Pero teniendo que sobrevivir sólo ellos dos, y pagar sus estudios, casa, comida y demás, no fue muy fácil para Jaejoong.
Y al no obtener trabajo y por desesperación, aceptó.
Aunque no todo era tan malo, había logrado acercarse a uno de los chicos, Changmin. Aunque este no hablara demasiado, sabía que no le incomodaba tenerlo cerca. Pues en más de una ocasión, habían salido juntos y con Jiyeon.
Sabía que tenía a una gran persona a su lado, y que pasara lo que pasara en ese mundo, podría contar con él.
-Vamos. Volvamos a casa y te prepararé algo para comer y así celebrar. –Jiyeon lo abrazó totalmente emocionada. Sin duda, su hermano era el mejor de todos.
Al regresar a su humilde casa, se toparon con Changmin en la entrada. Jaejoong lo invitó a que entrara, tan animado como siempre que no estuviera rodeado de matones, alcohólicos y demás.
-Conseguí un trabajo. –Jiyeon le comentó a Changmin cuando los tres ya se encontraban en la mesa, comiendo. Changmin le brindó una mirada atenta.
-No es relacionado con el trabajo que tu hermano y yo hacemos, ¿cierto? –Jaejoong dio una leve sonrisa. Él más que nadie no quería que su hermanita se introdujera en todo eso.
-No. Lo mío es sano. Trabajaré de camarera en una cafetería. –continuó con su comida y Changmin asintió en aprobación.
-Ustedes deberían dejar todo eso. Ambos son muy buenas personas, ¿por qué malgastarlo en vender drogas y estar involucrados con personas que en cualquier momento los matarán? –Jiyeon imaginó un mundo sin Jaejoong, y le asustó demasiado.
Changmin de alguna forma había comenzado a ser parte muy importante para ella, pero no sabía qué pasaría si Jaejoong ya no estuviera.
-Mejor come, Jiyeon. –sentenció Jaejoong. Él también había comenzado a pensar en lo que pasaría si cometía algún error.
* Beautiful Love *
Meses más tarde, Jiyeon se encontraba feliz trabajando en aquella cafetería. Su hermano nunca había ido a ver cómo le estaba yendo, pero lo comprendía. Era posible que algunas personas supieran a lo que se dedicaba, y aunque no dijeran algo, lo que menos que quería Jaejoong, es que pensaran que Jiyeon estaba involucrada.
Jiyeon se dispuso a limpiar una mesa luego de haber entregado una cuenta en otra mesa. Ese día había estado muy calmado, y las propinas que le brindaron fueron muy buenas. De pronto escuchó unas voces y algunos gritos de algunas personas, y cuando iba a voltear a ver lo que sucedía, una mano la tomó fuertemente del brazo y le obligo a verle.
-¿Eres Kim Jiyeon? –habló entre dientes. Jiyeon le miró de pies a cabeza, y sin duda, no tenía buen aspecto. Su ropa era en su mayoría negra, su cabello estaba desarreglado y tenía unos pendientes en sus orejas. Sin dejar pasar aquel diente de oro que se dejó ver por un poco tiempo.
Jaejoong le había dicho que por su trabajo, ella tenía que estar más atenta a lo que la rodeaba. También le había enseñado a cómo defenderse y a utilizar armas. Pero Jaejoong prefería que nunca tuviera alguna, salvo armas que pudieran pasar desapercibidas.
Pero aquellas pequeñas armas se encontraban en su bolso ahora, y su bolso en el pequeño casillero de trabajadores.
-¡Responde! –gritó el hombre y apretó más su agarre. El rostro de Jiyeon se deformó más por el dolor. El otro tipo sólo miraba a su alrededor, y Jiyeon supuso que era por la policía.
-S-sí… -llevó su mano libre hacia el agarre, era tan fuerte, que ya ni sentías fuerzas para luchar o hacer algo contra él.
-Tu hermano nos debe algo. Y supongo que tú sí nos puedes pagar por ello. –Jiyeon se asustó por ello.
¿Jaejoong debía algo? Jaejoong nunca debía nada. Era el primero en preocuparse de que todas las cuentas estuvieran cabales, porque sabía que en cualquier momento lo buscarían. Y si a él no lo encontraban…
-Mientes… -sacó fuerzas de dónde no supo, y golpeó al hombre en su parte intima.
Él retrocedió, dejándola libre de una vez. Cuando cayó al suelo, su compañero fue con él y rápidamente dirigió su vista a Jiyeon. Sacó una pistola de su abrigo y apuntó a Jiyeon con ella.
-Si tu hermano no llega mañana con el dinero. Ambos morirán. ¡Y me encargaré de matarte aquí mismo! –Jiyeon se quedó sin habla. El hombre ayudó a su compañero a levantarse y así marcharse de ahí.
Cuando volvió en sí, giró a su alrededor. La cafetería estaba hecha un desastre. Lentamente se acercó a la caja registradora, donde su jefa se encontraba.
-Lo siento. –dio varias reverencias. Pero sabía que por más que hiciera, no iba a pagar todo lo dañado.
-Estás despedida. Y retírate en este mismo instante. –la mujer extendió su mano, esperando el delantal con el logo de la cafetería. –Y cómo comprenderás, tu sueldo ayudará a pagar un poco todo este desastre.
Jiyeon asintió, entregó su implementó y luego de otra disculpa, fue por sus cosas.
No se sentía mal por perder su trabajo, o que la señora no le diera ni un centavo. Pero sí por su hermano. ¿De verdad debería dinero? ¿Por qué no sabía nada? Siempre le contaba todo. Y se sintió mal por lo que pasaba. Ese trabajo sólo era un pase para que Jaejoong saliera de todos esos problemas.
Cuando salió de aquel lugar, caminó sin prisa. Jaejoong quizá estaba en algún lugar con Changmin en ese momento. Cuando entró a su casa, se asombró al verlos sentados frente a la mesa, y ellos tampoco ocultaron su sorpresa al verla.
-¿Te dieron el día libre? –Jaejoong preguntó. Su rostro se veía preocupado, y Jiyeon pensó que quizá era cierto lo que sucedía.
-Sí. Al igual que el día de mañana, y el que le sigue… -respondió con una sonrisa. No quería decirle a su hermano que había sido despedida, y mucho menos, el por qué.
-¿Y eso? ¿Tan rápido te dieron tus vacaciones? –Jaejoong le ayudó a acomodar sus cosas y a quitarle el abrigo que llevaba. Jiyeon se lamentó por esos momentos que Jaejoong no comprendía ciertas cosas.
-La despidieron, Jaejoong. –Changmin habló como si nada. Jiyeon bajó el rostro, apenada.
-¿Por qué? –y ahí estaba el tono serio de su hermano.
-Dejé caer cosas. Fue algo insignificante pero esa señora no soporta imperfecciones. –sentía sus ojos arder, pero decidió brindar una media sonrisa.
-¿Imperfecciones? ¿Así fue como te llamó? –Jaejoong se encontraba enojado. Nadie haría de menos a su hermanita. Nunca.
-Cálmate, Jaejoong. Ya fue, no se puede hacer nada. –lo tomó del brazo y Jaejoong pareció tranquilizarse.
-Mejor sigamos con nuestro asunto. –sugirió Changmin. Jaejoong volvió a la mesa y miró los papeles que estaban frente a él.
-¿Pasa algo? –Jiyeon quería averiguar si todo era cierto.
-Sólo es una misión. Debemos ver todos los por menores. –respondió Changmin. Pocas veces lo hacía, pero Jaejoong no parecía muy hablador ese día.
-¿Pasa algo más, Jaejoong? –Jiyeon lo miró directamente, y Changmin también levantó su vista para hacerlo.
-Es… no es nada. Tiene que ver con esto. No te preocupes. –no le miró en ningún momento. Ni a Changmin.
-Debería escucharlo. –recomendó Changmin.
-¿Qué cosa?
-¿Estás loco? ¡No le haría eso! –Jaejoong se levantó furioso. Jiyeon miró a Changmin en su lugar.
-¿Qué pasa? ¿De qué hablan? –volvió a preguntar. Changmin la miró.
-Necesitamos a alguien con un cuerpo no tan desarrollado para adentrarse en algunos lugares. Y Jaejoong es un poco más grande de lo estipulado. –Jiyeon pareció comprender.
-Alguien como yo… -susurró. Y Jaejoong golpeó la mesa.
-¡Nunca! –la miró furioso, pero Jiyeon estaba decidida.
-Lo haré. –Jaejoong se sorprendió. Pero su enojo se incrementó más. Changmin no dijo nada.
-¡No lo harás! ¿Escuchaste? Debes estar lo más alejada posible de esto.
-Ahora estoy despedida. No me sucederá nada, estarás conmigo, ¿no? –Jaejoong cerró sus ojos, pensando y analizando todo.
-Sólo por momentos. Todo lo cerca que estarás de él, será al escuchar su voz. –Changmin la miraba tranquilo. Cómo si le estuviera dando indicaciones de lo que debía traer del supermercado.
-No hables cómo si yo ya hubiera dado mi autorización para que lo haga. –Jaejoong habló frustrado.
-Tú no debes autorizarlo. Es el jefe. –y con esto, todo se silenció. Jiyeon miraba a ambos hombres como en un partido de tenis, hasta que se animó a hablar.
-¿Quién es el jefe? –miró a Changmin, sabía que encontraría respuesta con él.
-Kwan Chungho. Él decide quien entra y sale de su equipo. Aunque si sales, será por estar muerto. –fue Jaejoong quien respondió, dejándose llevar por recuerdos.
-Quiero hacerlo, Jaejoong. –los hermanos se vieron. Se decían tanto con sólo mirarse a los ojos.
-Estaremos para ella, Jaejoong. –respaldó Changmin. Jiyeon asintió, aunque no separaban sus miradas aún.
-También me has enseñado cómo defenderme. No soy tan indefensa a como me veo. –rió nerviosamente.
-Incluso tú te ves débil. –bromeó Changmin, brindándoles una carcajada, dejándolos sorprendidos a ambos.
-Pero será sólo esta vez. –Jaejoong volvió a hablar.
Luego de eso. No se habló más que de las estrategias y consejos a utilizar. Y a los pocos días, Jiyeon fue presentada ante Chungho. Jaejoong se encontraba muy nervioso, sabía que el hombre no le negaría entrar, más al saber que era su hermana. Pero eso también podría traer problemas a futuro, siempre quería lo mejor para ella.
-¿Usarán a esta chica para los planes? ¿No iba ser Jaejoong quien entraría? –Chungho parecía algo molesto, pero no dejó de observar a Jiyeon en ningún momento, y Jaejoong quería matarlo en ese momento.
-Jaejoong pasaba de las medidas establecidas, Señor. –habló Changmin, mirando a la nada, como siempre.
-Debes de saber ciertas cosas antes de entrar, querida. –Chungho se acercó a Jiyeon, y le acarició el cabello. Jiyeon moría de miedo, pero era muy buena ocultando lo que sentía. –Si deseas salir de esto, será en una caja, sin vida.
-Lo entiendo. –logró responder. Chungho sonrió ante su valentía.
-Me recuerdas un poco a alguien… -entrecerró los ojos para mirarla mejor. Según él.
-Es mi hermana, Señor. –Chungho miró a Jaejoong cuando este habló. Volvió su vista a Jiyeon y entonces recordó.
-¡Son los hijos del estúpido de Kim Daehyun! –rió con tanto gozo, que Jaejoong y Jiyeon se miraron por unos segundos. Ambos reflejaban odio. –Ese maldito hombre se fue de aquí debiéndome dinero. Pero todos saben que nadie se va lejos de Kwan Chungho sin pagar.
Los otros hombres del lugar rieron, por complacer a su jefe.
-¿Señor? –Changmin se atrevió a hablar nuevamente, cuando Chungho ya se había calmado y simplemente apreciaba a Jiyeon. Aunque nunca lo admitiría, aquella chica también era como una hermanita para él. Y no es como si le agradara Chungho, menos para ella.
-Bien. Eres bienvenida. Y ya que tu hermano está en todo esto, él te enseñará todo lo que se debe hacer. Pero sobre todo… –se acercó más a ella y le susurró en el oído. –Todo aquello que no debe mencionarse.
Jaejoong iba a golpearlo, pero Changmin lo detuvo. Y luego de pocos segundos, se alejó de ella.
-Seré bueno contigo, porque aún te ves muy pequeña. Pero haz algo que me enoje, y verás tu castigo. –sentenció Chungho, alejándose del cuerpo de Jiyeon.
-Sí, señor. –Chungho dio la orden de que ellos podían irse. Y obedecieron sin dudarlo.
-¿Qué fue lo que te susurró? –Jaejoong rápidamente fue con su hermana. Quería asegurarse de que su hermana no tendría que hacer… cosas más desagradables.
-Que serás tú quien me enseñe todo aquello que no debe decirse. –luego de eso, se produjo un gran silencio. Tanto, que caminaron así hasta su casa.
Changmin decidió dejarlos a medio camino. Él tenía cosas que hacer, y no los implicaba a ellos dos.
-Descansa. Mañana será un largo día. –besó la frente de su hermana, y comenzó a caminar hacia su habitación.
-Jaejoong… -este regresó su vista hacia dónde la voz estaba.
-¿Si?
-Te quiero. –le brindó una gran sonrisa. Sabía cómo se encontraba su hermano, por lo que quería calmarlo.
-Yo también te quiero, mucho. Ahora, ve a descansar. –Jiyeon asintió, y se encerró en su habitación.
Desde ese día, su vida ya no sería la misma de antes. Aunque gran parte de su corazón quería que volviera a ser la tranquila que era cuando tan sólo eran unos niños. Jiyeon no recordaba mucho de su infancia, pero de lo poco que sí, estaba la alegría de sus padres.
Pero nunca olvidaría el día en que su madre había muerto. Y estaba más que claro que Jaejoong tampoco. Ahora sólo se tenían el uno al otro. Y debían dar todo de sí para que nada ni nadie los separara.
Pese a los caminos que habían escogido. Pero al menos, ahora estarían juntos, sin el temor de que el otro esté bien o no. No era el trabajo más sano en el mundo, pero estarían juntos. Y mientras ambos se vieran y supieran que se encontraban bien. Nada más importaría.
Su vida ahora sólo sería de ellos dos. Cuidando el uno del otro. Solamente Kim Jaejoong y Kim Jiyeon.
Autor: Marysabel
Pareja(s): YunJae, y otras.
Extensión: Serial
Género: Romance, Drama, Mafia
Sinopsis:
N/A: ¡Al final sí tenemos One Way! /o/ gracias a quienes comentaron en 'So so' pidiendo que este se realizara. Advierto que acá no hay tanto YunJae, Pero si no quieren perderse en el futuro~ lean, además, es solamente el primer capítulo.
Para quienes preguntaron sobre quién era Kei, les comento. Es mi bias en Lovelyz y es ella:
Es la hermana de Jae por muchas razones. No sólo porque es mi bias LOL. También, ella ha dicho que pareciera muy fría y seria la primera vez, pero al conocerla,, es alguien muy cálido. ¿Les suena? Además, ama a Boa *O* ah~ ... bueno, espero le agarren mucho cariño a ella<3~
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Jaejoong
recordaba cuan feliz era su familia. A pesar de haber sido muy pequeño cuando
su familia llegó al mundo, a su mundo, aún recordaba todo.
Tenía
tan sólo cinco años de edad cuando Kim Jiyeon, su adorada hermanita, nació. Sus
padres se encontraban muy felices, y él también (aunque en un inicio se
encontraba celoso), los primeros cinco años de vida de aquella niña, fueron muy
felices.
Jaejoong la cuidaba demasiado, y sus padres adoraban que la quisiera tanto. Eran una familia envidiable.
Pero no todo es lo que se aparenta. El padre de Jaejoong había perdido su trabajo, las deudas poco a poco se dejaban ver, y con la poca experiencia que tenía su madre, no pudo conseguir trabajo. Y poco a poco, las comodidades se iban. Jaejoong entendía perfectamente la situación, por ello, decidió cambiarse a una escuela pública, e hizo lo mismo con Jiyeon.
Eso fue de mucha ayuda para sus padres, pero luego venía el gasto de renta, comida, ropa y más. Todos los días, una discusión seguía a otra entre los padres de ambos niños.
Y por ello, Jaejoong tuvo que madurar muy rápido. Para cuidar a su hermanita. Para que ella no saliera lastimada por todo eso, porque aún había cosas que ella no comprendía. No quería que sufriera lo que él tuvo que sufrir.
Pero el día en que su padre se fue, y no volvió más. Supo que ya no habría marcha atrás para lo que viniera. Su madre luchó demasiado para conseguir un trabajo. Y aunque no le pagaran casi nada, logró alimentar a sus hijos por un tiempo considerable.
Jaejoong pensó que con un poco más de paciencia, todo iría para mejor. Comenzó a pasar sus tardes en buscar un trabajo, y dando el doble para no dejar ninguna materia. Ayudaba a Jiyeon en todo lo que podía, así su madre sólo tendría que preocuparse por su trabajo.
Cuando logró conseguir un trabajo, se sintió la mejor persona del mundo, pues su madre le agradeció con lágrimas en los ojos el dinero extra que llevaba a casa. Y se decía a si mismo que con los años, todo iría para mejor.
Pero no fue así.
Un día, unos hombres llegaron preguntando por su padre. No tenían para nada un buen aspecto. Su cara de matones y sus malos modales, hicieron que tomara a su hermana y corriera a esconderla. Pero justo cuando iba a volver y enfrentar a esos hombres, escuchó unos disparos.
Corrió hacia la sala, y se maravilló cuando miró a su padre, y a unos cuantos centímetros de él, uno de los dos hombres estaba tirado en el piso, con sangre rodeándolo. Dirigió su mirada hacia su madre, y esta se encontraba totalmente asustada y asombrada.
Y cuando iba por ella y llevársela de ahí, el otro hombre le disparo a ella. Dejándola como el otro hombre. Su padre perdió la cordura, y comenzó a disparar hacia todo y todos. Jaejoong, por suerte, tuvo tiempo de esconderse y salir vivo de ahí.
No supo cuánto tiempo se mantuvo escondido, ni que fue lo que sucedió después de ver a su padre volviéndose loco. Pero de pronto, un policía se encontraba frente a él, tendiéndole la mano. Ofreciéndole sacarlo de esa locura que era su vida.
-Yunho, esta chica se encontraba escondida en uno de los armarios. –un policía llamó al que en ese momento se encontraba frente a Jaejoong. Cuando Jaejoong escuchó la mención de una chica, volvió en sí.
-¡Déjenla! –corrió hacia su hermana, y la abrazó fuertemente, Jiyeon se encontraba llorando en los brazos de su hermano, y él, soportando todo dolor.
-Debemos sacarlos de aquí. –aquel policía volvió a hablar, de nombre Yunho. Jaejoong cerró sus ojos, no quería ver nada más en ese día. Y si era posible, en lo que quedaba de su vida.
Lograron sacar a Jaejoong y Jiyeon de la que era su casa. Por el momento, irían a una casa para niños. Después de todo, Jaejoong sólo tenía catorce años, y Jiyeon nueve.
Yunho miró con lamento a los dos chicos, y luego dirigió su vista hacia el hombre mayor.
-Se harán las investigaciones correspondientes para aclarar lo que sucedió aquí. –habló el otro policía. –Lleva los niños a su casa temporal. –le ordenó a Yunho. Después de todo, Yunho aún era un policía en entrenamiento, y debía obedecer todas las ordenes que se le dieran.
*Beautiful Love *
Años más tarde…
Jiyeon salió de aquella cafetería con la sonrisa más grande que podía dar. Su hermano la estaba esperando, y cuando lo vio, corrió a darle el abrazo más fuerte de toda su vida. Jaejoong sin duda quería saber a qué venía tanta felicidad.
-Fuiste sólo por un café, y pareciera que te hubieran dado la mejor noticia de todas. Y para variar, sin mi pastel. –Jaejoong bromeó con lo último, pero no había duda que lo que decía era cierto.
-¡Me dieron el trabajo! –volvió a abrazarlo, esta vez, Jaejoong no se encontraba tan feliz.
-¿Estabas buscando un trabajo? –Jiyeon sabía que vendría un regaño digno de un padre, pero no importaba. Al fin podría sentir que sí ayudaba a su hermano.
-Sí... bueno. Ya no puedes decirme algo para que lo deje. Porque si te obedezco, ya no tendrán buen aspecto de mí. –se cruzó de brazos victoriosa. Pero sabía que su hermano no le pediría algo así.
-Porque eres alguien que me obedece siempre. –respondió el con sarcasmo. Aun mirándola reprobatoriamente.
-Vamos~ sabes que este dinero no nos vendrá para nada mal. Además de que… -bajó el tono de su voz. –Me gustaría que ya no estuvieras con esos chicos. –Jaejoong la miró atentamente.
Él tampoco quería estar con ellos, pero se sustentaban del dinero que provenía de ahí. El vender drogas no era nada bueno. Pero teniendo que sobrevivir sólo ellos dos, y pagar sus estudios, casa, comida y demás, no fue muy fácil para Jaejoong.
Y al no obtener trabajo y por desesperación, aceptó.
Aunque no todo era tan malo, había logrado acercarse a uno de los chicos, Changmin. Aunque este no hablara demasiado, sabía que no le incomodaba tenerlo cerca. Pues en más de una ocasión, habían salido juntos y con Jiyeon.
Sabía que tenía a una gran persona a su lado, y que pasara lo que pasara en ese mundo, podría contar con él.
-Vamos. Volvamos a casa y te prepararé algo para comer y así celebrar. –Jiyeon lo abrazó totalmente emocionada. Sin duda, su hermano era el mejor de todos.
Al regresar a su humilde casa, se toparon con Changmin en la entrada. Jaejoong lo invitó a que entrara, tan animado como siempre que no estuviera rodeado de matones, alcohólicos y demás.
-Conseguí un trabajo. –Jiyeon le comentó a Changmin cuando los tres ya se encontraban en la mesa, comiendo. Changmin le brindó una mirada atenta.
-No es relacionado con el trabajo que tu hermano y yo hacemos, ¿cierto? –Jaejoong dio una leve sonrisa. Él más que nadie no quería que su hermanita se introdujera en todo eso.
-No. Lo mío es sano. Trabajaré de camarera en una cafetería. –continuó con su comida y Changmin asintió en aprobación.
-Ustedes deberían dejar todo eso. Ambos son muy buenas personas, ¿por qué malgastarlo en vender drogas y estar involucrados con personas que en cualquier momento los matarán? –Jiyeon imaginó un mundo sin Jaejoong, y le asustó demasiado.
Changmin de alguna forma había comenzado a ser parte muy importante para ella, pero no sabía qué pasaría si Jaejoong ya no estuviera.
-Mejor come, Jiyeon. –sentenció Jaejoong. Él también había comenzado a pensar en lo que pasaría si cometía algún error.
* Beautiful Love *
Meses más tarde, Jiyeon se encontraba feliz trabajando en aquella cafetería. Su hermano nunca había ido a ver cómo le estaba yendo, pero lo comprendía. Era posible que algunas personas supieran a lo que se dedicaba, y aunque no dijeran algo, lo que menos que quería Jaejoong, es que pensaran que Jiyeon estaba involucrada.
Jiyeon se dispuso a limpiar una mesa luego de haber entregado una cuenta en otra mesa. Ese día había estado muy calmado, y las propinas que le brindaron fueron muy buenas. De pronto escuchó unas voces y algunos gritos de algunas personas, y cuando iba a voltear a ver lo que sucedía, una mano la tomó fuertemente del brazo y le obligo a verle.
-¿Eres Kim Jiyeon? –habló entre dientes. Jiyeon le miró de pies a cabeza, y sin duda, no tenía buen aspecto. Su ropa era en su mayoría negra, su cabello estaba desarreglado y tenía unos pendientes en sus orejas. Sin dejar pasar aquel diente de oro que se dejó ver por un poco tiempo.
Jaejoong le había dicho que por su trabajo, ella tenía que estar más atenta a lo que la rodeaba. También le había enseñado a cómo defenderse y a utilizar armas. Pero Jaejoong prefería que nunca tuviera alguna, salvo armas que pudieran pasar desapercibidas.
Pero aquellas pequeñas armas se encontraban en su bolso ahora, y su bolso en el pequeño casillero de trabajadores.
-¡Responde! –gritó el hombre y apretó más su agarre. El rostro de Jiyeon se deformó más por el dolor. El otro tipo sólo miraba a su alrededor, y Jiyeon supuso que era por la policía.
-S-sí… -llevó su mano libre hacia el agarre, era tan fuerte, que ya ni sentías fuerzas para luchar o hacer algo contra él.
-Tu hermano nos debe algo. Y supongo que tú sí nos puedes pagar por ello. –Jiyeon se asustó por ello.
¿Jaejoong debía algo? Jaejoong nunca debía nada. Era el primero en preocuparse de que todas las cuentas estuvieran cabales, porque sabía que en cualquier momento lo buscarían. Y si a él no lo encontraban…
-Mientes… -sacó fuerzas de dónde no supo, y golpeó al hombre en su parte intima.
Él retrocedió, dejándola libre de una vez. Cuando cayó al suelo, su compañero fue con él y rápidamente dirigió su vista a Jiyeon. Sacó una pistola de su abrigo y apuntó a Jiyeon con ella.
-Si tu hermano no llega mañana con el dinero. Ambos morirán. ¡Y me encargaré de matarte aquí mismo! –Jiyeon se quedó sin habla. El hombre ayudó a su compañero a levantarse y así marcharse de ahí.
Cuando volvió en sí, giró a su alrededor. La cafetería estaba hecha un desastre. Lentamente se acercó a la caja registradora, donde su jefa se encontraba.
-Lo siento. –dio varias reverencias. Pero sabía que por más que hiciera, no iba a pagar todo lo dañado.
-Estás despedida. Y retírate en este mismo instante. –la mujer extendió su mano, esperando el delantal con el logo de la cafetería. –Y cómo comprenderás, tu sueldo ayudará a pagar un poco todo este desastre.
Jiyeon asintió, entregó su implementó y luego de otra disculpa, fue por sus cosas.
No se sentía mal por perder su trabajo, o que la señora no le diera ni un centavo. Pero sí por su hermano. ¿De verdad debería dinero? ¿Por qué no sabía nada? Siempre le contaba todo. Y se sintió mal por lo que pasaba. Ese trabajo sólo era un pase para que Jaejoong saliera de todos esos problemas.
Cuando salió de aquel lugar, caminó sin prisa. Jaejoong quizá estaba en algún lugar con Changmin en ese momento. Cuando entró a su casa, se asombró al verlos sentados frente a la mesa, y ellos tampoco ocultaron su sorpresa al verla.
-¿Te dieron el día libre? –Jaejoong preguntó. Su rostro se veía preocupado, y Jiyeon pensó que quizá era cierto lo que sucedía.
-Sí. Al igual que el día de mañana, y el que le sigue… -respondió con una sonrisa. No quería decirle a su hermano que había sido despedida, y mucho menos, el por qué.
-¿Y eso? ¿Tan rápido te dieron tus vacaciones? –Jaejoong le ayudó a acomodar sus cosas y a quitarle el abrigo que llevaba. Jiyeon se lamentó por esos momentos que Jaejoong no comprendía ciertas cosas.
-La despidieron, Jaejoong. –Changmin habló como si nada. Jiyeon bajó el rostro, apenada.
-¿Por qué? –y ahí estaba el tono serio de su hermano.
-Dejé caer cosas. Fue algo insignificante pero esa señora no soporta imperfecciones. –sentía sus ojos arder, pero decidió brindar una media sonrisa.
-¿Imperfecciones? ¿Así fue como te llamó? –Jaejoong se encontraba enojado. Nadie haría de menos a su hermanita. Nunca.
-Cálmate, Jaejoong. Ya fue, no se puede hacer nada. –lo tomó del brazo y Jaejoong pareció tranquilizarse.
-Mejor sigamos con nuestro asunto. –sugirió Changmin. Jaejoong volvió a la mesa y miró los papeles que estaban frente a él.
-¿Pasa algo? –Jiyeon quería averiguar si todo era cierto.
-Sólo es una misión. Debemos ver todos los por menores. –respondió Changmin. Pocas veces lo hacía, pero Jaejoong no parecía muy hablador ese día.
-¿Pasa algo más, Jaejoong? –Jiyeon lo miró directamente, y Changmin también levantó su vista para hacerlo.
-Es… no es nada. Tiene que ver con esto. No te preocupes. –no le miró en ningún momento. Ni a Changmin.
-Debería escucharlo. –recomendó Changmin.
-¿Qué cosa?
-¿Estás loco? ¡No le haría eso! –Jaejoong se levantó furioso. Jiyeon miró a Changmin en su lugar.
-¿Qué pasa? ¿De qué hablan? –volvió a preguntar. Changmin la miró.
-Necesitamos a alguien con un cuerpo no tan desarrollado para adentrarse en algunos lugares. Y Jaejoong es un poco más grande de lo estipulado. –Jiyeon pareció comprender.
-Alguien como yo… -susurró. Y Jaejoong golpeó la mesa.
-¡Nunca! –la miró furioso, pero Jiyeon estaba decidida.
-Lo haré. –Jaejoong se sorprendió. Pero su enojo se incrementó más. Changmin no dijo nada.
-¡No lo harás! ¿Escuchaste? Debes estar lo más alejada posible de esto.
-Ahora estoy despedida. No me sucederá nada, estarás conmigo, ¿no? –Jaejoong cerró sus ojos, pensando y analizando todo.
-Sólo por momentos. Todo lo cerca que estarás de él, será al escuchar su voz. –Changmin la miraba tranquilo. Cómo si le estuviera dando indicaciones de lo que debía traer del supermercado.
-No hables cómo si yo ya hubiera dado mi autorización para que lo haga. –Jaejoong habló frustrado.
-Tú no debes autorizarlo. Es el jefe. –y con esto, todo se silenció. Jiyeon miraba a ambos hombres como en un partido de tenis, hasta que se animó a hablar.
-¿Quién es el jefe? –miró a Changmin, sabía que encontraría respuesta con él.
-Kwan Chungho. Él decide quien entra y sale de su equipo. Aunque si sales, será por estar muerto. –fue Jaejoong quien respondió, dejándose llevar por recuerdos.
-Quiero hacerlo, Jaejoong. –los hermanos se vieron. Se decían tanto con sólo mirarse a los ojos.
-Estaremos para ella, Jaejoong. –respaldó Changmin. Jiyeon asintió, aunque no separaban sus miradas aún.
-También me has enseñado cómo defenderme. No soy tan indefensa a como me veo. –rió nerviosamente.
-Incluso tú te ves débil. –bromeó Changmin, brindándoles una carcajada, dejándolos sorprendidos a ambos.
-Pero será sólo esta vez. –Jaejoong volvió a hablar.
Luego de eso. No se habló más que de las estrategias y consejos a utilizar. Y a los pocos días, Jiyeon fue presentada ante Chungho. Jaejoong se encontraba muy nervioso, sabía que el hombre no le negaría entrar, más al saber que era su hermana. Pero eso también podría traer problemas a futuro, siempre quería lo mejor para ella.
-¿Usarán a esta chica para los planes? ¿No iba ser Jaejoong quien entraría? –Chungho parecía algo molesto, pero no dejó de observar a Jiyeon en ningún momento, y Jaejoong quería matarlo en ese momento.
-Jaejoong pasaba de las medidas establecidas, Señor. –habló Changmin, mirando a la nada, como siempre.
-Debes de saber ciertas cosas antes de entrar, querida. –Chungho se acercó a Jiyeon, y le acarició el cabello. Jiyeon moría de miedo, pero era muy buena ocultando lo que sentía. –Si deseas salir de esto, será en una caja, sin vida.
-Lo entiendo. –logró responder. Chungho sonrió ante su valentía.
-Me recuerdas un poco a alguien… -entrecerró los ojos para mirarla mejor. Según él.
-Es mi hermana, Señor. –Chungho miró a Jaejoong cuando este habló. Volvió su vista a Jiyeon y entonces recordó.
-¡Son los hijos del estúpido de Kim Daehyun! –rió con tanto gozo, que Jaejoong y Jiyeon se miraron por unos segundos. Ambos reflejaban odio. –Ese maldito hombre se fue de aquí debiéndome dinero. Pero todos saben que nadie se va lejos de Kwan Chungho sin pagar.
Los otros hombres del lugar rieron, por complacer a su jefe.
-¿Señor? –Changmin se atrevió a hablar nuevamente, cuando Chungho ya se había calmado y simplemente apreciaba a Jiyeon. Aunque nunca lo admitiría, aquella chica también era como una hermanita para él. Y no es como si le agradara Chungho, menos para ella.
-Bien. Eres bienvenida. Y ya que tu hermano está en todo esto, él te enseñará todo lo que se debe hacer. Pero sobre todo… –se acercó más a ella y le susurró en el oído. –Todo aquello que no debe mencionarse.
Jaejoong iba a golpearlo, pero Changmin lo detuvo. Y luego de pocos segundos, se alejó de ella.
-Seré bueno contigo, porque aún te ves muy pequeña. Pero haz algo que me enoje, y verás tu castigo. –sentenció Chungho, alejándose del cuerpo de Jiyeon.
-Sí, señor. –Chungho dio la orden de que ellos podían irse. Y obedecieron sin dudarlo.
-¿Qué fue lo que te susurró? –Jaejoong rápidamente fue con su hermana. Quería asegurarse de que su hermana no tendría que hacer… cosas más desagradables.
-Que serás tú quien me enseñe todo aquello que no debe decirse. –luego de eso, se produjo un gran silencio. Tanto, que caminaron así hasta su casa.
Changmin decidió dejarlos a medio camino. Él tenía cosas que hacer, y no los implicaba a ellos dos.
-Descansa. Mañana será un largo día. –besó la frente de su hermana, y comenzó a caminar hacia su habitación.
-Jaejoong… -este regresó su vista hacia dónde la voz estaba.
-¿Si?
-Te quiero. –le brindó una gran sonrisa. Sabía cómo se encontraba su hermano, por lo que quería calmarlo.
-Yo también te quiero, mucho. Ahora, ve a descansar. –Jiyeon asintió, y se encerró en su habitación.
Desde ese día, su vida ya no sería la misma de antes. Aunque gran parte de su corazón quería que volviera a ser la tranquila que era cuando tan sólo eran unos niños. Jiyeon no recordaba mucho de su infancia, pero de lo poco que sí, estaba la alegría de sus padres.
Pero nunca olvidaría el día en que su madre había muerto. Y estaba más que claro que Jaejoong tampoco. Ahora sólo se tenían el uno al otro. Y debían dar todo de sí para que nada ni nadie los separara.
Pese a los caminos que habían escogido. Pero al menos, ahora estarían juntos, sin el temor de que el otro esté bien o no. No era el trabajo más sano en el mundo, pero estarían juntos. Y mientras ambos se vieran y supieran que se encontraban bien. Nada más importaría.
Su vida ahora sólo sería de ellos dos. Cuidando el uno del otro. Solamente Kim Jaejoong y Kim Jiyeon.
que vida les toco vivir pobres solo espero y todo salga bien y no les pase nada pues su trabajo es muy peligroso y creo que si los atrapan sera yunho el encargado de ello creo no se espero seguir con la historia para ver que pasa gracias por compartirla
ResponderBorrarJoder affgjygbggbsgj bueno antes permiteme fangirlear por Kei adcvdgvnftjcjdyhv Yo no sabía que se llamaba JiYeon lol Y bueno ya pasando al fic~ Amo este tipo de fics de acción (?) son muy afcbdfyvbfsyhnkdjvnkg especialmente de barrio (?) Es como la vida que alguna vez me hubiera gustado tener, no por la mafia sino por el barrio lol Y Jae siendo mafioso me recuerda Triangle inevitablemente XD Tampoco me había dado cuenta de que era serial XD Estoy mal lo sé~ Pero vamos he amado este primer cap y espero los siguientes y que YunHo ayude a Jae y a Min -por consiguiente a Kei- ;; Gracias por este cap *3*
ResponderBorrarWaaaaa. Que dificil la vida de los hermanos Kim. Yunho es policia, y Jae es el "malo" por asi decirlo. U.u
ResponderBorrarpobre de la vida que llevan, ahora con los dos hermanos kim.
ResponderBorraryunho como policia es capaz el quien los atrape!!