Dame la oportunidad de conquistarte - Prólogo

Título: Dame la oportunidad de conquistarte

Autor: Marysabel

Pareja(s):  YunJae, y otras secundarias.

Extensión: Serial

Género: Drama, romance,

Sinopsis:

-Por favor, permíteme conquistarte. –Karam  tomó el brazo derecho de Yunho  para impedir que se fuera. Apretó más su agarre y pequeñas lágrimas comenzaban a adornar su rostro.

-Lo siento Karam. Pero no he podido olvidar a tu hermano. –Yunho separó el cuerpo del otro de él.

-¡El estúpido de Jaejoong no es mi hermano! 

* ~ * ~ *

-¿Recuerdas tu nombre? –Yihan preguntó con un poco de nerviosismo. Tenía la cabeza del otro hombre en sus piernas y trataba de que se estabilizara.

-Jae… -trago un poco duro y respiró profundamente para normalizarse. –Jaejoong.

N/A:  Con leer "Karam" en un fic, ustedes ya piensan mal~ (xD), pero es la primera vez que escribo algo e incluyo a este chico. Yihan también estará, y en lo personal, me parece un bombón como vino -3- (viejo y buenote :3)... dejando ese lado. Espero disfruten de este fic, actualmente tengo hasta el capítulo 3, y bueno, estaré buscándome y encontrándome para escribir~ 

Prólogo

Yunho y Jaejoong se encontraban en la casa de este último, en su habitación. Se encontraban divirtiéndose de la forma más sencilla posible: haciéndose cosquillas el uno al otro. Se encontraban sobre la cama de Jaejoong (que ellos mismos habían desarreglado),  y ya llevaban tiempo así, junto a varios besos y pequeñas mordidas en sus cuellos y pechos, sobre la ropa.

-Yunho, detente. –decía como podía Jaejoong mientras trataba de contener su risa. Yunho se deleitaba al escucharlo tan feliz.

-¿Si? Dime que me amas y me detengo –Yunho lo acompaño en varías risas más.

-¿Qué? –trato de alejarlo de él pero su risa lo volvía un poco débil. –Yunho, por favor –sentía como sus ojos comenzaban a tener pequeñas lágrimas queriendo salir y comenzaba a tener un leve dolor en su estómago.

-¡Joongie! –un pequeño niño entró corriendo a la habitación. Se subió a la cama y se colocó en medio de los dos grandes cuerpos, parando toda diversión de los mayores.

Yunho y Jaejoong se incorporaron para atender lo que el hermano de Jaejoong quería. 

-¿Qué sucede, Hyuncheol? –Jaejoong dijo ya tranquilizándose. Se colocó de espaldas sobre el pecho de Yunho, haciendo que el cuerpo del más pequeño, se alejara de ellos.  

-¡Es Karam! Hyuncheol es horrible –chilló el menor. Yunho dio una leve risita al ver al niño comportarse así.

-Ya tienes 10 años. Deja de comportarte así frente a Yunho. –Jaejoong lo regañó, y Karam solo lo fulminó con la mirada. –Bien, ¿cuál es la razón por la que entraste así a mi habitación? –Yunho con su nariz le hizo cosquillas en el cuello, logrando una risita por parte del mayor y una mirada más enfurecida del pequeño.

-Tengo hambre. Y quiero que comamos juntos. –Karam tomo a su hermano de la mano y comenzó a jalarlo para que saliera de la cama y se separara del otro.

-¿Vamos? –Yunho se levantó ante la no tan suplicante mirada que le dio su pareja. Ambos se sonrieron y salieron de aquella habitación.

Jaejoong preparó deliciosos platillos para los tres, entre juegos y risas entre su pareja y hermano. 

Jaejoong y Karam no eran hermanos biológicos. El mayor había sido adoptado al tener 6 años, y Karam contaba con apenas un año. Pero los padres de Karam los querían a ambos de igual manera, para ellos, los dos eran sus hijos biológicos.

Los demás nunca preguntaron si lo eran o no, pues tenían cierto parecido en su físico. Lo que hizo que Jaejoong y Karam se llevaran muy bien. 

Hasta que Jung Yunho llegó a sus vidas.

Fue una tarde de invierno, cuando Yunho llegó a aquella casa. Karam siempre había escuchado a Jaejoong hablar de Yunho, era su compañero de clase y por la forma en la que el mayor hablaba así, podía jurar que era su amigo. Karam le hacía ilusión llegar a tener un amigo así.

Karam fue el encargado de abrir la puerta cuando Yunho tocó el timbre. En ese mismo instante se quedó hechizado por el mayor. Tenía un porte agradable, una mirada encantadora y una tierna sonrisa. Y aunque era un niño aún, sintió como su corazón latía. 

Karam se había enamorado de Yunho a primera vista. 

Pero ese día también se había sentido herido y traicionado por su hermano mayor, al que tanto había amado. Porque en esa noche, Jaejoong no se había despejado ningún momento de Yunho, y a este parecía no importarle. 

Karam era muy pequeño para saber lo que sucedía con él cada vez que veía a Yunho. Por lo que se dijo a si mismo que debía crecer y comprender las cosas de grandes para saber realmente lo que sucedía. Pero conforme pasaba el tiempo, lo que descubría no le gustaba para nada.

Ya había sido un año en el que había descubierto a su hermano mayor y a Yunho besándose, en la sala de su casa. Ese día regreso totalmente enojado a su cuarto. Y lloró.

Lloró todo lo que tenía que llorar. Golpeó su almohada para tratar de desahogarse. Sintió que dejo ir toda rabia y tristeza del momento, y se prometió una cosa.

No volvería a llorar a causa de Jaejoong y su manía de quitarle todo lo que deseaba. O lo que más deseaba en ese momento: la atención de Yunho.

Jaejoong y Yunho tenían planeado un viaje, junto a toda su clase. Se encontraban totalmente emocionados, por primera vez saldrían sin sus padres, y además, harían muchos recuerdos que nunca olvidarían.

El día de su partida, sus familias llegaron a despedirlos. Sus madres se encontraban melancólicas ese día, pero luego de muchos besos, abrazos y palabras de que se cuidaran, abordaron el barco.

Yunho y Jaejoong caminaban por gran parte del barco. Ya llevaban varias horas a bordo y todo parecía muy emocionante. Se dirigieron hacia la planta media del barco para cenar. Se encontraron con varios de sus amigos y disfrutaron de la velada.

Por suerte (como ellos lo vieron), compartían camarote. Su primera noche fue tranquila. Las olas no estaban muy fuertes, el viento soplaba regular, y ellos durmieron abrazando al otro.

Tres días más tarde, se haría un baile para todos los que abordaban el barco. Yunho y Jaejoong eran los únicos que no habían invitado a ninguna chica para esa noche, y tramaron un plan para que ellos pudieran bailar y nadie comentara nada después.

Hyunjoong, Yoochun, Junsu y Changmin (sus amigos), sabían de su relación, e incluso estaban dispuestos a no invitar a alguna chica para bailar todos juntos. Pero Jaejoong se los prohibió, y en cambio, les dijo que ellos dieran un tiempo de su larga noche para bailar todos juntos. 

La fiesta estaba a punto de terminar, cuando el barco dio una pequeña sacudida, todos tomaron sus precauciones debidas e intentaron colocarse en lugares seguros. Yunho en todo momento tenía la mano de Jaejoong fuertemente unida a la suya. 

De pronto se escuchó unas explosiones y toda la gente corría sin dirección alguna. Yunho logró ponerle a Jaejoong y así mismo, unos chalecos salvavidas. 

-Yunho… -Jaejoong lo vio un poco preocupado.

-Todo estará bien, ¿sí? Saldremos de aquí, juntos. –Yunho le sonrió para tranquilizarlo, aunque también se moría de miedo por dentro.

-Yunho, te amo. –Jaejoong no vaciló en ningún momento, y solo dijo lo que pensaba en ese momento.

-También te amo, Jaejoong. Siempre lo haré. –ambos se fundieron en un amoroso beso y luego un abrazo remplazó el beso.

Dicen que nuestro interior nos avisa cuando es el final de algo. Que lo presentimos. Y ellos en ese momento, sentían que se estaban despidiendo.

Una explosión más se escuchó y de pronto todo se volvió borroso en la memoria de ambos. Lo último que Yunho recordó, fue como la mano de Jaejoong se separaba de la suya, por más que tratara de sostenerlo más fuerte, este se alejó. Pestañeó varias veces, su respiración se volvía más lenta pero también desesperada. Buscaba a Jaejoong con la mirada y no lo encontraba. Lo había perdido de vista. Y se sintió morir en ese momento, porque no había hecho lo suficiente para que este estuviera siempre a su lado.

DÍAS MÁS TARDE…

Yihan se encontraba dando un paseo en la playa, viendo que todo marchara bien en las playas de la Isla Jeju. Este era su primer año como policía especial, y se encontraba totalmente emocionado por ello. Aunque en ese lugar pocas cosas emocionantes sucedían. 

A sus 21 años, el atrapar ladrones y uno que otro estafador, era lo que quedaba en su historial policíaco. Pero de cierta forma se sentía tranquilo, mientras estuviera a cargo, pocas cosas malas sucederían. 

Iba vagando en su mente, cuando vio a mucha gente en un solo punto de la enorme playa. Corrió para inspeccionar que nada mala sucediera.

-¿Qué sucede aquí? –pidió que la gente le abriera paso y así ver lo que pasaba. Se encontró con un cuerpo inerte sobre la arena, los restos de olas llegaban a sus pies, pero teniendo en cuenta en que pronto anochecería, la marea pronto subiría.

Le tomó la presión y se dio cuenta que aún seguía con vida. Llamó rápidamente a emergencias y pidió a la gente que se encontraba ahí, que se alejara del lugar. Descartó un posible asesinato al ver que el chico no tenía ninguna herida física visible. 

Cuando los paramédicos llegaron y se lo llevaron, él los acompañó hasta el hospital e informo a todos sus compañeros lo que había sucedido. 

-El paciente estará bien. Simplemente ingirió mucha agua. Al parecer, tenía algún salvavidas, de lo contrario hubiera muerto ahogado. –el doctor explicó.

-¿Cuándo cree que despertará? –dijo el compañero de Yihan. 

-No debe tardar en hacerlo. Por la impresión de lo que le haya sucedido, lo ha dejado sometido en un largo sueño. Pronto estará bien. Incluso pueden llevárselo si lo desean los familiares. –el doctor les sonrió y fue a atender a los demás pacientes que tenía.

-¿Qué haremos con él? –preguntó Yihan a su compañero.

-El jefe me dijo que tú lo cuidarás. Y viendo que el doctor ha dicho que es posible que ya se retire, pues… -se giró y comenzó a dirigirse a la recepción del hospital.

-¿A qué te refieres? ¿Qué insinúas? –Yihan lo alcanzó e hizo que lo encarara. 

-Mira. Sabemos que es mejor que tú cuides de él y lo interroguemos en tu casa. Es horrible estar viniendo a un hospital, donde hay gente enferma y todo eso.

-Fuiste entrenado para ver asesinatos, personas muertas y ¿no soportas venir a un hospital? –Yihan reprimió la fuerte carcajada que pedía a gritos salir en ese momento.

-Oye, cada quien tiene su mentalidad y por qué de ciertas cosas. Tú tienes las tuyas, yo las mías. Fin de todo. 

-Está bien. Pero yo no me quedaré con él. 

-Creo que si tendrá que hacerlo, agente Jin. –los dos chicos se sorprendieron al escuchar la voz de su jefe detrás de ellos, pero fueron corteses y lo saludaron como era debido.

-Sí señor. –Yihan respondió de inmediato.

-Según lo que he escuchado del doctor, es posible llevárnoslo ahora. Así que, el muchacho se quedará en su casa hasta que no sepamos cómo se llama y de dónde viene. –Yihan asintió.

-Bien señor. –volvió a responder.

-¿Crees que sería algún caso de asesinato? –su compañero preguntó y Yihan nuevamente respondió casi al instante. 

-No lo creo. No tenía golpes físicos visibles. Y el doctor no nos dijo sobre algo interno. Cuando despierte, le haré todas las preguntas posibles.

-Me parece muy bien, agente. –su jefe le sonrió en aprobación. Volvieron a despedirse como era debido y el hombre mayor se fue.

-La harás de niñero. –su compañero bromeó y pidió la factura para pagar todos los gastos sobre aquel misterioso chico. Al que su compañero tendría que cuidar desde ese momento.

Horas más tarde, Yihan se encontraba en su pequeña casa, preparando su cena. El cuerpo del chico se encontraba en su cama y tenía la puerta de su habitación abierta por si despertaba o daba señales de despertar.

Al terminar su cena, fue hacia el baño y se lavó los dientes, preparándose para dormir. Al entrar a su habitación, se golpeó mentalmente por olvidar que tenía un visitante. Se acercó a su ropero y comenzó a sacar algunas cobijas. Se acercó a su cama para tomar una de las tantas almohadas que había ahí, cuando el chico comenzó a moverse inquieto.

-¿Pasa algo? –se sentó a un lado del chico.

-N-no… -él más joven se movía inquieto en la cama, respirando agitadamente, como teniendo una pesadilla. O un recuerdo.

Yihan iba a despertarlo cuando el otro chico lo hizo por sí solo, sentándose rápidamente en la cama, tratando de regular su respiración y de ver dónde se encontraba. Giró un poco su cabeza para visualizar a Yihan y se sintió débil en el momento, haciendo que se desvaneciera sobre las piernas de Yihan.

-Oye… -Yihan lo pinchó un poco de los hombros. -¿Recuerdas cómo te llamas? –por suerte y aquel chico se encontraría consciente aún.

-Eh… -sintió el cuerpo del otro nervioso, con miedo.

-¿Recuerdas tu nombre? –Yihan preguntó con un poco de nerviosismo (sin saber por qué). Tenía la cabeza del otro hombre en sus piernas y trataba de que se estabilizara.

-Jae… -trago un poco duro y respiro profundamente para normalizarse. –Jaejoong. Kim Jaejoong.

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Yunho se encontraba en la estación de policías, cercana al muelle de dónde había partido su barco. Se encontraba muy ido y no dejaba de pensar en todo lo que había sucedido. Desde que había dejado ir a Jaejoong, su mente se encontraba en blanco. No recordaba como lo habían rescatado ni lo que había sucedido con el barco. Lo único que quería, era saber si Jaejoong estaba bien. Y con vida.

Unos gritos de unas mujeres hicieron que volviera a la realidad. Dirigió su mirada hacia afuera de los vidrios de la puerta de dónde se encontraba. Eran su madre, y la de Jaejoong. Sus ojos se nublaron al solo pensar en lo que diría a la Señora Park. Hablaría por primera vez luego de lo ocurrido.

-¡Es mi hijo el que se encuentra ahí dentro! ¡Déjeme entrar! –escuchó nuevamente el grito de su madre. Lentamente, vio como ella y la madre de Jaejoong entraban corriendo, llegando hacia él. -¡Yunho! –su madre se le tiro encima, abrazándolo fuertemente. –Dios, hijo. Me alegro tanto que estés bien. ¿Tienes golpes severos? ¿Te duele algo? –lo revisaba y preguntaba rápidamente, con muchas lágrimas en sus ojos y rostro. Él solo atino a negar con su cabeza.

-Yunho… -la madre de Jaejoong habló temerosa de la respuesta. -¿Y Jaejoong? ¿Dónde está mi hijo? –hasta entonces, la madre de Yunho noto que el mencionado no estaba al lado de su hijo, como era costumbre.

-No lo sé. –su voz salió quebrada. Tampoco queriendo escucharse a sí mismo decir aquello. La madre de Jaejoong se arrodilló frente a él, las manos temblorosas de la mujer mayor tomaron las del más joven. Y viéndolo suplicante a los ojos.

-Están preguntándole todo lo que paso, ¿cierto? O… puede que en el hospital. A ti ya te revisaron y por eso estás aquí, ¿no? –aquella mujer apretó más fuerte el agarre. La madre de Yunho llevó sus manos hacia su boca, tratando de retener todas sus lágrimas.

-No… yo… lo lamento. –Yunho bajo su mirada. Llorando por primera vez frente a tanta gente. La madre de Jaejoong rompió en llanto. 

Uno de sus preciados hijos ya no estaría a su lado. Culpándose a sí misma por haberlo dejado ir. Por no haberlo cuidado más. Por no haber ejercido bien su papel de madre. Los esposos de ambas las abrazaron. Pero los padres de Jaejoong se encontraban más destrozados. 

No tan lejos de las personas dolidas, se encontraba un Karam de 10 años, sin expresión alguna. Con un vacío dentro suyo. Y sonrió. 

Sonrió como un loco, sin que nadie lo viera. Sus manos temblaban, pero no se daba cuenta. Su cuerpo también temblaba, pero él no sentía nada. Solo su mente trabajaba en ese momento, y en lo único que pensaba era: en que Jaejoong ya no estaría.

En que su mayor rival, ya no existía.