Todo - MinSu

Título: Todo
Autor: Marysabel
Pareja(s): MinSu
Extensión: One-shot
Género: Romance, Drama, AU
Sinopsis: Luego de mucho trabajo, Junsu logra abrir su propio negocio: una cafetería. Gracias a eso, conoce a muchas personas que se convierten en sus amigos. Pero lo que menos esperaba, era que realmente conocería al amor. Y es que volverse uno de los mejores amigos del primo de la persona que te gusta, trae ciertos beneficios. Pero Changmin no es cualquier persona; debe mantenerse al margen con la empresa para que su padre no vuelva a atormentarlo en su vida personal. Y todo parece complicarse cuando su situación con Junsu llega a más. Al punto, de querer dejar todo por él.
Dedicado a: Mis MinSu lovers de la TL




-¿Y qué desea aquí? –la molestia se notaba en su tono de voz.

-Trabajo. ¿No es obvio? –enarcó su ceja. El otro soltó un resoplido en burla. ¿Creía que era el mismo tonto para engañarlo nuevamente?

-¿Y se puede saber por qué? Se ve que no es una persona que necesite de algún trabajo. -se cruzó de brazos.

-¿Eso cree? Bueno, le contaré una historia por más que sé que no le interesa. –le brindó una enorme sonrisa. –He renunciado a mi trabajo y a mi vida de lujos por una persona que me roba los sueños y el aliento. Y ahora sólo me ignora. ¿No le parece duro eso? Creí que me recibiría con un fuerte abrazo y su estúpida sonrisa de siempre. Y no. Sólo finge una mirada seria.

Junsu se quedó sin palabras. ¿Changmin creía que volvería a caer o qué? Estaba mintiendo, eso estaba claro, ¿verdad?

Porque frente a él tenía al que había herido su corazón. Al que le había entregado todo, y le había devuelto nada. Y no es como si necesitara algo de él, pero al menos quería tener la satisfacción de que su corazón estaría intacto, sin ninguna rasgadura o herida.

Eso tenía en mente cuando Changmin había llegado a su vida. Cuando él había atravesado por la puerta de la cafetería en la cual se encontraban ahora. “Un café sin azúcar y un panecillo” fue lo primero que escuchó de aquellos labios.

Sabía que el tener una cafetería a su poder, haría que conociera a un sinfín de personas, y que tendría clientes frecuentes que luego se volverían amigos. Como Yoochun, Jaejoong y Yunho. Y también había conocido a uno que otro chico que había coqueteado con él, pero nunca había pasado algo más allá de eso.

Nunca nadie lo había hecho estremecerse tanto como el hombre sin expresiones que le repetía su pedido. Pensó que sería la última vez que lo vería, porque al final, antes había pasado algo similar. Un hombre entraba, lo atraía y luego no volvía a verlo nunca más.

Por lo que se limitó a entregarle lo pedido, agradecerle su compra y suspirar su partida.

-¿No ha venido el chico que nos quitó el aliento? –días más tarde, Yoochun le preguntó aquello ni bien había entrado en la cafetería.

-¿Disculpa? –siguió desocupando unas mesas para evitar que Yoochun lo viera y notara su enorme sonrojo.

-No finjas. Todos vimos lo nervioso que estuviste cuando atendiste su pedido. –Yoochun lo siguió. Junsu lo esquivaba todo lo que podía, mientras continuaba con su trabajo.

-Ya. Me pareció atractivo, ¿bien? –lo encaró hasta que supo que su sonrojo ya no sería tan notorio.

-Sacando las garras, ¿eh? –Junsu fue detrás del mostrador, para así tener una barrera física con Yoochun.

-No es algo que te importe. ¿Cierto? –encaró. Sabía lo que Yoochun pretendía. Como lo que hacía con todas las chicas lindas que entraban en la cafetería. Se agregó una nota mental de recordarle que aquel lugar, no era un bar.

-¡Claro que me importa! Me importa todo lo que tiene que ver contigo, Junsu. Después de todo, me gustas. –Junsu dejó caer unos vasos para llevar. Aunque sabía que Yoochun le saldría con algo parecido, siempre lo sorprendía.

-Dos cafés para llevar, por favor. –dijo una voz, algo dudosa. Pues al parecer, había interrumpido algo importante.

-S-sí… -Junsu hizo ambos cafés, los colocó en sus recipientes y cuando volvió hacia su cliente, dejó caer todo.

La persona que había llegado –y muy posiblemente escuchado lo que Yoochun dijo– era el chico que le había gustado.

-¡Junsu! ¿Qué te está pasando hoy? ¿Mi confesión te tiene así? –Yoochun corrió a ayudarlo, pero Junsu no lo escuchaba. De pronto, una de las chicas que trabaja con él, llegó y tomó la orden de aquel chico.

Junsu sólo quería esconderse en lo más profundo del mundo. ¿Habría podido escuchar lo que Yoochun le había dicho? ¡Pero sólo estaba diciendo algo muy común en él! Pero no era algo como si pudiera aclarar. Sobre todo, con alguien que sólo había llegado al local dos veces.

Y no eran nada.

Y muy posiblemente, la atracción sólo existía por su parte. Junsu terminó de levantar aquel desastre, algo más desanimado. Siempre haciendo sus propias películas de amor en su pequeña gran mente. Volvía a regañarse por ello.

Días más tarde, se encontraba en su pequeño descanso de aquella tarde. El clima del día había sido frío, y la clientela se lo había hecho notar mucho.

Ya no se encontraban muchos clientes cuando escuchó la puerta, anunciando un nuevo cliente. Soltó un suspiro para luego girarse y así atender él mismo a quien había ingresado.

Su corazón se paralizó por unos segundos cuando pudo volver a ver a aquel chico. Pero no iba solo, a su lado, otro chico un poco más bajo lo acompañaba. Ambos se dirigieron a una de las tantas mesas del lugar. Dudó por un momento, pero decidió en ir a atenderlos.

-Tengan una muy linda tarde. ¿Desean que tome su orden en este momento? –preguntó como siempre. Pero le era difícil dejar de verlo.

-Hyung ha dicho que este lugar es magnífico. –dirigió su vista hacia aquel chico cuando comenzó a hablar, pero cuando terminó, no pudo evitar volver a dirigir su mirada a donde se encontraba en un inicio. ¿Cómo podía decir algo así? Sólo lo había visto dos veces, ¿habría llegado más y no lo había notado?

-Muchas gracias. –logró decir, con una enorme sonrisa.

-Creo que también dijo algo sobre un lindo camarero. –pudo ver picardía en la sonrisa que le daba. Pero prestó más atención a la mirada de muerte que el otro le dio. –Como sea. Quiero una taza de chocolate y una rebanada de pastel de fresas con crema.

-S-sí… -anotó lo que pidió. -¿Y usted? –no alejó su vista de su libreta.

-Un café sin azúcar, solamente. –dijo secamente.

-En un momento se los traigo. –entró a la cocina del lugar. Necesitaba darse un poco de aire antes de volver a aquella mesa.

-Los dulces no son tu fuerte, hyung.

-Cállate, Minho. Te he invitado, así que ahórrate tus comentarios. –dirigió su vista hacia dónde el camarero se había marchado.

-A veces odio que mi madre sea prima de la tuya. –le sacó la lengua.

-Lo que odias es tener que soportarme. Pero aun así me sigues. –atacó. Y Minho no negó eso. Después de todo, había algo en aquella actitud que lo atraía de cierta manera.

-Aquí está su pedido, espero lo disfruten. –dio una pequeña reverencia antes de retirarse nuevamente. Minho enarcó una ceja al ver que Changmin volvió a ver por el camino que aquel chico había tomado.

Cuando Minho terminó con su pastel, Changmin comenzaba a sacar el dinero para pagar y así marcharse. Junsu llegó para entonces.

-Dígale al repostero que su pastel ha estado delicioso. –dijo con mucha ilusión Minho. Junsu rió ante su actitud.

-Lo haré con gusto.

-Por cierto… -Junsu pudo ver algo de duda en su rostro. – ¿Estaría en algún problema si le pido su número de celular?

-¿Disculpa? –Junsu no creía lo que acababa de escuchar.

-Lo tendría conmigo, sí. –Junsu rodeó sus ojos al sentir a Yoochun detrás de él y lo apartó cuando trató de abrazarlo por la cintura.

-Por favor, Yoochun. –dijo entre dientes.

-¿Es su novio? –Minho preguntó. Incluso Changmin prestó atención.

-No. –afirmó Junsu antes de que Yoochun saliera con otra tontería.

-Ya… bueno. Me refería a un problema con su jefe. –Minho parecía no ceder de igual manera.

-¿Problema con el dueño? ¡Ja! Junsu es el dueño. –Yoochun volvió a abrir su boca. Junsu negó lentamente. Tenía que hacer algo con él, o podría traerle problemas futuros.

-¿De verdad? ¡Vaya! ¿Escuchaste eso, Changmin-hyung? –miró hacia el mencionado. Junsu juraría que aquello tenía una doble intención.

-Gracias por todo, pero tenemos que retirarnos. –el mencionado se levantó, y dejó varios billetes en la mesa para luego retirarse del lugar, siendo seguido por Minho.

-Ven conmigo. –Junsu dijo fríamente luego de tomar el dinero de la mesa y así dirigirse hacia la caja y registrar la venta.

-¿Al fin me darás lo que quiero? –dijo esperanzado y alegre.

-No. Esta vez serás tú quien lleve el pedido de Jaejoong y Yunho. –sonrió internamente al ver la indignación de su amigo.

Luego de aquella tarde, Changmin no había vuelto a la cafetería. Aunque una que otra tarde, Minho se había presentado. Y en todas esas veces, había logrado hablar con Junsu, logrando acercarse un poco ambos.  Pero de Changmin no obtuvo nada. Y eso le había decepcionado un poco, porque pensó que quizá el otro también había sentido algo de atracción por él, pero al parecer, no fue así.

-Changmin-hyung ha estado muy ocupado con la empresa estos días. –soltó Minho un día que Junsu se había sentado a acompañarlo.

-¿Empresa? –no pudo evitar su curiosidad.

-Ujum. –respondió como pudo, pues devoraba el pastel de chocolate con crema y galletas. -¡Esto está sabroso! –Junsu rió ante su actitud.

-Gracias. –no preguntó más, para no verse entrometido.

-Y cómo te decía… -Minho tomó lo último de su café para dejar ir todo lo que quedaba del pastel en su garganta. –Changmin-hyung ha estado muy ocupado. Por eso no ha podido venir. Eso de dirigir todo por tu propia cuenta, no es tan fácil. –le brindó una gran sonrisa.

-Oh… ya veo. –Junsu le respondió la sonrisa, pero un tanto incómodo. ¿Por qué Minho le contaba aquello?

-Haré todo lo posible para que venga conmigo en una próxima. –Minho se levantó y pagó lo consumido. –Cuídate, Junsu-hyung. –y se fue del lugar.

Junsu siguió con el trabajo del día. Y así, hasta pasado unos días, donde salió muy tarde de la cafetería, y que para su mala suerte, el clima no le ayudó para nada.

Había logrado avanzar demasiado para llegar a la parada del autobús, y así llegar a su casa. Pero la fuerte lluvia hizo que se quedara bajo un gran árbol, que poco le cubría ya.

Ya se había resignado con llegar totalmente empapado a su casa, por lo que frotaba sus brazos para que el frío no fuera demasiado. Bajó por un momento la mirada, en el cuál, un gran abrigo se posicionó frente a él.

-Tome. –Junsu levantó rápidamente la vista al reconocer aquella voz.  Changmin se encontraba frente a él sosteniendo una sombrilla y extendiéndole su abrigo.

-¿Eh? –Changmin negó levemente con su rostro. Se regañaba a sí mismo, internamente, del por qué se encontraba haciendo eso. Como pudo, le colocó su abrigo a Junsu. –G-gracias. –logró murmurar. Changmin se alejó sin decirle nada más. -¡Se la devolveré!

Junsu mordió su labio inferior. Y pese a las frías temperaturas, su rostro se sonrojó totalmente.

Pocos días más tarde, Junsu llevó puesto ese abrigo. Esperaba que Changmin apareciera ese día en la cafetería, y así podría devolvérselo.

-Lindo abrigo. –Yoochun llega hacia él nada más lo ve entrar.  –Muy lindo, en verdad. –dice insinuador.

-Deja de mirarme así. –Junsu le regaña. Yoochun lo mira fingiendo sentirse herido. –Lo he usado porque debo devolverlo. –se estaba poniendo nervioso, demasiado. Y cuando era así, decía casi todo lo que pensaba. –Oh por Dios… -se escondió detrás del mostrador cuando miró a las personas que entraron en ese momento al local.

-Iré a atenderlos… -Yoochun comenzó a caminar hacia la mesa en que ellos decidieron sentarse, pero Junsu lo detuvo.

-De-debo hacerlo yo… al final, tú no trabajas aquí… -susurraba. Yoochun intentaba no reír a carcajadas por la actitud de su amigo.

-Bien. Pero primero debes quitarte el abrigo. Pensarán que te encuentras enfermo o algo por el estilo. –Yoochun se sentó en un banco cercano al mostrador, dónde podía ver toda la película.

Junsu se quitó el abrigo y lo fue a dejar a los casilleros para trabajadores. Inhaló y exhaló muy fuerte y lento para calmarse, y se dio valor a sí mismo. Y ya decidido, se acercó a aquella mesa.

-¡Hyung! –Minho fue el primero en saludarlo. Entusiasta como siempre.

-¿Lo de siempre? –le preguntó a Minho, tratando de sonar lo más tranquilo posible. Aunque su corazón estaba latiendo más de lo normal y comenzaba a preocuparse.

-Sí, por favor, hyung. –le brindó una gran sonrisa. Junsu lo miraba y sentía que todo era una broma. Un sueño en el cual quería despertar ya.

-¿Y usted? –con un poco de trabajo, miró hacia Changmin.

-Lo mismo que él. –este siquiera lo miró. Y Junsu sintió un peso mayor. Ya más desanimado, se dirigió al mostrador y preparó los pedidos.

Se quedó por un momento pensativo, decidiendo qué hacer realmente. Llamó a una de las chicas que trabajaban con él y le pidió que entregara los pedidos. Se dirigió hacia los casilleros a traer el abrigo y salir de su deuda de una vez. Y con paso lento, se acercó nuevamente a aquella mesa.

-Esto… -ya no tenía el mismo entusiasmo y confianza que minutos atrás. –Gracias. –le extiende el abrigo, doblado. –Lo he lavado. –sonríe débilmente. Minho notó el cambio radical que sufrió Junsu en tan sólo unos minutos. Y dirigió su mirada hacia Changmin, el culpable de todo.

-Fue lo de menos. –recibió el abrigo, y Junsu asiente sin saber qué más decir.

-¿Y? –Minho evitó que Junsu se fuera. Miraba muy furioso a su primo.

-¿Qué? –Changmin se encontraba muy interesado en su plato, pero había levantado un poco la vista para ver a Minho.

-Dile algo más que un “fue lo de menos” –imitó el tono de voz en lo último. Minho ya se estaba molestando con el otro.

-Minho, está bien. Fui yo el que obtuvo un favor. –sonriéndole débil, Junsu quitó el agarre del menor en su brazo y se fue a seguir con sus labores.

-Ambos son unos idiotas. –Minho resopló. Había perdido su apetito, y se dijo que era una pena, amaba comer todo lo que la cafetería de Junsu podía ofrecerle.

-No hagas de casamentera, Minho. –Changmin lo dijo en un tono sin importancia. Ocultando siempre lo que sentía.

-¡Aja! Admites que te gusta. –se exaltó y logró que algunas miradas del lugar se posaran en ellos.

-Siéntate, calla y come. –habló entre dientes, pero muy entendible. Asustando a Minho.

-Bien… -lentamente, Minho obedeció. Pero pensando en que debía hacer algo para que su primo diera un paso enorme con Junsu.

Porque Junsu le agradaba demasiado, y él más que nadie sabía que su primo necesitaba a alguien como él en su vida. Aunque debía admitir que en un inicio se había reído cuando supo que le gustaba “un simple camarero”, palabras que el mismo Changmin había dicho para recalcar que nunca estaría con él.

Pero él se había dado a la tarea de conocerlo y descubrir el por qué su primo había mostrado tanto interés. Y sin duda, se había emocionado al saber que aquella cafetería era de su propiedad, pues los padres de Changmin seguían con la mentalidad de que su hijo tenía que casarse con una mujer de su mismo nivel social. Pese a que Changmin nunca había expresado deseos o sentimientos por alguna mujer antes.

Y Minho sabía que era muy probable que aquella relación no llegara muy lejos. Pero conocía de la atracción que tanto Junsu como Changmin sentían por el otro. Y aunque fuera por un cierto tiempo, haría que estuvieran juntos.

Los fines de semana que Junsu no iba a la cafetería, entrenaba con otros chicos. Le apasionaba el fútbol, e iba a algunos de los partidos. Como ese domingo, donde no se sentía muy feliz por la forma en que estaba jugando. Y no sólo por el hecho de no haber podido anotar ningún gol hasta ese momento, sino que, toda su atención se encontraba en una persona.

Changmin salió de su automóvil y buscó a la adoración de su primo. Donde se había estacionado daba una vista amplia del campo de juego. Minho le había pedido, casi suplicado, que fuera a ver el partido en el cual Junsu lo había invitado, y luego de haber escuchado excusas totalmente absurdas aceptó. Principalmente, para quitarse a su primo de encima.

Caminó al graderío y se sentó para observar la etapa final del partido. Se había impresionado a sí mismo al encontrarse totalmente emocionado en los minutos finales, y no había podido evitar reír ante los gestos de enojo y desesperación que Junsu hacía.

Había reconocido al chico que siempre seguía a Junsu, y este se encontraba hablando muy animado con otros dos chicos más. Les prestó poca atención, pese a que ellos parecían verlo detenidamente.

Junsu corrió hacia sus amigos cuando todo ya había terminado. Y pese a que su equipo había ganado, él no se encontraba muy feliz del todo. Necesitaba llegar a su casa, darse un buen baño y ocuparse en otras cosas para dejar de pensar tanto en alguien.

-Alguien vino a verte. –le susurró Jaejoong en el oído. Junsu detuvo su caminar.

-¿Qué? –sentía al suelo moverse. ¿Le estaban jugando una broma? Si era así, que se detuvieran porque no estaba de humor para ello.

-Vino a mitad de tiempo. –informó Yunho. –En un inicio no se miraba muy a gusto, pero disfrutó el partido. –tanto Jaejoong como Yoochun rieron al recordar la actitud del otro.

-Quizá debamos celebrar esta victoria otro día. –Yoochun llevó a sus amigos hacia otro lado. Dejando a Junsu totalmente solo, y a unos pocos centímetros de distancia de Changmin,

-Minho me dijo que viniera en su representación, ya que tiene mucho trabajo por hacer y ya no puede retrasarlo más. –ambos no se veían a los ojos. Miraban a cualquier lado, menos hacia ellos. –Me pidió que te “atendiera” o algo por el estilo… así que… ¿quieres ir a algún lado a comer o algo así? –Junsu finalmente lo miró.

-N-no… no tienes de qué preocuparte. –sonrió. –No tienes que compensar lo de Minho.

-Ya he estado mucho tiempo aquí. Ir a comer algo no estaría mal. Muero de hambre, por cierto… ¿me acompaña? –bajó su mirada hacia Junsu, quien tenía toda su atención en él.

Tímidamente, Junsu asintió y lo siguió. No pudo evitar su sorpresa al mirar el auto último modelo, del cual Changmin ahora ingresaba. Este le hizo señas para que también entrara al auto, y Junsu ya sólo pudo observar con pena su vestimenta.

Con paso lento, ingresó por el lado del copiloto, sosteniendo con fuerza su bolso donde se encontraba su cambio de ropa. Ahora se arrepentía por haber permitido que su cansancio mental le haya ganado y no haber utilizado las duchas del lugar como el resto de su equipo.

Durante todo el recorrido, no intercambiaron ni una palabra. Junsu decidió mirar el paisaje que aquel viaje le daba, apretando cada vez más su agarre que tenía con la cinta de su bolso. Al estacionarse frente a un reconocido y elegante restaurante, Junsu se sintió peor.

-Creo… aceptaré su invitación a comer otro día. –dijo cuándo Changmin comenzaba a quitarse el cinturón de seguridad.

-Solamente es una comida. Sagrada para mí, pero… -Junsu no pudo evitar reír ante ese comentario. –Sólo deje sus cosas en la parte trasera y entremos.

-S-sí… -con total pesar, Junsu obedeció.

Al entrar al restaurante, Junsu sólo pudo confirmar lo que ya sabía. El lugar no estaba muy concurrido, pero había muchos hombres con sus trajes elegantes, y bellas mujeres con vestidos para la hora y lugar. Y él estaba utilizando un sucio y simple uniforme de fútbol.

Quizá Changmin quería jugarle una broma. Una prueba, quizá. ¿Pero por qué? Sea lo que fuera, él iba a pasarla, y si era una broma, al salir de ese lugar haría de todo para olvidarse de una persona tan superficial y malvada como él. No merecía este tipo de humillaciones en silencio. Él no.

-¿Qué desea comer? –preguntó Changmin cuando ya se habían sentado en una mesa.

-Yo… -Junsu miraba el menú y se torturaba con sólo ver los precios de cada plato. Y sabía que lo que pagaban por ello, no recompensaba que les entregaran una muy buena porción. –Dejaré que usted escoja. –apartó el menú de él.

Junsu se golpeó mentalmente por decir aquella frase. ¡La había escuchado en una película! Y era lo que las chicas decían durante la primera cita. ¿Changmin también miraría películas de ese tipo y por eso se reía en ese momento? ¡No! Changmin era una persona ocupada, incluso Minho se lo había dicho. Esperaba que fuera otra cosa y no lo que había dicho.

-Pediré algo que sé le gustará. –Changmin llamó al camarero y ordenó por ambos. Junsu sólo atinó a tomar de su copa de agua para intentar calmarse. –Entonces, ¿cómo es que le agradas tanto a mi primo?

-¿Perdón? -¿realmente lo estaba preguntando? ¡Pero si Minho era alguien realmente agradable!

-Quizá Minho nunca le ha mostrado esa parte, pero es muy distante e intolerante con las personas en general. Hasta ahora, creía que se comportaba así sólo conmigo. –Junsu no pudo evitar sonrojarse ante aquella declaración.

-Nunca lo hubiera imaginado, Minho es muy alegre y cariñoso conmigo. Pensaba que era porque soy su hyung, pero…

-No. Minho es así solamente con personas especiales. –ambos se miraron a los ojos, no pudiendo evitar sonreír y sonrojarse. Después de eso, no hablaron hasta que la comida les fue entregada.

-¡Vaya, esto es delicioso! –Junsu disfrutó cada bocado que daba.

-Sabía que le gustaría. –Changmin comía más lento, pero degustando cada porción que entraba por su boca.

Durante la comida, más tranquilos, ambos intercambiaron información personal. Descubriendo que Junsu era dos años mayor que Changmin y, por tanto, habían decidido dejar de hablarse tan formal.

-Shim Changmin. –una voz adulta distrajo a Junsu. Un atractivo hombre mayor se encontraba a unos centímetros del asiento de Changmin. Quien al nada más verlo, se levantó y lo saludó cortésmente.

-Señor Ryu. –aquel hombre miró con superioridad a Junsu. Changmin lo notó. –Es un gran amigo de Minho.

-El joven Minho siempre con amistades extrañas. –el señor Ryu soltó una pequeña carcajada. Pero Changmin no respondió ante ello. –Bien. Nos veremos en la próxima reunión.

-Sí. Pase un buen día. –sin más que decirse, el hombre se retiró y Changmin volvió a su asiento. Sin una gran actitud.

-Yo… debo volver ya a casa. –tímidamente, Junsu habló.

Changmin asintió y pidió la cuenta. Junsu no insistió en pagar parte de la cuenta. Por más que quisiera, no tendría ni para el vaso de agua consumido. Iría gran parte de las ganancias de su cafetería. Y aún debía terminar con el préstamo que había hecho al banco.

El camino hacia la casa de Junsu fue en total silencio. Junsu recordaba a cada momento las palabras de aquel hombre. Changmin tuvo que haberle informado al lugar que irían a comer. O siquiera sugerir otro lado en donde su vestimenta no se viera tan mal.

-No dejes que te afecte. –Changmin estacionó frente a la puerta de la casa de Junsu.

-¿Disculpa? –Junsu se quitó el cinturón de seguridad y tomó sus cosas de la parte trasera. Changmin rió al ver que Junsu no se complicaba en bajar y tomarlas desde adentro. Le agradaba.

-Lo que dijo el señor Ryu. Es sólo otro hombre con traje sintiéndose superior por cuantas acciones logra comprar por mes. –Junsu rió y se sintió mejor ante eso.

-A la próxima… al menos dime a dónde iremos. –ambos se sorprendieron ante eso. ¿Habría una segunda vez, siquiera? –Digo… bueno…

-A la próxima, tú dirás el lugar. –Junsu se bajó finalmente del automóvil y se dirigió a su casa.

No había sido tan malo después de todo. Changmin era agradable a su manera, pero debía de recordarse que ambos no eran del mismo nivel social. Eso daba tantos problemas.

Después de aquella salida, Changmin acompañaba a Minho tanto como le era posible. Y Junsu no pudo evitar sonreír cada que lo veía. Y a pesar de la actitud de Yoochun, Yunho y Jaejoong habían entablado una amistad con los otros chicos.

Y Yoochun no perdía oportunidad para “dejar en claro” que Junsu sería suyo en algún momento. Él ya no decía nada, lo conocía y sabía que nada pasaría. Pero se encontraba algo preocupado por Changmin. Y al final, por Yoochun también. Porque el menor lo veía con una furia que pensaba que en cualquier momento lo atacaría en medio de la cafetería.

-Junsu ha sido el más difícil en conquistar en toda mi vida. –Yoochun nuevamente lanzaba otra de sus locuras. Sus amigos rieron ante ello, excepto uno.

-¿Puedes dejar de decir eso de Junsu? –Changmin se levantó, golpeando la mesa. Su mirada amenazaba a Yoochun. –Él no será otro más de tu enorme lista de conquistas y revolcones.

-¿No? ¿Y por qué lo dices tan seguro? - Yoochun se cruzó de brazos y le sonrió al otro.

-Porque será mi pareja cuando siquiera lo vuelvas a intentar. –todo quedó en silencio. Para entonces, Changmin cayó en cuenta de lo que dijo y comenzó a tomar sus cosas.
Junsu lo siguió afuera de la cafetería.

-¡Changmin, espera! –logró detenerlo.

-¿Y ahora qué? ¿Piensas decir algo totalmente cursi para que sirva de consuelo porque amas que Yoochun sea así y que lo amas en secreto? –Junsu no pudo evitar sentirse herido ante aquellas duras palabras.

-Oye… no seas tan duro, ¿está bien? Además, si sintiera algo por Yoochun, ¿no te parece que desde hace tiempo él y yo estaríamos juntos? –resopló. Siquiera él lo creía posible. –Yoochun y yo no estamos hechos el uno para el otro. Él es tan… sin compromiso. Lo he regañado, incluso, por utilizar mi cafetería como un bar. ¿Crees eso? Yoochun y yo…

Changmin calló a Junsu con un apasionado beso. Ya se había cansado de escuchar el “Yoochun y yo” que el otro le daba. E incluso si Junsu lo había detenido para decirle que no le correspondía, lo dejaría con el mejor beso que jamás en su vida volvería a sentir.

-Adiós, Junsu… -quiso irse, pero un agarre en su brazo lo detuvo.

-Nunca dije que te diría algo como que no te correspondería… -su mirada estaba gacha, pero Changmin logró ver el sonrojo en sus mejillas.

-Soy un tonto por no dejar que termines de hablar, ¿cierto? –ambos rieron.

-Un poco, sí. –se fundieron en un abrazo.

-Sólo… no menciones que dije algo así de mí. –Junsu asintió con su rostro. Quería quedarse más tiempo así con él.

-¿Van a entrar o le darán función a todos los presentes? –Yoochun gritó desde la puerta. Una sonrisa adornaba su rostro. Changmin lo miró incrédulo, y Junsu rió ante su actitud. Conocía muy bien a su amigo.

-Pensaba que quería robarte. –susurró antes de separarse de Junsu.

-Y lo haría. Si seguías ignorando lo que pasaba. –Changmin se confundió ante eso. Pero Junsu decidió calmar su alma. –Ya no importa eso. Vamos.

Ambos entraron, siendo recibidos por una pequeña festividad que sus amigos habían preparado en tan sólo segundos. Junsu se sentía tan bien con la situación. Parecía que todo comenzaría a ir bien en su vida amorosa.

A pesar de los días, Junsu no podía procesar que tenía pareja. Cada día tenía una enorme sonrisa, como si tan sólo unos minutos atrás, Changmin le hubiera confesado sus sentimientos y le habría pedido ser su novio.

Novio.

Hasta la palabra tenía otro sabor en sus labios ahora.

Y aunque Changmin no fuera muy demostrativo, le daba unos besos a Junsu, que le hacían olvidar hasta su nombre. Todo, a su extraña manera, parecía ir de una forma excelente. Cosa que no tenía muy tranquilo a Changmin.

Y es que él sabía, que tarde o temprano, el paraíso se acabaría. Su padre nunca tardaba en enviarle a alguien nuevo para que lo vigilara. Y en lo que iba del año, ya eran siete las personas que había descubierto. Y por eso se comportaba más distante con Junsu al notar a una persona extraña en la cafetería.

Junsu trataba de ignorar esos días en que Changmin parecía más distraído que nunca. Lo atribuyó al trabajo excesivo de Changmin, al no sólo ocuparse de su empresa, sino que también, a visitarlo a diario en su local.

-No es tu obligación venir a verme todos los días, ¿sabes? Puedes descansar de mí de vez en cuando. –bromeó. Quería quitarle ese peso de encima a Changmin.

-¿Bromeas? Vengo sólo por el delicioso café. –en ese momento, Changmin prestó más atención a la persona que se encontraba tan sólo unos asientos más adelante que él en la barra de desayunos.

-Ya… -Junsu tenía una sonrisa en su rostro. Bien, no sospecha nada pensó Changmin. -¿Has hablado con Minho estos días? No lo he visto para nada últimamente. Hace falta ver como saca de quicio a Yoochun, por momentos. –rió.

-No… -no quitó su vista de aquel hombre. –También tiene mucho que hacer en su oficina. Trataré de darle tu mensaje.

-¿Eh? ¡No! –Changmin ignoró por esa vez el sonrojo de Junsu. -Está bien. Lo que menos quiero hacer es molestarlo…

-Me iré por ahora. –Changmin dejó el dinero para pagar su café y tomó su abrigo para luego salir presuroso.

Cuando ya estuvo fuera del local, dirigió su vista hacia dentro y observó como con algo de tristeza tomaba Junsu el dinero. Se pateó mentalmente por su actitud, pero todo sentimiento cambió cuando miró a aquel hombre intercambiando palabras con Junsu.

Su padre había cruzado la línea ahora. Y esta vez, no iba a quedarse callado.



-¿De qué me hablas? –el señor Shim preguntó sin levantar la vista de sus importantes papeles.

-Que sé muy bien que mandas hombres a seguirme. Que quieres saber cada cosa que hago en mí día a día. En qué momento salgo de la oficina, a qué hora voy al baño e incluso cuándo respiro. –soltó aire exasperado.

-Sabes que hago todo por tu bien. –hasta entonces, fijó su vista totalmente en su hijo.

-¿Por mi bien? ¿Bromeas? –se levantó del asiento frente al escritorio de su padre, y caminó de un lado a otro. -¡Se trata sólo de ti! ¡De tu maldita empresa!

-¡Cállate, Changmin! –se levantó golpeando el escritorio. –No actúes como un niño de tan sólo diez años con un capricho.

-¿Un capricho? ¿Llamas a mi vida personal, un capricho? –bufó. –Pues el capricho lo tendrás tú, padre. –dijo lo último de manera despectiva.

-No estás pensando claramente, Changmin. Toma un descanso y hablaremos luego. –volvió a sentarse y mirar sus papeles.

-No. Lo que quiero, es que me dejes a mí y mi vida personal en paz. –lo observó. –Suficiente con dedicarle mucho de mi tiempo a la empresa y toda actividad social que tanto te agradan. –se acercó a la puerta y tomando el pomo de ésta se detuvo al escuchar la silla de su padre moverse.

-¿Lo haces por ese insignificante muchacho de cafetería? –llegó a él y lo tomó del hombro, ejerciendo algo de fuerza extra.

-Simplemente ya llegué a mi límite. –Changmin siguió en su posición. No iba a ceder.

-¿Sabías que aún tiene una deuda en el banco? Podrá ser propietario de ese negocio, pero con una deuda detrás, poco puede ser de él… -soltó el hombro de su hijo y volvió a dirigirse a su escritorio. –Tú decides si esa deuda se pide pagar en estos instantes, o quede saldada de una vez.

-¿Una amenaza? –se giró y resopló. -¿Por qué no me atacas a mí? Soy yo el que te da el problema, no terceros.

-Es que él no es un simple tercero. Y los dos lo sabemos muy bien. –lo vio altanero.

-Si ya lo sabes, ¿para qué tanta amenaza oculta? ¿Por qué no simplemente me dejas mantenerlo oculto, eh? –se acercó a su padre. La furia desbordaba de él.

-¿Te imaginas si llegan a descubrir que ese muchacho es algo más que tu amigo? ¡Por favor! Mancharás tu imagen, la mía y la de la empresa. Así que es mejor que te encuentres lo más lejos de él.

Changmin sin decir más, salió de aquella oficina. ¡Era el colmo! Todo lo que importaba era la imagen de su padre y la empresa. Y lo peor ahora, era que la amenaza estaba hecha.

O dejaba ir a Junsu definitivamente, o le haría la vida imposible. Y él más que nadie, sabía que debía elegir una opción. Y ninguna pintaba para algo mejor.



-Jaejoong y Yunho estarán viendo la decoración… Yoochun dice que puede traer bebidas, pero ya le dije que eso es una tontería. –Junsu rió ante lo que le informaba a Changmin. –Minho… -Junsu levantó la vista de las hojas que tenía en sus manos, y observó a Changmin. -¿Pasa algo?

-Recuérdame para qué es todo esto. –pidió con algo de fastidio. Su cabeza dolía, pero no quería decirle nada a Junsu de lo que sucedía. Lo que lo hacía sentirse peor.

-Para celebrar el primer aniversario de la cafetería, y lograr tener más ingresos. –respondió feliz. Y justo en ese momento, una de las trabajadoras colocó un sobre sobre la mesa en donde estaban. Junsu le agradeció y tomó el sobre.

Changmin prestó más atención al ver la reacción de Junsu. Leía la carta y su rostro se ponía más pálido.

-¿Pasó algo? –esperaba que no fuera lo que pensaba.

-¿Eh? –fijó su atención en Changmin, y le regaló una sonrisa. –No es nada. Sólo… unos asuntos. Sigue viendo lo del evento, ya vuelvo. –se levantó presuroso y se dirigió hacia la parte trasera, donde guardaba sus cosas.

-¿Ya afinaron todos los detalles? –Jaejoong se sentó en el lugar que desocupó Junsu, un tiempo después.

-No realmente. Llegó una carta para Junsu y se fue a la parte trasera a revisarla, supongo. –quiso sonar desinteresado, pero lo cierto era que esperaba que Jaejoong le dijera todo lo que sabía.

-Ya… espero no sea otra carta del banco. –dirigió su vista hacia la puerta donde el personal entraba y salía. –Suficiente tiene con esa amenaza que hace unos días le enviaron.

-¿Le enviaron una amenaza? –frunció el ceño. Todo estaba pasando muy rápido.

-Sí. Pero, ¿sabes? Junsu nunca ha tardado con cada mensualidad que le debe al banco. Todos lo hemos visto cómo trabaja para estar puntual con los pagos. Me parece injusto que ahora el banco quiera que se le de todo el dinero. ¡Como si fuera posible para nosotros! –se exaltó.

-¿Para eso es este evento? ¿Para lograr reunir el dinero que hace falta? –su respiración comenzaba a agitarse. Debía tranquilizarse y pensar con la cabeza fría. De lo contrario, sólo haría los problemas más grandes.

-Sí. Por suerte, el primer aniversario también está cerca, así que lo usará como excusa. –Jaejoong pensó por un momento. -¿No te lo había dicho? –se asombró cuando Changmin negó. –Bueno… si le preguntas sobre eso, no le digas que fui yo quien te lo dijo.

Jaejoong se levantó cuando miró a Yunho entrar a la cafetería. Changmin esperó a que Junsu volviera para luego irse y pensar en lo que debía hacer para que toda esa situación terminara.



-¡Me gustaría hablar con el gerente! –Junsu se levantó furioso luego de lo que la chica de atención al cliente le dijo.

-Señor, por favor, cálmese. –trató de controlarlo. Lo que menos querían en aquel banco eran escándalos. –Tranquilícese y con gusto llamaré al gerente, ¿está bien? –ella también quería ayudarlo. Había visto un sinfín de casos por su trabajo, pero nunca uno como este.

El chico que estaba frente a ella había pagado puntualmente con la deuda que tenía. Y simplemente de pronto, el banco quería todo el dinero que faltaba. ¿Tendría eso algún sentido?

-Bien… -Junsu se volvió a sentar y se cruzó de brazos. –Recálquele que están haciendo una injusticia conmigo.

Aquella chica fue a llamar a su jefe, y Junsu se sorprendió al ver como dos hombres caminaban hacia él.

-¿Señor Kim? –uno de ellos le dio una leve inclinación de cabeza, en forma de saludo. El otro hombre lo observaba de una manera muy extraña, y eso no le agradaba.

-Kim Junsu. –respondió éste. Daba pequeñas miradas a ambos hombres, tratando de descubrir de qué se trataba.

-Sobre su asunto… el señor Shim estará gustoso en responderle todo. –Junsu reconoció a aquel hombre como la persona que había saludado a Changmin en el restaurante, la primera vez que comieron juntos.

-Por aquí. –el señor Shim lo guió fuera del banco, y Junsu ya sospechaba lo que podría pasar. Y no era nada bueno.

-Usted es el padre de Changmin, ¿verdad? –el otro hombre rió.

-Vaya, no será difícil explicar tu situación. –Junsu no comprendía, y eso lo notó el hombre mayor. –Sube. –le ordenó cuando un automóvil negro se estacionó frente a ellos.

Con algo de duda, Junsu obedeció. Manteniendo sus cinco sentidos alerta a cualquier señal de estar en peligro. Pero grande fue su sorpresa cuando se estacionaron frente a una lujosa cafetería.

-Sobre lo de mi situación… -Junsu se atrevió a hablar cuando aquel hombre se limitaba a observarlo desde que se sentaron y ordenaron un café para cada uno.

-Cierto. –tomó otro poco de su café. –Será sencillo, en realidad, estarás gustoso en obedecer. –la sonrisa que le brindó, asustó más a Junsu.

-¿Q-qué es…?

-Deja a Changmin, y haré que todas tus deudas estén saldadas. –un silencio incómodo se formó en el lugar. Junsu juraría que podía escuchar a su corazón latir.

-¿Qué? –volvió a preguntar, ¿habría escuchado bien?

-Changmin simplemente te ha usado para quitar esa curiosidad que molesta en él. Pero al parecer, pensabas que sería algo serio o parecido. Yo no tengo nada en contra de ti, -rió –pero eres un gran obstáculo en la vida de mi hijo. ¿Sabes? Yo quiero nietos, una familia de nuestra altura. Changmin debe casarse con una hermosa muchacha, que puedan darme los nietos que tanto ansío. Dejar más herencia Shim.

Junsu se sentía mareado. Una cosa era lo que aquel hombre decía, pero, ¿y lo que Changmin quería?

-¿Es lo que realmente quiere Changmin? –se armó de valor. No sabía cómo era la relación entre ese hombre y su hijo. En realidad, no sabía nada de la familia de Changmin.

-Claro. Ha pasado toda su vida siguiendo cada uno de mis pasos. Y ahora no será para menos. –el señor Shim no pudo ocultar su felicidad al ver la sorpresa en el rostro de Junsu.

-¿Y qué pasa si Changmin realmente quiere estar conmigo? ¿Qué si yo no obedezco a su petición? –Junsu se moría de miedo, pero no se lo iba a demostrar.

-Tu rostro aparecerá en cada periódico del país. Me encargaría de que nunca más puedas salir de tu pobreza, porque no sólo quedarás como el mayor deudor del país, sino que intentaste chantajear a mi hijo. Aprovecharte de su buen corazón y posición. –la mirada de aquel hombre derrumbó toda fortalece en Junsu.

-N-no… no puede hacer esto sólo porque él y yo nos amamos. Es…

-Ustedes no se aman. –rió cínicamente. -¿Veintiocho años, cierto? –Junsu asintió al escuchar su edad. –Changmin tiene veintiséis. Toda su vida se ha dedicado a estudiar y ver por la empresa. No pudo disfrutar su etapa de curiosidad, y lo hace ahora. No eres alguien especial… Junsu.

-Quizá… pero eso es algo que Changmin debe decirme. –se levantó. No soportaría más palabras hirientes por parte de aquel hombre.

-Lo hará. –fue lo último que escuchó antes de irse definitivamente de aquel lugar.

Siquiera dio algo para pagar el café consumido. No le importaba, ese hombre tenía la actitud de pagar hasta el aire inhalado. Y lo que más quería, era marcharse de una vez.

Junsu llegó muy enojado a su casa; y todo eso se derrumbó al ver a Changmin frente a su puerta. Le había dado una llave por si algún día necesitaba algo, ¿por qué no la habría usado? Observó mejor el rostro del menor, y entonces lo supo.

-Olvidé la llave. Necesitamos hablar. –mentía. Junsu sonrió ante aquel gesto.

Ambos sabían lo que sucedería, pero trataban de ocultarlo al otro. Ninguno estaba preparado para darse una despedida. Al entrar en la casa, Junsu se quitó sus zapatos en la entrada, y pasó a su casa, para que Changmin hiciera lo mismo.

Junsu se dirigió a la cocina por un vaso con agua. Al volver lo colocó sobre la mesa de centro, viendo como Changmin seguía a tan sólo centímetros de la puerta. Dirigió su mirada hacia los pies del menor y notó que ya no tenía sus zapatos. ¿Qué esperaba?

-¿Por qué no entras como se debe? –no pudo evitar sonar enojado.

Changmin se acercó lentamente a él, como si el tiempo también pasara lento con su caminar. Junsu se sorprendió cuando lo rodeó con sus brazos; no había nada mejor que ser rodeado por esos reconfortantes brazos. Ambos se fundieron en un fuerte y reconfortante abrazo. Lo necesitaban.

Lentamente, Changmin se apoderó de los labios de Junsu, y éste no pudo evitar corresponderle. Las manos de Changmin comenzaron a recorrer el otro cuerpo, Junsu dejó escapar uno que otro gemido entre los besos.

Junsu, torpemente, comenzó a quitar la ropa de Changmin. El menor lo imitó. De pronto, ambos se encontraban recostados en el sofá, solamente con su ropa interior; Junsu arriba del cuerpo del menor. Changmin disfrutó cuando el mayor comenzó a besarlo por el cuello y bajar por su pecho y abdomen, pero Junsu se encontraba algo dudoso.

-Hazlo. –con toda la excitación en su voz, llevó una de sus manos hacia la cabeza del mayor, enterrando sus dedos en el cabello del otro.

Junsu quitó la ropa interior de Changmin, y no pudo evitar su sorpresa y sonrojo al ver el miembro del otro. Con nerviosismo, tomó aquella extremidad, moviendo sus manos de arriba abajo, ejerciendo un poco de presión por momentos.

-Uhm… -Junsu mordió sus labios al ver un poco de pre-semen salir del miembro de Changmin. Acercó su boca para degustar de aquel tentador líquido.

-Junsu… -Changmin se controló a sí mismo para no correrse. Tomó más fuerte el cabello del otro.

Junsu saboreaba el miembro del menor. Lamiendo y chupando cada vez con más intensidad; dejando que Changmin le guiara en la velocidad. Changmin dejaba salir gemidos por  la creciente excitación, tratando de controlarse para que todo durara más.

Con todo el pesar, Changmin separó al mayor de él. Junsu respiraba agitadamente, observando cada movimiento que el otro hacía. Changmin sentó a Junsu en el sofá y separó las piernas de éste para colocarse entre ellas. Acarició por un momento el miembro del mayor, sobre la tela; se dirigió nuevamente a los labios del otro para devorarlos. Llevó su boca hacia uno de los pezones de Junsu, dándole uno que otro mordisco entre lamida.

Junsu colocó sus manos sobre los hombros de Changmin, presionando un poco cuando su excitación incrementaba. Changmin llevó una de sus manos hacia el pezón libre de Junsu, y con su otra mano acariciaba el miembro del mayor.

-Changmin… por favor… -Junsu suplicó.

El menor dejó lo que hacía y se levantó. Observó un momento a Junsu y sonrió. Quitó la única prenda que el mayor tenía en su cuerpo, disfrutando el sonrojo que se formaba en el rostro del otro.

-Déjame amarte, Junsu… -susurró en el oído del otro, tomándolo en sus brazos y llevándolo hacia la habitación del mayor.

-Changmin… -Junsu se aferró al cuello del otro durante el trayecto. Quería que aquel sentimiento de seguridad y amor durara por mucho, mucho tiempo más.

-Dime. –colocó a Junsu delicadamente sobre la cama, apreciando al hermoso hombre que tenía sólo para él.

-Te amo. –sin pensarlo dos veces, Changmin besó apasionadamente a Junsu.

Quedándose así por un tiempo largo; demostrar su amor importaba más que nada. Changmin abrazó a Junsu, dejando escapar un largo suspiro. Cuando el menor se movió, rozando ambos miembros, recordaron en lo que estaban.

Junsu cerró los ojos cuando Changmin volvió a los besos y caricias por todo su cuerpo, disfrutando de cada simple movimiento que daba. Changmin se acomodó entre las piernas de Junsu, mientras preparaba la entrada de éste; Junsu soltaba pequeños gemidos.

-Déjame hacerlo sin condón… -susurró. Estaba a punto de introducir su miembro cuando recordó lo esencial.

Junsu lo pensó por un momento. Siempre habían usado condón cuando tenían relaciones; era el mismo Changmin que por más excitado o apresurado que estuviera, detenía todo para colocarse lo primordial.

Pero aceptó.

Changmin tomó el lubricante del cajón de la mesita de noche, colocó un poco del frío líquido en su miembro y en la abertura de Junsu. Se introdujo lentamente, atento a cada expresión de dolor que Junsu hacía, relajándose cuando el rostro del mayor también lo hizo.

Junsu se dejó amar por Changmin. Disfrutando cada toque, cada caricia, cada beso dado por toda su piel. Cada pequeña mordida que su pecho y cuello sufría. Pero sobretodo, sentir el miembro del otro en su interior, sin nada. Lo tomaría como una de las muestras de amor que el menor hacía con él.

Y no podía entender cómo es que mientras era llenado por el otro, su corazón sentía un enorme vacío y pesar. Como si sólo fuera el momento para dejar una gran marca que demostrara el amor que ambos sentían. Corazonada o presagio quizá. Pero quería que ese sentimiento se fuera, que solamente el amor y seguridad se quedaran.

Entrelazó sus dedos con los del menor, disfrutando como el otro cuerpo se frotaba contra el suyo. Gozando cada embestida. Probando una y otra vez los labios del otro, degustando todo lo que podían ofrecer.

Esa noche fue demasiado larga y corta para ambos. Habían aprovechado su tiempo, demasiado; pero seguían sintiendo que el tiempo se les era arrebatado de la peor manera posible. Quería toda una vida para transmitir sus sentimientos al otro.

Esa noche, Junsu durmió gustoso en los brazos de Changmin, y éste disfrutó que al despertar, no pudiera sentir su brazo por haberlo tenido de la misma forma todas esas horas. Pero al ver el rostro adormitado de Junsu,  y su tranquila respiración, hizo que todo valiera la pena.

Lentamente levantó la cabeza de Junsu y quitó su brazo. Lo observó unos segundos antes de irse a tomar una ducha. Cuando Junsu despertó, no pudo evitar sentir un enorme pánico al no ver al otro por ningún lado de la habitación. Se calmó hasta que pudo escuchar el agua de la regadera caer, y se relajó aún más cuando un Changmin mojado con apenas una toalla cubriendo su parte intima se hizo presente en su campo de visión.

-Buenos días. –logró pronunciar. Agradecía estar aún en la cama, de lo contrario hubiera caído al suelo, admirando todavía a la maravillosa imagen que se lucía frente a él.

-¿Lograste descansar? –Junsu asintió. –Fue una gran noche. –comenzó a colocarse su ropa interior y pantalón. Junsu lo miraba confundido.

-¿Te vas? –se enrolló entre las sábanas y se levantó de la cama. No quería cambiarse hasta no haber tomado una ducha antes.

-Tengo mucho trabajo que hacer hoy. –se acercó al otro y depositó un casto beso en sus labios. Junsu quedó asombrado.

-¿Irás a la cafetería hoy? –caminó como pudo cuando Changmin se acercaba a la puerta principal, terminando de abotonar su camisa.

-Quizá… no lo sé. –respondió sin mirarlo. Dirigió su vista hacia el lugar, haciendo como si buscaba algo, aunque realidad quería mantener más esa imagen en su mente.

Se sentía tan cálido estar en ese lugar, y tener a Junsu de esa forma no hacía más fácil su marcha. Debía irse rápidamente de ese lugar. Un segundo más haría que tirara todo por la ventana.



-¿Es cierto que ya no amas a Junsu-hyung? –Minho encaró a Changmin en uno de los pasillos de la empresa. Changmin no quería decirle nada a él, no iba a comprender.

-Quédate fuera de esto, Minho. Es lo mejor. –iba a seguir su camino, pero el menor lo detuvo.

-¿Para quién? ¿Para ti? Porque créeme que Junsu no lo está. No hace nada más que fingir estar bien, que tu partida no duele. Quiere dejar todos sus buenos recuerdos intactos. Y me pregunto si pudo tener alguno contigo. –bufó.

-Junsu y yo ya no estamos más juntos. Así que déjame en paz. –estaba enojado, demasiado. ¿Qué rayos pensaba Minho al enfrentarlo con algo así? ¡En la empresa! Donde tenía que tener mucho más cuidado.

-Hyung… -Minho se escuchaba herido. Quería transmitir cómo se sentía Junsu realmente.

-Te diré algo, y espero que eso haga que borres todas las estúpidas ideas de tu cabeza. –tragó duro. Hasta a él iba a dolerle lo que diría, pero tenía que dejarle en claro a su padre y toda persona que lo vigilaba, que cumplía su palabra. -¿Crees qué es agradable estar con alguien que a cada momento levanta la voz y es tan chillona? ¿Qué por momentos parece un niño de primaria y no comprende gran parte de la vida? ¿Que esté gran parte del día aferrado a ti y un sinfín de cosas estúpidas más?

Minho lo observó con la boca y ojos abiertos. Changmin seguía con su postura de enfado y serio; ni él sabría lo que estaba haciendo.

-Mientes… -susurró. Changmin cerró sus ojos, le dolía pensar que Junsu fuera quien escuchara esas palabras. Y agradecía que el mayor nunca hubiera ido a ese lugar.

-Olvida todo, Minho. Te aseguro que Junsu lo hará pronto. –comenzó a caminar hacia su oficina, su paso lento. Él también sentía como espadas esas palabras, pero no había nada que pudiera hacer.

-¿Junsu-hyung? –Changmin detuvo su caminar. ¿Habría escuchado bien? Pero no iba a girar para asegurarse que el otro estuviera presente también. ¿Qué si era una mentira de su primo? Y siguió con lo suyo. Por más que le doliera, ya no debía preocuparse por eso.

-Fue un error venir aquí… -lo vacío del lugar no evitó que la voz de Junsu se escuchara más de lo que quería.

Ahora, había dos corazones más rotos que nunca.



Junsu soltó un largo suspiro mientras veía el reloj de la cafetería. Nunca antes había sentido el tiempo tan largo, como si se riera de su situación.

Habían pasado tres meses desde que Changmin había terminado con él. Dos desde que Minho logró convencerlo para que lo acompañara a la empresa de Changmin, y todo terminó peor. El menor dijo que él podría olvidar todo rápido; y esperaba que sucediera. Su corazón ya no podía más con tanto dolor oculto, su pobre almohada sufría cada noche por ello.

-Sabes que puedo cumplir mi promesa de reclamarte ahora que ha hecho de tonto. –Yoochun comentó nuevamente de la nada. Ambos sentados en los banquillos frente a la barra de desayunos.

-No podría hacerte eso, Yoochun…  -con una triste mirada le sonrió al otro. Yoochun quería quitarle todo ese dolor a su amigo. Pero sabía que el corazón de Junsu era mucho más grande como para permitírselo.

-Sé que puedo hacer algo más por ti… -le acarició una mejilla. Si él hubiera sido Changmin, nunca lo hubiera dejado ir. Junsu era alguien que hacia tus días mucho mejor, y él más que nadie sabía que le devolvería cada sonrisa que le daba.

-Y lo aprecio… demasiado. Pero no estaría contigo sólo para olvidar a Chang…min. –incluso mencionar su nombre le dolía. Junsu bajó la mirada. Iba a ser un largo camino dejar ir todo respecto a Changmin.

Sobre todo, esas últimas palabras que escuchó del menor. Después de todo, ¿el señor Shim habría tenido razón? y es que no quería creer en nadie más que no fuera Changmin. Pero aquellas palabras que salieron de la propia boca del menor, seguían más que latentes en su cabeza.

Era como si se las estuviera diciendo en el preciso momento que las recordaba.  Pero ya no podía hacer nada, más que sólo recordar los buenos momentos.

Pero cada vez que lo hacía, los malos momentos parecían absorber todo. Olvidar a Changmin sería difícil.



-¿Acaso has enloquecido? –el señor Shim miraba incrédulo a su hijo. ¿Qué tipo de broma jugaba ahora?

-No. Estoy más cuerdo que nunca. –sonrió. Como hace mucho no lo hacía. –Aquí están todos los papeles necesarios que indican mi renuncia a la empresa y todo cargo legal a ti, principalmente. No más fiestas sociales o de emparejamiento para mí, por tu apellido. –le extendió muy feliz los documentos. Su padre no podía creer lo que leía.

-Dejas incluso tu vida de lujos. ¿Sabes realmente a lo que te enfrentas? –Changmin estaba más feliz al ver que su padre trataba hasta lo imposible para que se retractara. Pero ya no más.

-Sí. Y veré cómo conseguir un trabajo. Por suerte, mis títulos profesionales no se pueden anular porque así lo quieres,  ¿no es eso asombroso? –comenzó a salir de aquella oficina.

-Dejar todo por un simple don nadie. –no prestaría más atención a lo que ese hombre diría de su vida.

Finalmente, le estaba diciendo adiós a toda atadura con su apellido. Le entristecía saber que no volvería a ver su familia, pero siendo está gobernada por su padre, no perdía mucho. Aun así, extrañaría muchísimo a su madre y hermanas. Pero ya era tiempo de ver por él.

Y lo primero que tenía que reconstruir, era lo que una vez tuvo con Junsu.



Changmin nunca imaginó que estar frente a Junsu sería más difícil. Sí, habían pasado siete meses desde la última vez que se vieron. Pero, ¿era tiempo suficiente para que Junsu creara un odio hacia él? Aunque si recordaba bien las palabras que le dijo a Minho, le daría toda la razón al mayor.

Bien, era el momento para reparar todo. O lo posible.

-Si lo que dice es realmente cierto… -Junsu parecía ceder. Bien, quizá no sería tan difícil volver al corazón de Junsu.

-Por supuesto. No volveré a mentir. –ambos se miraron seriamente. Aún había algo de tensión entre ellos.

-Perfecto. En mi cafetería no acepto mentirosos. –Junsu apartó su vista de Changmin, notando como Yoochun, Minho, Jaejoong y Yunho los miraban desde atrás del mostrador. Quizá las cosas se acomodarían más rápido de lo que tenía en mente. –Tendrá un tiempo de prueba de un mes. Empezando desde hoy.

Changmin enarcó una ceja. ¿Junsu hablaba del trabajo o de otra cosa? Pero sea lo que fuera, iba a lograr su cometido. Ya sea trabajando en la cafetería, como en el corazón de Junsu.

¡Rayos! Eso se escuchaba tan cursi. Agradecía tanto el sólo pensarlo; se dispararía si alguien más escuchaba todo eso. Pero si era por Junsu, valdría la pena todo.

-Bien. Soy rápido aprendiendo. –siguió a Junsu que lo llamó hacia atrás, con los casilleros. Le mostró cuál sería el suyo y el trabajo que tenía que hacer.

Prestó atención, hasta que la necesidad de tener ese cuerpo entre sus brazos nuevamente lo invadió. Había dos chicas más con ellos, y deseaba tanto sacarlas de ahí para encerrarse con Junsu y hacer un sinfín de cosas prohibidas en algunos países.

-¿Siquiera me está oyendo? –Junsu colocó sus manos en sus caderas. Changmin ya podía dudar que su cordura siguiera. Junsu sólo hacía que su necesidad aumentara.

-Sí… -mojó sus labios. Sonriendo ante el gran sonrojo por parte del mayor. Bien, al menos ya no era el único con una gran necesidad en su interior.

Se sorprendió al ver que ya se encontraban solos. Bien, quizá era el momento para aprovecharlo. Se acercó lentamente a Junsu, disfrutando que el mayor tratara de alejarse de él.

-¿Q-qué haces? –Junsu se maldijo mentalmente por sonar tan nervioso. Había sentido la necesidad que Changmin tenía con él, ¿y qué? No era como si no lo sintiera tampoco. Pero debía controlarse; darle unos grandes límites a Changmin.

Porque no se haría el fácil. No. Changmin tenía que luchar por volver a tener su corazón. Aunque sabía muy bien que nunca lo había perdido. Pero le iba a dar una tarea mientras tanto.

-Sólo quiero volver a sentir tus labios… -respondió roncamente.

Sin permiso alguno, Changmin tomó los labios de Junsu con los propios. Había extrañado tanto hacerlo, que hasta se preguntaba del cómo había sobrevivido todo ese tiempo a no sentir esos sabrosos labios.

Se preguntaba cómo había vivido sin Junsu en su día a día. Y se juró a sí mismo nunca más ser un tonto. No iba a perderlo por segunda vez. Porque sabía que Junsu no lo perdonaría tan fácil en esa segunda vez.

Al terminar su apasionado beso, se fundieron en un reconfortante y amoroso abrazo. Ambos sonriendo. Porque por más que eso había sucedido, sabían que no sería tan fácil como se veía.

Y es que alguien tenía todo el derecho de hacerse el difícil. Y otro de trabajar por él. Después de todo, ¿qué se disfrutaría si no costó obtenerlo? Además, de que querían sentir esa etapa de cortejo. ¿Por qué no?

-¿Van a seguir arrancándose la piel ahí dentro? –Jaejoong tocó la puerta mientras lo decía. Ambos rieron ante eso. –Minho quiere invitarnos a cenar, ¿vendrán?

-Es mejor que regresemos. –ambos se observaron por un momento luego de separarse del abrazo.

-Junsu. –Changmin detuvo al mayor antes de que éste abriera la puerta.

-¿Qué?

-Gracias.

Ambos volvieron con el resto, ignorando toda broma hacia ellos. Junsu comenzó a darle indicaciones a Changmin respecto a su trabajo, comenzaría con lo difícil.

Velar por que Yoochun no coqueteara con cuanta chica linda se le presentara en frente. Sí, sin duda disfrutaría por ver como el menor intentaba que Yoochun se alejara de ellas, sumándole que debía ver porque no hubiera clientes sin atender cómo se debía.


Junsu suspiró con tranquilidad. Podía decirse que ahora, en verdad, tendría todo lo que un día imaginó. Se sentía totalmente completo. Y lo estaba realmente, más con Changmin a su alrededor. Definitivamente lo tenía todo.


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N/A: Dos meses (y un poco más) que no subo nada T.T... pensaba subir tres historias MinSu, pero las otras dos nomás no sale nada </3. Esperemos en un futuro por ello~. Como dije arriba, esto va para las chicas que también aman/gustan/quieren al MinSu igual o más que yo~. Gracias por hacerme sentir que no soy la única que ve esa chispa más que mágica entre ellos y... ah~ ;U; gracias


PD: la persona que adivine cuantas páginas (de Word) en total fueron usadas para este shot, tendrá el honor de tenerme como su esclava (7u7)… bueno, quizá no. Pero sí que haré uno que otra cosa que desee (mientras esté en mis manos el poder de~). Nuevamente, gracias por leer^^

3 comentarios:

  1. Esperate ¿cual chispa? XD Ya, perdona que apenas comente pero he andado de aquí para allá y apenas pude leer gracias a que me enferme ewe Creo que fueron diez páginas (?)

    Ahora al shot, déjame decirte que odie al padre de ChangMin~ O sea, todo lo que hizo, pero al final lord voldemin triunfo /o/ Y EL LEMON ASCKSSGVJHSEHMOWSGKGSE OSHE ME SORPRENDI XD EXIJO LEMON DE RECONCILIACION XD

    Mi rata tan afvhssfvjsscnjsebllf Amo que lo pongas quesque enamorado de Junchan pero bien mujeriego lol

    Y nada, lo ame, lo disfrute y me ha alegrado la enfermedad y depresión xD Thanks ♡~

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  2. AWWWWWW MInsu♥ .... recien me paso por el bloq..pense que no habia actualizaciones ...pero ya veo que si LOL... mas tardecito dejare mi coment, ahora a leer... wwiiiiiii GRACIAS! ♥

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  3. Que desgraciado el padre, enserio. Fue genial que Changmin se haya desligado completamente de ese hombre. Junsu no sirve para hacerse el dificil...es tan mono, y es que ... Osea, cuando se ama, pues uno nomas cede y mas cuando se esta seguro que es correspondido. Yo soy mas de leer Yoosu...pero enserio que el MinSu es otro aire, no se como explicarlo.... Es como que mas creible, mas sexy, mas apasionado, mas real....no se, pero gusta muchisimo. Definitivamente habia chispa magica <3 ...... El lemon me encanto e INSISTO!!!! ... El MinSu es un ...ahhhh hasta en el lemon se siente diferente al Yoosu .... U.u soy Yoosu shipper, pero el MinSu es mas caliente! Lo dije! ..... Podria pasarlo a word para ver cuantas paginas son, pero ando desde el cell.... Asi es que adivinare nomas, pues mmmm unas 9? 10? ... Esta mas o menos larguito. En fin! Muchas gracias por la actu!

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