Título: Todo
Autor: Marysabel
Pareja(s): MinSu
Extensión: One-shot
Género: Romance, Drama, AU
Sinopsis: Luego de mucho trabajo, Junsu logra abrir su propio negocio: una cafetería. Gracias a eso, conoce a muchas personas que se convierten en sus amigos. Pero lo que menos esperaba, era que realmente conocería al amor. Y es que volverse uno de los mejores amigos del primo de la persona que te gusta, trae ciertos beneficios. Pero Changmin no es cualquier persona; debe mantenerse al margen con la empresa para que su padre no vuelva a atormentarlo en su vida personal. Y todo parece complicarse cuando su situación con Junsu llega a más. Al punto, de querer dejar todo por él.
Dedicado a: Mis MinSu lovers de la TL♥
-¿Y
qué desea aquí? –la molestia se notaba en su tono de voz.
-Trabajo.
¿No es obvio? –enarcó su ceja. El otro soltó un resoplido en burla. ¿Creía que
era el mismo tonto para engañarlo nuevamente?
-¿Y
se puede saber por qué? Se ve que no es una persona que necesite de algún
trabajo. -se cruzó de brazos.
-¿Eso
cree? Bueno, le contaré una historia por más que sé que no le interesa. –le
brindó una enorme sonrisa. –He renunciado a mi trabajo y a mi vida de lujos por
una persona que me roba los sueños y el aliento. Y ahora sólo me ignora. ¿No le
parece duro eso? Creí que me recibiría con un fuerte abrazo y su estúpida
sonrisa de siempre. Y no. Sólo finge una mirada seria.
Junsu
se quedó sin palabras. ¿Changmin creía que volvería a caer o qué? Estaba
mintiendo, eso estaba claro, ¿verdad?
Porque
frente a él tenía al que había herido su corazón. Al que le había entregado
todo, y le había devuelto nada. Y no es como si necesitara algo de él, pero al
menos quería tener la satisfacción de que su corazón estaría intacto, sin
ninguna rasgadura o herida.
Eso
tenía en mente cuando Changmin había llegado a su vida. Cuando él había
atravesado por la puerta de la cafetería en la cual se encontraban ahora. “Un café sin azúcar y un panecillo” fue
lo primero que escuchó de aquellos labios.
Sabía
que el tener una cafetería a su poder, haría que conociera a un sinfín de
personas, y que tendría clientes frecuentes que luego se volverían amigos. Como
Yoochun, Jaejoong y Yunho. Y también había conocido a uno que otro chico que
había coqueteado con él, pero nunca había pasado algo más allá de eso.
Nunca
nadie lo había hecho estremecerse tanto como el hombre sin expresiones que le
repetía su pedido. Pensó que sería la última vez que lo vería, porque al final,
antes había pasado algo similar. Un hombre entraba, lo atraía y luego no volvía
a verlo nunca más.
Por
lo que se limitó a entregarle lo pedido, agradecerle su compra y suspirar su
partida.
-¿No
ha venido el chico que nos quitó el aliento? –días más tarde, Yoochun le
preguntó aquello ni bien había entrado en la cafetería.
-¿Disculpa?
–siguió desocupando unas mesas para evitar que Yoochun lo viera y notara su
enorme sonrojo.
-No
finjas. Todos vimos lo nervioso que estuviste cuando atendiste su pedido.
–Yoochun lo siguió. Junsu lo esquivaba todo lo que podía, mientras continuaba
con su trabajo.
-Ya.
Me pareció atractivo, ¿bien? –lo encaró hasta que supo que su sonrojo ya no
sería tan notorio.
-Sacando
las garras, ¿eh? –Junsu fue detrás del mostrador, para así tener una barrera
física con Yoochun.
-No
es algo que te importe. ¿Cierto? –encaró. Sabía lo que Yoochun pretendía. Como
lo que hacía con todas las chicas lindas que entraban en la cafetería. Se
agregó una nota mental de recordarle que aquel lugar, no era un bar.
-¡Claro
que me importa! Me importa todo lo que tiene que ver contigo, Junsu. Después de
todo, me gustas. –Junsu dejó caer unos vasos para llevar. Aunque sabía que
Yoochun le saldría con algo parecido, siempre lo sorprendía.
-Dos
cafés para llevar, por favor. –dijo una voz, algo dudosa. Pues al parecer,
había interrumpido algo importante.
-S-sí…
-Junsu hizo ambos cafés, los colocó en sus recipientes y cuando volvió hacia su
cliente, dejó caer todo.
La
persona que había llegado –y muy posiblemente escuchado lo que Yoochun dijo– era
el chico que le había gustado.
-¡Junsu!
¿Qué te está pasando hoy? ¿Mi confesión te tiene así? –Yoochun corrió a
ayudarlo, pero Junsu no lo escuchaba. De pronto, una de las chicas que trabaja
con él, llegó y tomó la orden de aquel chico.
Junsu
sólo quería esconderse en lo más profundo del mundo. ¿Habría podido escuchar lo
que Yoochun le había dicho? ¡Pero sólo estaba diciendo algo muy común en él!
Pero no era algo como si pudiera aclarar. Sobre todo, con alguien que sólo había
llegado al local dos veces.
Y no
eran nada.
Y
muy posiblemente, la atracción sólo existía por su parte. Junsu terminó de
levantar aquel desastre, algo más desanimado. Siempre haciendo sus propias
películas de amor en su pequeña gran mente. Volvía a regañarse por ello.
Días
más tarde, se encontraba en su pequeño descanso de aquella tarde. El clima del
día había sido frío, y la clientela se lo había hecho notar mucho.
Ya
no se encontraban muchos clientes cuando escuchó la puerta, anunciando un nuevo
cliente. Soltó un suspiro para luego girarse y así atender él mismo a quien
había ingresado.
Su
corazón se paralizó por unos segundos cuando pudo volver a ver a aquel chico.
Pero no iba solo, a su lado, otro chico un poco más bajo lo acompañaba. Ambos
se dirigieron a una de las tantas mesas del lugar. Dudó por un momento, pero
decidió en ir a atenderlos.
-Tengan
una muy linda tarde. ¿Desean que tome su orden en este momento? –preguntó como
siempre. Pero le era difícil dejar de verlo.
-Hyung
ha dicho que este lugar es magnífico. –dirigió su vista hacia aquel chico
cuando comenzó a hablar, pero cuando terminó, no pudo evitar volver a dirigir
su mirada a donde se encontraba en un inicio. ¿Cómo podía decir algo así? Sólo
lo había visto dos veces, ¿habría llegado más y no lo había notado?
-Muchas
gracias. –logró decir, con una enorme sonrisa.
-Creo
que también dijo algo sobre un lindo camarero. –pudo ver picardía en la sonrisa
que le daba. Pero prestó más atención a la mirada de muerte que el otro le dio.
–Como sea. Quiero una taza de chocolate y una rebanada de pastel de fresas con
crema.
-S-sí…
-anotó lo que pidió. -¿Y usted? –no alejó su vista de su libreta.
-Un
café sin azúcar, solamente. –dijo secamente.
-En
un momento se los traigo. –entró a la cocina del lugar. Necesitaba darse un
poco de aire antes de volver a aquella mesa.
-Los
dulces no son tu fuerte, hyung.
-Cállate,
Minho. Te he invitado, así que ahórrate tus comentarios. –dirigió su vista
hacia dónde el camarero se había
marchado.
-A
veces odio que mi madre sea prima de la tuya. –le sacó la lengua.
-Lo
que odias es tener que soportarme. Pero aun así me sigues. –atacó. Y Minho no
negó eso. Después de todo, había algo en aquella actitud que lo atraía de
cierta manera.
-Aquí
está su pedido, espero lo disfruten. –dio una pequeña reverencia antes de
retirarse nuevamente. Minho enarcó una ceja al ver que Changmin volvió a ver
por el camino que aquel chico había tomado.
Cuando
Minho terminó con su pastel, Changmin comenzaba a sacar el dinero para pagar y
así marcharse. Junsu llegó para entonces.
-Dígale
al repostero que su pastel ha estado delicioso. –dijo con mucha ilusión Minho.
Junsu rió ante su actitud.
-Lo
haré con gusto.
-Por
cierto… -Junsu pudo ver algo de duda en su rostro. – ¿Estaría en algún problema
si le pido su número de celular?
-¿Disculpa?
–Junsu no creía lo que acababa de escuchar.
-Lo tendría
conmigo, sí. –Junsu rodeó sus ojos al sentir a Yoochun detrás de él y lo apartó
cuando trató de abrazarlo por la cintura.
-Por
favor, Yoochun. –dijo entre dientes.
-¿Es
su novio? –Minho preguntó. Incluso Changmin prestó atención.
-No.
–afirmó Junsu antes de que Yoochun saliera con otra tontería.
-Ya…
bueno. Me refería a un problema con su jefe. –Minho parecía no ceder de igual
manera.
-¿Problema
con el dueño? ¡Ja! Junsu es el dueño. –Yoochun volvió a abrir su boca. Junsu
negó lentamente. Tenía que hacer algo con él, o podría traerle problemas
futuros.
-¿De
verdad? ¡Vaya! ¿Escuchaste eso, Changmin-hyung? –miró hacia el mencionado.
Junsu juraría que aquello tenía una doble intención.
-Gracias
por todo, pero tenemos que retirarnos. –el mencionado se levantó, y dejó varios
billetes en la mesa para luego retirarse del lugar, siendo seguido por Minho.
-Ven
conmigo. –Junsu dijo fríamente luego de tomar el dinero de la mesa y así
dirigirse hacia la caja y registrar la venta.
-¿Al
fin me darás lo que quiero? –dijo esperanzado y alegre.
-No.
Esta vez serás tú quien lleve el pedido de Jaejoong y Yunho. –sonrió
internamente al ver la indignación de su amigo.
Luego
de aquella tarde, Changmin no había vuelto a la cafetería. Aunque una que otra
tarde, Minho se había presentado. Y en todas esas veces, había logrado hablar
con Junsu, logrando acercarse un poco ambos. Pero de Changmin no obtuvo nada. Y eso le
había decepcionado un poco, porque pensó que quizá el otro también había
sentido algo de atracción por él, pero al parecer, no fue así.
-Changmin-hyung
ha estado muy ocupado con la empresa estos días. –soltó Minho un día que Junsu
se había sentado a acompañarlo.
-¿Empresa?
–no pudo evitar su curiosidad.
-Ujum.
–respondió como pudo, pues devoraba el pastel de chocolate con crema y
galletas. -¡Esto está sabroso! –Junsu rió ante su actitud.
-Gracias.
–no preguntó más, para no verse entrometido.
-Y
cómo te decía… -Minho tomó lo último de su café para dejar ir todo lo que
quedaba del pastel en su garganta. –Changmin-hyung ha estado muy ocupado. Por
eso no ha podido venir. Eso de dirigir todo por tu propia cuenta, no es tan
fácil. –le brindó una gran sonrisa.
-Oh…
ya veo. –Junsu le respondió la sonrisa, pero un tanto incómodo. ¿Por qué Minho
le contaba aquello?
-Haré
todo lo posible para que venga conmigo en una próxima. –Minho se levantó y pagó
lo consumido. –Cuídate, Junsu-hyung. –y se fue del lugar.
Junsu
siguió con el trabajo del día. Y así, hasta pasado unos días, donde salió muy
tarde de la cafetería, y que para su mala suerte, el clima no le ayudó para
nada.
Había
logrado avanzar demasiado para llegar a la parada del autobús, y así llegar a
su casa. Pero la fuerte lluvia hizo que se quedara bajo un gran árbol, que poco
le cubría ya.
Ya
se había resignado con llegar totalmente empapado a su casa, por lo que frotaba
sus brazos para que el frío no fuera demasiado. Bajó por un momento la mirada,
en el cuál, un gran abrigo se posicionó frente a él.
-Tome.
–Junsu levantó rápidamente la vista al reconocer aquella voz. Changmin se encontraba frente a él sosteniendo
una sombrilla y extendiéndole su abrigo.
-¿Eh?
–Changmin negó levemente con su rostro. Se regañaba a sí mismo, internamente,
del por qué se encontraba haciendo eso. Como pudo, le colocó su abrigo a Junsu.
–G-gracias. –logró murmurar. Changmin se alejó sin decirle nada más. -¡Se la
devolveré!
Junsu
mordió su labio inferior. Y pese a las frías temperaturas, su rostro se sonrojó
totalmente.
Pocos
días más tarde, Junsu llevó puesto ese abrigo. Esperaba que Changmin apareciera
ese día en la cafetería, y así podría devolvérselo.
-Lindo
abrigo. –Yoochun llega hacia él nada más lo ve entrar. –Muy lindo, en verdad. –dice insinuador.
-Deja
de mirarme así. –Junsu le regaña. Yoochun lo mira fingiendo sentirse herido.
–Lo he usado porque debo devolverlo. –se estaba poniendo nervioso, demasiado. Y
cuando era así, decía casi todo lo que pensaba. –Oh por Dios… -se escondió
detrás del mostrador cuando miró a las personas que entraron en ese momento al
local.
-Iré
a atenderlos… -Yoochun comenzó a caminar hacia la mesa en que ellos decidieron
sentarse, pero Junsu lo detuvo.
-De-debo
hacerlo yo… al final, tú no trabajas aquí… -susurraba. Yoochun intentaba no
reír a carcajadas por la actitud de su amigo.
-Bien.
Pero primero debes quitarte el abrigo. Pensarán que te encuentras enfermo o
algo por el estilo. –Yoochun se sentó en un banco cercano al mostrador, dónde
podía ver toda la película.
Junsu
se quitó el abrigo y lo fue a dejar a los casilleros para trabajadores. Inhaló
y exhaló muy fuerte y lento para calmarse, y se dio valor a sí mismo. Y ya
decidido, se acercó a aquella mesa.
-¡Hyung!
–Minho fue el primero en saludarlo. Entusiasta como siempre.
-¿Lo
de siempre? –le preguntó a Minho, tratando de sonar lo más tranquilo posible.
Aunque su corazón estaba latiendo más de lo normal y comenzaba a preocuparse.
-Sí,
por favor, hyung. –le brindó una gran sonrisa. Junsu lo miraba y sentía que
todo era una broma. Un sueño en el cual quería despertar ya.
-¿Y
usted? –con un poco de trabajo, miró hacia Changmin.
-Lo
mismo que él. –este siquiera lo miró. Y Junsu sintió un peso mayor. Ya más
desanimado, se dirigió al mostrador y preparó los pedidos.
Se
quedó por un momento pensativo, decidiendo qué hacer realmente. Llamó a una de
las chicas que trabajaban con él y le pidió que entregara los pedidos. Se
dirigió hacia los casilleros a traer el abrigo y salir de su deuda de una vez.
Y con paso lento, se acercó nuevamente a aquella mesa.
-Esto…
-ya no tenía el mismo entusiasmo y confianza que minutos atrás. –Gracias. –le
extiende el abrigo, doblado. –Lo he lavado. –sonríe débilmente. Minho notó el
cambio radical que sufrió Junsu en tan sólo unos minutos. Y dirigió su mirada
hacia Changmin, el culpable de todo.
-Fue
lo de menos. –recibió el abrigo, y Junsu asiente sin saber qué más decir.
-¿Y?
–Minho evitó que Junsu se fuera. Miraba muy furioso a su primo.
-¿Qué?
–Changmin se encontraba muy interesado en su plato, pero había levantado un
poco la vista para ver a Minho.
-Dile
algo más que un “fue lo de menos” –imitó el tono de voz en lo último. Minho ya
se estaba molestando con el otro.
-Minho,
está bien. Fui yo el que obtuvo un favor. –sonriéndole débil, Junsu quitó el
agarre del menor en su brazo y se fue a seguir con sus labores.
-Ambos
son unos idiotas. –Minho resopló. Había perdido su apetito, y se dijo que era
una pena, amaba comer todo lo que la cafetería de Junsu podía ofrecerle.
-No
hagas de casamentera, Minho. –Changmin lo dijo en un tono sin importancia.
Ocultando siempre lo que sentía.
-¡Aja!
Admites que te gusta. –se exaltó y logró que algunas miradas del lugar se
posaran en ellos.
-Siéntate,
calla y come. –habló entre dientes, pero muy entendible. Asustando a Minho.
-Bien…
-lentamente, Minho obedeció. Pero pensando en que debía hacer algo para que su
primo diera un paso enorme con Junsu.
Porque
Junsu le agradaba demasiado, y él más que nadie sabía que su primo necesitaba a
alguien como él en su vida. Aunque debía admitir que en un inicio se había
reído cuando supo que le gustaba “un
simple camarero”, palabras que el mismo Changmin había dicho para recalcar
que nunca estaría con él.
Pero
él se había dado a la tarea de conocerlo y descubrir el por qué su primo había
mostrado tanto interés. Y sin duda, se había emocionado al saber que aquella
cafetería era de su propiedad, pues los padres de Changmin seguían con la
mentalidad de que su hijo tenía que casarse con una mujer de su mismo nivel
social. Pese a que Changmin nunca había expresado deseos o sentimientos por
alguna mujer antes.
Y
Minho sabía que era muy probable que aquella relación no llegara muy lejos.
Pero conocía de la atracción que tanto Junsu como Changmin sentían por el otro.
Y aunque fuera por un cierto tiempo, haría que estuvieran juntos.
Los
fines de semana que Junsu no iba a la cafetería, entrenaba con otros chicos. Le
apasionaba el fútbol, e iba a algunos de los partidos. Como ese domingo, donde
no se sentía muy feliz por la forma en que estaba jugando. Y no sólo por el
hecho de no haber podido anotar ningún gol hasta ese momento, sino que, toda su
atención se encontraba en una persona.
Changmin
salió de su automóvil y buscó a la adoración de su primo. Donde se había estacionado
daba una vista amplia del campo de juego. Minho le había pedido, casi
suplicado, que fuera a ver el partido en el cual Junsu lo había invitado, y
luego de haber escuchado excusas totalmente absurdas aceptó. Principalmente,
para quitarse a su primo de encima.
Caminó
al graderío y se sentó para observar la etapa final del partido. Se había
impresionado a sí mismo al encontrarse totalmente emocionado en los minutos
finales, y no había podido evitar reír ante los gestos de enojo y desesperación
que Junsu hacía.
Había
reconocido al chico que siempre seguía a Junsu, y este se encontraba hablando
muy animado con otros dos chicos más. Les prestó poca atención, pese a que
ellos parecían verlo detenidamente.
Junsu
corrió hacia sus amigos cuando todo ya había terminado. Y pese a que su equipo
había ganado, él no se encontraba muy feliz del todo. Necesitaba llegar a su
casa, darse un buen baño y ocuparse en otras cosas para dejar de pensar tanto
en alguien.
-Alguien
vino a verte. –le susurró Jaejoong en el oído. Junsu detuvo su caminar.
-¿Qué?
–sentía al suelo moverse. ¿Le estaban jugando una broma? Si era así, que se
detuvieran porque no estaba de humor para ello.
-Vino
a mitad de tiempo. –informó Yunho. –En un inicio no se miraba muy a gusto, pero
disfrutó el partido. –tanto Jaejoong como Yoochun rieron al recordar la actitud
del otro.
-Quizá
debamos celebrar esta victoria otro día. –Yoochun llevó a sus amigos hacia otro
lado. Dejando a Junsu totalmente solo, y a unos pocos centímetros de distancia
de Changmin,
-Minho
me dijo que viniera en su representación, ya que tiene mucho trabajo por hacer
y ya no puede retrasarlo más. –ambos no se veían a los ojos. Miraban a
cualquier lado, menos hacia ellos. –Me pidió que te “atendiera” o algo por el
estilo… así que… ¿quieres ir a algún lado a comer o algo así? –Junsu finalmente
lo miró.
-N-no…
no tienes de qué preocuparte. –sonrió. –No tienes que compensar lo de Minho.
-Ya
he estado mucho tiempo aquí. Ir a comer algo no estaría mal. Muero de hambre,
por cierto… ¿me acompaña? –bajó su mirada hacia Junsu, quien tenía toda su
atención en él.
Tímidamente,
Junsu asintió y lo siguió. No pudo evitar su sorpresa al mirar el auto último
modelo, del cual Changmin ahora ingresaba. Este le hizo señas para que también
entrara al auto, y Junsu ya sólo pudo observar con pena su vestimenta.
Con
paso lento, ingresó por el lado del copiloto, sosteniendo con fuerza su bolso
donde se encontraba su cambio de ropa. Ahora se arrepentía por haber permitido
que su cansancio mental le haya ganado y no haber utilizado las duchas del
lugar como el resto de su equipo.
Durante
todo el recorrido, no intercambiaron ni una palabra. Junsu decidió mirar el
paisaje que aquel viaje le daba, apretando cada vez más su agarre que tenía con
la cinta de su bolso. Al estacionarse frente a un reconocido y elegante
restaurante, Junsu se sintió peor.
-Creo…
aceptaré su invitación a comer otro día. –dijo cuándo Changmin comenzaba a
quitarse el cinturón de seguridad.
-Solamente
es una comida. Sagrada para mí, pero… -Junsu no pudo evitar reír ante ese
comentario. –Sólo deje sus cosas en la parte trasera y entremos.
-S-sí…
-con total pesar, Junsu obedeció.
Al
entrar al restaurante, Junsu sólo pudo confirmar lo que ya sabía. El lugar no
estaba muy concurrido, pero había muchos hombres con sus trajes elegantes, y
bellas mujeres con vestidos para la hora y lugar. Y él estaba utilizando un
sucio y simple uniforme de fútbol.
Quizá
Changmin quería jugarle una broma. Una prueba, quizá. ¿Pero por qué? Sea lo que
fuera, él iba a pasarla, y si era una broma, al salir de ese lugar haría de
todo para olvidarse de una persona tan superficial y malvada como él. No
merecía este tipo de humillaciones en silencio. Él no.
-¿Qué
desea comer? –preguntó Changmin cuando ya se habían sentado en una mesa.
-Yo…
-Junsu miraba el menú y se torturaba con sólo ver los precios de cada plato. Y
sabía que lo que pagaban por ello, no recompensaba que les entregaran una muy
buena porción. –Dejaré que usted escoja. –apartó el menú de él.
Junsu
se golpeó mentalmente por decir aquella frase. ¡La había escuchado en una
película! Y era lo que las chicas decían durante la primera cita. ¿Changmin
también miraría películas de ese tipo y por eso se reía en ese momento? ¡No!
Changmin era una persona ocupada, incluso Minho se lo había dicho. Esperaba que
fuera otra cosa y no lo que había dicho.
-Pediré
algo que sé le gustará. –Changmin llamó al camarero y ordenó por ambos. Junsu
sólo atinó a tomar de su copa de agua para intentar calmarse. –Entonces, ¿cómo
es que le agradas tanto a mi primo?
-¿Perdón?
-¿realmente lo estaba preguntando? ¡Pero si Minho era alguien realmente
agradable!
-Quizá
Minho nunca le ha mostrado esa parte, pero es muy distante e intolerante con
las personas en general. Hasta ahora, creía que se comportaba así sólo conmigo.
–Junsu no pudo evitar sonrojarse ante aquella declaración.
-Nunca
lo hubiera imaginado, Minho es muy alegre y cariñoso conmigo. Pensaba que era
porque soy su hyung, pero…
-No.
Minho es así solamente con personas especiales. –ambos se miraron a los ojos,
no pudiendo evitar sonreír y sonrojarse. Después de eso, no hablaron hasta que
la comida les fue entregada.
-¡Vaya,
esto es delicioso! –Junsu disfrutó cada bocado que daba.
-Sabía
que le gustaría. –Changmin comía más lento, pero degustando cada porción que
entraba por su boca.
Durante
la comida, más tranquilos, ambos intercambiaron información personal.
Descubriendo que Junsu era dos años mayor que Changmin y, por tanto, habían
decidido dejar de hablarse tan formal.
-Shim
Changmin. –una voz adulta distrajo a Junsu. Un atractivo hombre mayor se
encontraba a unos centímetros del asiento de Changmin. Quien al nada más verlo,
se levantó y lo saludó cortésmente.
-Señor
Ryu. –aquel hombre miró con superioridad a Junsu. Changmin lo notó. –Es un gran
amigo de Minho.
-El
joven Minho siempre con amistades extrañas. –el señor Ryu soltó una pequeña
carcajada. Pero Changmin no respondió ante ello. –Bien. Nos veremos en la
próxima reunión.
-Sí.
Pase un buen día. –sin más que decirse, el hombre se retiró y Changmin volvió a
su asiento. Sin una gran actitud.
-Yo…
debo volver ya a casa. –tímidamente, Junsu habló.
Changmin
asintió y pidió la cuenta. Junsu no insistió en pagar parte de la cuenta. Por
más que quisiera, no tendría ni para el vaso de agua consumido. Iría gran parte
de las ganancias de su cafetería. Y aún debía terminar con el préstamo que
había hecho al banco.
El
camino hacia la casa de Junsu fue en total silencio. Junsu recordaba a cada
momento las palabras de aquel hombre. Changmin tuvo que haberle informado al
lugar que irían a comer. O siquiera sugerir otro lado en donde su vestimenta no
se viera tan mal.
-No
dejes que te afecte. –Changmin estacionó frente a la puerta de la casa de
Junsu.
-¿Disculpa?
–Junsu se quitó el cinturón de seguridad y tomó sus cosas de la parte trasera.
Changmin rió al ver que Junsu no se complicaba en bajar y tomarlas desde
adentro. Le agradaba.
-Lo
que dijo el señor Ryu. Es sólo otro hombre con traje sintiéndose superior por
cuantas acciones logra comprar por mes. –Junsu rió y se sintió mejor ante eso.
-A
la próxima… al menos dime a dónde iremos. –ambos se sorprendieron ante eso.
¿Habría una segunda vez, siquiera? –Digo… bueno…
-A
la próxima, tú dirás el lugar. –Junsu se bajó finalmente del automóvil y se
dirigió a su casa.
No
había sido tan malo después de todo. Changmin era agradable a su manera, pero
debía de recordarse que ambos no eran del mismo nivel social. Eso daba tantos problemas.
Después
de aquella salida, Changmin acompañaba a Minho tanto como le era posible. Y
Junsu no pudo evitar sonreír cada que lo veía. Y a pesar de la actitud de
Yoochun, Yunho y Jaejoong habían entablado una amistad con los otros chicos.
Y
Yoochun no perdía oportunidad para “dejar en claro” que Junsu sería suyo en
algún momento. Él ya no decía nada, lo conocía y sabía que nada pasaría. Pero
se encontraba algo preocupado por Changmin. Y al final, por Yoochun también.
Porque el menor lo veía con una furia que pensaba que en cualquier momento lo
atacaría en medio de la cafetería.
-Junsu
ha sido el más difícil en conquistar en toda mi vida. –Yoochun nuevamente
lanzaba otra de sus locuras. Sus amigos rieron ante ello, excepto uno.
-¿Puedes
dejar de decir eso de Junsu? –Changmin se levantó, golpeando la mesa. Su mirada
amenazaba a Yoochun. –Él no será otro más de tu enorme lista de conquistas y
revolcones.
-¿No?
¿Y por qué lo dices tan seguro? - Yoochun se cruzó de brazos y le sonrió al
otro.
-Porque
será mi pareja cuando siquiera lo vuelvas a intentar. –todo quedó en silencio.
Para entonces, Changmin cayó en cuenta de lo que dijo y comenzó a tomar sus
cosas.
Junsu
lo siguió afuera de la cafetería.
-¡Changmin,
espera! –logró detenerlo.
-¿Y
ahora qué? ¿Piensas decir algo totalmente cursi para que sirva de consuelo
porque amas que Yoochun sea así y que lo amas en secreto? –Junsu no pudo evitar
sentirse herido ante aquellas duras palabras.
-Oye…
no seas tan duro, ¿está bien? Además, si sintiera algo por Yoochun, ¿no te
parece que desde hace tiempo él y yo estaríamos juntos? –resopló. Siquiera él
lo creía posible. –Yoochun y yo no estamos hechos el uno para el otro. Él es
tan… sin compromiso. Lo he regañado, incluso, por utilizar mi cafetería como un
bar. ¿Crees eso? Yoochun y yo…
Changmin
calló a Junsu con un apasionado beso. Ya se había cansado de escuchar el
“Yoochun y yo” que el otro le daba. E incluso si Junsu lo había detenido para
decirle que no le correspondía, lo dejaría con el mejor beso que jamás en su
vida volvería a sentir.
-Adiós,
Junsu… -quiso irse, pero un agarre en su brazo lo detuvo.
-Nunca
dije que te diría algo como que no te correspondería… -su mirada estaba gacha,
pero Changmin logró ver el sonrojo en sus mejillas.
-Soy
un tonto por no dejar que termines de hablar, ¿cierto? –ambos rieron.
-Un
poco, sí. –se fundieron en un abrazo.
-Sólo…
no menciones que dije algo así de mí. –Junsu asintió con su rostro. Quería
quedarse más tiempo así con él.
-¿Van
a entrar o le darán función a todos los presentes? –Yoochun gritó desde la
puerta. Una sonrisa adornaba su rostro. Changmin lo miró incrédulo, y Junsu rió
ante su actitud. Conocía muy bien a su amigo.
-Pensaba
que quería robarte. –susurró antes de separarse de Junsu.
-Y
lo haría. Si seguías ignorando lo que pasaba. –Changmin se confundió ante eso.
Pero Junsu decidió calmar su alma. –Ya no importa eso. Vamos.
Ambos
entraron, siendo recibidos por una pequeña festividad que sus amigos habían
preparado en tan sólo segundos. Junsu se sentía tan bien con la situación.
Parecía que todo comenzaría a ir bien en su vida amorosa.
A
pesar de los días, Junsu no podía procesar que tenía pareja. Cada día tenía una
enorme sonrisa, como si tan sólo unos minutos atrás, Changmin le hubiera
confesado sus sentimientos y le habría pedido ser su novio.
Novio.
Hasta
la palabra tenía otro sabor en sus labios ahora.
Y
aunque Changmin no fuera muy demostrativo, le daba unos besos a Junsu, que le
hacían olvidar hasta su nombre. Todo, a su extraña manera, parecía ir de una
forma excelente. Cosa que no tenía muy tranquilo a Changmin.
Y es
que él sabía, que tarde o temprano, el paraíso se acabaría. Su padre nunca
tardaba en enviarle a alguien nuevo para que lo vigilara. Y en lo que iba del
año, ya eran siete las personas que había descubierto. Y por eso se comportaba
más distante con Junsu al notar a una persona extraña en la cafetería.
Junsu
trataba de ignorar esos días en que Changmin parecía más distraído que nunca.
Lo atribuyó al trabajo excesivo de Changmin, al no sólo ocuparse de su empresa,
sino que también, a visitarlo a diario en su local.
-No
es tu obligación venir a verme todos los días, ¿sabes? Puedes descansar de mí
de vez en cuando. –bromeó. Quería quitarle ese peso de encima a Changmin.
-¿Bromeas?
Vengo sólo por el delicioso café. –en ese momento, Changmin prestó más atención
a la persona que se encontraba tan sólo unos asientos más adelante que él en la
barra de desayunos.
-Ya…
-Junsu tenía una sonrisa en su rostro. Bien,
no sospecha nada pensó Changmin. -¿Has hablado con Minho estos días? No lo
he visto para nada últimamente. Hace falta ver como saca de quicio a Yoochun,
por momentos. –rió.
-No…
-no quitó su vista de aquel hombre. –También tiene mucho que hacer en su
oficina. Trataré de darle tu mensaje.
-¿Eh?
¡No! –Changmin ignoró por esa vez el sonrojo de Junsu. -Está bien. Lo que menos
quiero hacer es molestarlo…
-Me
iré por ahora. –Changmin dejó el dinero para pagar su café y tomó su abrigo
para luego salir presuroso.
Cuando
ya estuvo fuera del local, dirigió su vista hacia dentro y observó como con
algo de tristeza tomaba Junsu el dinero. Se pateó mentalmente por su actitud,
pero todo sentimiento cambió cuando miró a aquel hombre intercambiando palabras
con Junsu.
Su
padre había cruzado la línea ahora. Y esta vez, no iba a quedarse callado.
-¿De
qué me hablas? –el señor Shim preguntó sin levantar la vista de sus importantes papeles.
-Que
sé muy bien que mandas hombres a seguirme. Que quieres saber cada cosa que hago
en mí día a día. En qué momento salgo de la oficina, a qué hora voy al baño e
incluso cuándo respiro. –soltó aire exasperado.
-Sabes
que hago todo por tu bien. –hasta entonces, fijó su vista totalmente en su
hijo.
-¿Por
mi bien? ¿Bromeas? –se levantó del asiento frente al escritorio de su padre, y
caminó de un lado a otro. -¡Se trata sólo de ti! ¡De tu maldita empresa!
-¡Cállate,
Changmin! –se levantó golpeando el escritorio. –No actúes como un niño de tan
sólo diez años con un capricho.
-¿Un
capricho? ¿Llamas a mi vida personal, un capricho? –bufó. –Pues el capricho lo
tendrás tú, padre. –dijo lo último de
manera despectiva.
-No
estás pensando claramente, Changmin. Toma un descanso y hablaremos luego.
–volvió a sentarse y mirar sus papeles.
-No.
Lo que quiero, es que me dejes a mí y mi vida personal en paz. –lo observó. –Suficiente
con dedicarle mucho de mi tiempo a la empresa y toda actividad social que tanto
te agradan. –se acercó a la puerta y tomando el pomo de ésta se detuvo al
escuchar la silla de su padre moverse.
-¿Lo
haces por ese insignificante muchacho de cafetería? –llegó a él y lo tomó del
hombro, ejerciendo algo de fuerza extra.
-Simplemente
ya llegué a mi límite. –Changmin siguió en su posición. No iba a ceder.
-¿Sabías
que aún tiene una deuda en el banco? Podrá ser propietario de ese negocio, pero
con una deuda detrás, poco puede ser de él… -soltó el hombro de su hijo y
volvió a dirigirse a su escritorio. –Tú decides si esa deuda se pide pagar en
estos instantes, o quede saldada de una vez.
-¿Una
amenaza? –se giró y resopló. -¿Por qué no me atacas a mí? Soy yo el que te da
el problema, no terceros.
-Es
que él no es un simple tercero. Y los dos lo sabemos muy bien. –lo vio altanero.
-Si
ya lo sabes, ¿para qué tanta amenaza oculta? ¿Por qué no simplemente me dejas
mantenerlo oculto, eh? –se acercó a su padre. La furia desbordaba de él.
-¿Te
imaginas si llegan a descubrir que ese muchacho es algo más que tu amigo? ¡Por
favor! Mancharás tu imagen, la mía y la de la empresa. Así que es mejor que te
encuentres lo más lejos de él.
Changmin
sin decir más, salió de aquella oficina. ¡Era el colmo! Todo lo que importaba
era la imagen de su padre y la empresa. Y lo peor ahora, era que la amenaza
estaba hecha.
O
dejaba ir a Junsu definitivamente, o le haría la vida imposible. Y él más que
nadie, sabía que debía elegir una opción. Y ninguna pintaba para algo mejor.
-Jaejoong
y Yunho estarán viendo la decoración… Yoochun dice que puede traer bebidas,
pero ya le dije que eso es una tontería. –Junsu rió ante lo que le informaba a
Changmin. –Minho… -Junsu levantó la vista de las hojas que tenía en sus manos,
y observó a Changmin. -¿Pasa algo?
-Recuérdame
para qué es todo esto. –pidió con algo de fastidio. Su cabeza dolía, pero no
quería decirle nada a Junsu de lo que sucedía. Lo que lo hacía sentirse peor.
-Para
celebrar el primer aniversario de la cafetería, y lograr tener más ingresos.
–respondió feliz. Y justo en ese momento, una de las trabajadoras colocó un
sobre sobre la mesa en donde estaban. Junsu le agradeció y tomó el sobre.
Changmin
prestó más atención al ver la reacción de Junsu. Leía la carta y su rostro se
ponía más pálido.
-¿Pasó
algo? –esperaba que no fuera lo que pensaba.
-¿Eh?
–fijó su atención en Changmin, y le regaló una sonrisa. –No es nada. Sólo… unos
asuntos. Sigue viendo lo del evento, ya vuelvo. –se levantó presuroso y se
dirigió hacia la parte trasera, donde guardaba sus cosas.
-¿Ya
afinaron todos los detalles? –Jaejoong se sentó en el lugar que desocupó Junsu,
un tiempo después.
-No
realmente. Llegó una carta para Junsu y se fue a la parte trasera a revisarla,
supongo. –quiso sonar desinteresado, pero lo cierto era que esperaba que Jaejoong
le dijera todo lo que sabía.
-Ya…
espero no sea otra carta del banco. –dirigió su vista hacia la puerta donde el
personal entraba y salía. –Suficiente tiene con esa amenaza que hace unos días
le enviaron.
-¿Le
enviaron una amenaza? –frunció el ceño. Todo estaba pasando muy rápido.
-Sí.
Pero, ¿sabes? Junsu nunca ha tardado con cada mensualidad que le debe al banco.
Todos lo hemos visto cómo trabaja para estar puntual con los pagos. Me parece
injusto que ahora el banco quiera que se le de todo el dinero. ¡Como si fuera
posible para nosotros! –se exaltó.
-¿Para
eso es este evento? ¿Para lograr reunir el dinero que hace falta? –su
respiración comenzaba a agitarse. Debía tranquilizarse y pensar con la cabeza
fría. De lo contrario, sólo haría los problemas más grandes.
-Sí.
Por suerte, el primer aniversario también está cerca, así que lo usará como
excusa. –Jaejoong pensó por un momento. -¿No te lo había dicho? –se asombró
cuando Changmin negó. –Bueno… si le preguntas sobre eso, no le digas que fui yo
quien te lo dijo.
Jaejoong
se levantó cuando miró a Yunho entrar a la cafetería. Changmin esperó a que
Junsu volviera para luego irse y pensar en lo que debía hacer para que toda esa
situación terminara.
-¡Me
gustaría hablar con el gerente! –Junsu se levantó furioso luego de lo que la chica
de atención al cliente le dijo.
-Señor,
por favor, cálmese. –trató de controlarlo. Lo que menos querían en aquel banco
eran escándalos. –Tranquilícese y con gusto llamaré al gerente, ¿está bien?
–ella también quería ayudarlo. Había visto un sinfín de casos por su trabajo,
pero nunca uno como este.
El
chico que estaba frente a ella había pagado puntualmente con la deuda que
tenía. Y simplemente de pronto, el banco quería todo el dinero que faltaba.
¿Tendría eso algún sentido?
-Bien…
-Junsu se volvió a sentar y se cruzó de brazos. –Recálquele que están haciendo
una injusticia conmigo.
Aquella
chica fue a llamar a su jefe, y Junsu se sorprendió al ver como dos hombres
caminaban hacia él.
-¿Señor
Kim? –uno de ellos le dio una leve inclinación de cabeza, en forma de saludo.
El otro hombre lo observaba de una manera muy extraña, y eso no le agradaba.
-Kim
Junsu. –respondió éste. Daba pequeñas miradas a ambos hombres, tratando de
descubrir de qué se trataba.
-Sobre
su asunto… el señor Shim estará gustoso en responderle todo. –Junsu reconoció a
aquel hombre como la persona que había saludado a Changmin en el restaurante,
la primera vez que comieron juntos.
-Por
aquí. –el señor Shim lo guió fuera del banco, y Junsu ya sospechaba lo que
podría pasar. Y no era nada bueno.
-Usted
es el padre de Changmin, ¿verdad? –el otro hombre rió.
-Vaya,
no será difícil explicar tu situación. –Junsu no comprendía, y eso lo notó el
hombre mayor. –Sube. –le ordenó cuando un automóvil negro se estacionó frente a
ellos.
Con
algo de duda, Junsu obedeció. Manteniendo sus cinco sentidos alerta a cualquier
señal de estar en peligro. Pero grande fue su sorpresa cuando se estacionaron
frente a una lujosa cafetería.
-Sobre
lo de mi situación… -Junsu se atrevió a hablar cuando aquel hombre se limitaba
a observarlo desde que se sentaron y ordenaron un café para cada uno.
-Cierto.
–tomó otro poco de su café. –Será sencillo, en realidad, estarás gustoso en
obedecer. –la sonrisa que le brindó, asustó más a Junsu.
-¿Q-qué
es…?
-Deja
a Changmin, y haré que todas tus deudas estén saldadas. –un silencio incómodo
se formó en el lugar. Junsu juraría que podía escuchar a su corazón latir.
-¿Qué?
–volvió a preguntar, ¿habría escuchado bien?
-Changmin
simplemente te ha usado para quitar esa curiosidad que molesta en él. Pero al
parecer, pensabas que sería algo serio o parecido. Yo no tengo nada en contra
de ti, -rió –pero eres un gran obstáculo en la vida de mi hijo. ¿Sabes? Yo
quiero nietos, una familia de nuestra altura. Changmin debe casarse con una hermosa
muchacha, que puedan darme los nietos que tanto ansío. Dejar más herencia Shim.
Junsu
se sentía mareado. Una cosa era lo que aquel hombre decía, pero, ¿y lo que
Changmin quería?
-¿Es
lo que realmente quiere Changmin? –se armó de valor. No sabía cómo era la
relación entre ese hombre y su hijo. En realidad, no sabía nada de la familia
de Changmin.
-Claro.
Ha pasado toda su vida siguiendo cada uno de mis pasos. Y ahora no será para
menos. –el señor Shim no pudo ocultar su felicidad al ver la sorpresa en el
rostro de Junsu.
-¿Y
qué pasa si Changmin realmente quiere estar conmigo? ¿Qué si yo no obedezco a
su petición? –Junsu se moría de miedo, pero no se lo iba a demostrar.
-Tu
rostro aparecerá en cada periódico del país. Me encargaría de que nunca más
puedas salir de tu pobreza, porque no sólo quedarás como el mayor deudor del
país, sino que intentaste chantajear a mi hijo. Aprovecharte de su buen corazón
y posición. –la mirada de aquel hombre derrumbó toda fortalece en Junsu.
-N-no…
no puede hacer esto sólo porque él y yo nos amamos. Es…
-Ustedes
no se aman. –rió cínicamente. -¿Veintiocho años, cierto? –Junsu asintió al
escuchar su edad. –Changmin tiene veintiséis. Toda su vida se ha dedicado a
estudiar y ver por la empresa. No pudo disfrutar su etapa de curiosidad, y lo
hace ahora. No eres alguien especial… Junsu.
-Quizá…
pero eso es algo que Changmin debe decirme. –se levantó. No soportaría más
palabras hirientes por parte de aquel hombre.
-Lo
hará. –fue lo último que escuchó antes de irse definitivamente de aquel lugar.
Siquiera
dio algo para pagar el café consumido. No le importaba, ese hombre tenía la
actitud de pagar hasta el aire inhalado. Y lo que más quería, era marcharse de
una vez.
Junsu
llegó muy enojado a su casa; y todo eso se derrumbó al ver a Changmin frente a
su puerta. Le había dado una llave por si algún día necesitaba algo, ¿por qué
no la habría usado? Observó mejor el rostro del menor, y entonces lo supo.
-Olvidé
la llave. Necesitamos hablar. –mentía. Junsu sonrió ante aquel gesto.
Ambos
sabían lo que sucedería, pero trataban de ocultarlo al otro. Ninguno estaba
preparado para darse una despedida. Al entrar en la casa, Junsu se quitó sus
zapatos en la entrada, y pasó a su casa, para que Changmin hiciera lo mismo.
Junsu
se dirigió a la cocina por un vaso con agua. Al volver lo colocó sobre la mesa
de centro, viendo como Changmin seguía a tan sólo centímetros de la puerta.
Dirigió su mirada hacia los pies del menor y notó que ya no tenía sus zapatos.
¿Qué esperaba?
-¿Por
qué no entras como se debe? –no pudo evitar sonar enojado.
Changmin
se acercó lentamente a él, como si el tiempo también pasara lento con su
caminar. Junsu se sorprendió cuando lo rodeó con sus brazos; no había nada
mejor que ser rodeado por esos reconfortantes brazos. Ambos se fundieron en un
fuerte y reconfortante abrazo. Lo necesitaban.
Lentamente,
Changmin se apoderó de los labios de Junsu, y éste no pudo evitar
corresponderle. Las manos de Changmin comenzaron a recorrer el otro cuerpo,
Junsu dejó escapar uno que otro gemido entre los besos.
Junsu,
torpemente, comenzó a quitar la ropa de Changmin. El menor lo imitó. De pronto,
ambos se encontraban recostados en el sofá, solamente con su ropa interior;
Junsu arriba del cuerpo del menor. Changmin disfrutó cuando el mayor comenzó a
besarlo por el cuello y bajar por su pecho y abdomen, pero Junsu se encontraba
algo dudoso.
-Hazlo.
–con toda la excitación en su voz, llevó una de sus manos hacia la cabeza del
mayor, enterrando sus dedos en el cabello del otro.
Junsu
quitó la ropa interior de Changmin, y no pudo evitar su sorpresa y sonrojo al
ver el miembro del otro. Con nerviosismo, tomó aquella extremidad, moviendo sus
manos de arriba abajo, ejerciendo un poco de presión por momentos.
-Uhm…
-Junsu mordió sus labios al ver un poco de pre-semen salir del miembro de
Changmin. Acercó su boca para degustar de aquel tentador líquido.
-Junsu…
-Changmin se controló a sí mismo para no correrse. Tomó más fuerte el cabello
del otro.
Junsu
saboreaba el miembro del menor. Lamiendo y chupando cada vez con más
intensidad; dejando que Changmin le guiara en la velocidad. Changmin dejaba
salir gemidos por la creciente
excitación, tratando de controlarse para que todo durara más.
Con
todo el pesar, Changmin separó al mayor de él. Junsu respiraba agitadamente,
observando cada movimiento que el otro hacía. Changmin sentó a Junsu en el sofá
y separó las piernas de éste para colocarse entre ellas. Acarició por un
momento el miembro del mayor, sobre la tela; se dirigió nuevamente a los labios
del otro para devorarlos. Llevó su boca hacia uno de los pezones de Junsu,
dándole uno que otro mordisco entre lamida.
Junsu
colocó sus manos sobre los hombros de Changmin, presionando un poco cuando su
excitación incrementaba. Changmin llevó una de sus manos hacia el pezón libre
de Junsu, y con su otra mano acariciaba el miembro del mayor.
-Changmin…
por favor… -Junsu suplicó.
El
menor dejó lo que hacía y se levantó. Observó un momento a Junsu y sonrió.
Quitó la única prenda que el mayor tenía en su cuerpo, disfrutando el sonrojo
que se formaba en el rostro del otro.
-Déjame
amarte, Junsu… -susurró en el oído del otro, tomándolo en sus brazos y
llevándolo hacia la habitación del mayor.
-Changmin…
-Junsu se aferró al cuello del otro durante el trayecto. Quería que aquel sentimiento
de seguridad y amor durara por mucho, mucho tiempo más.
-Dime.
–colocó a Junsu delicadamente sobre la cama, apreciando al hermoso hombre que
tenía sólo para él.
-Te
amo. –sin pensarlo dos veces, Changmin besó apasionadamente a Junsu.
Quedándose
así por un tiempo largo; demostrar su amor importaba más que nada. Changmin abrazó
a Junsu, dejando escapar un largo suspiro. Cuando el menor se movió, rozando ambos
miembros, recordaron en lo que estaban.
Junsu
cerró los ojos cuando Changmin volvió a los besos y caricias por todo su
cuerpo, disfrutando de cada simple movimiento que daba. Changmin se acomodó entre
las piernas de Junsu, mientras preparaba la entrada de éste; Junsu soltaba
pequeños gemidos.
-Déjame
hacerlo sin condón… -susurró. Estaba a punto de introducir su miembro cuando
recordó lo esencial.
Junsu
lo pensó por un momento. Siempre habían usado condón cuando tenían relaciones;
era el mismo Changmin que por más excitado o apresurado que estuviera, detenía
todo para colocarse lo primordial.
Pero
aceptó.
Changmin
tomó el lubricante del cajón de la mesita de noche, colocó un poco del frío
líquido en su miembro y en la abertura de Junsu. Se introdujo lentamente,
atento a cada expresión de dolor que Junsu hacía, relajándose cuando el rostro
del mayor también lo hizo.
Junsu
se dejó amar por Changmin. Disfrutando cada toque, cada caricia, cada beso dado
por toda su piel. Cada pequeña mordida que su pecho y cuello sufría. Pero
sobretodo, sentir el miembro del otro en su interior, sin nada. Lo tomaría como
una de las muestras de amor que el menor hacía con él.
Y no
podía entender cómo es que mientras era llenado por el otro, su corazón sentía
un enorme vacío y pesar. Como si sólo fuera el momento para dejar una gran
marca que demostrara el amor que ambos sentían. Corazonada o presagio quizá. Pero
quería que ese sentimiento se fuera, que solamente el amor y seguridad se
quedaran.
Entrelazó
sus dedos con los del menor, disfrutando como el otro cuerpo se frotaba contra
el suyo. Gozando cada embestida. Probando una y otra vez los labios del otro,
degustando todo lo que podían ofrecer.
Esa
noche fue demasiado larga y corta para ambos. Habían aprovechado su tiempo,
demasiado; pero seguían sintiendo que el tiempo se les era arrebatado de la
peor manera posible. Quería toda una vida para transmitir sus sentimientos al
otro.
Esa
noche, Junsu durmió gustoso en los brazos de Changmin, y éste disfrutó que al
despertar, no pudiera sentir su brazo por haberlo tenido de la misma forma
todas esas horas. Pero al ver el rostro adormitado de Junsu, y su tranquila respiración, hizo que todo
valiera la pena.
Lentamente
levantó la cabeza de Junsu y quitó su brazo. Lo observó unos segundos antes de
irse a tomar una ducha. Cuando Junsu despertó, no pudo evitar sentir un enorme
pánico al no ver al otro por ningún lado de la habitación. Se calmó hasta que
pudo escuchar el agua de la regadera caer, y se relajó aún más cuando un Changmin
mojado con apenas una toalla cubriendo su parte intima se hizo presente en su
campo de visión.
-Buenos
días. –logró pronunciar. Agradecía estar aún en la cama, de lo contrario
hubiera caído al suelo, admirando todavía a la maravillosa imagen que se lucía
frente a él.
-¿Lograste
descansar? –Junsu asintió. –Fue una gran noche. –comenzó a colocarse su ropa
interior y pantalón. Junsu lo miraba confundido.
-¿Te
vas? –se enrolló entre las sábanas y se levantó de la cama. No quería cambiarse
hasta no haber tomado una ducha antes.
-Tengo
mucho trabajo que hacer hoy. –se acercó al otro y depositó un casto beso en sus
labios. Junsu quedó asombrado.
-¿Irás
a la cafetería hoy? –caminó como pudo cuando Changmin se acercaba a la puerta
principal, terminando de abotonar su camisa.
-Quizá…
no lo sé. –respondió sin mirarlo. Dirigió su vista hacia el lugar, haciendo
como si buscaba algo, aunque realidad quería mantener más esa imagen en su
mente.
Se
sentía tan cálido estar en ese lugar, y tener a Junsu de esa forma no hacía más
fácil su marcha. Debía irse rápidamente de ese lugar. Un segundo más haría que tirara
todo por la ventana.
-¿Es
cierto que ya no amas a Junsu-hyung? –Minho encaró a Changmin en uno de los
pasillos de la empresa. Changmin no quería decirle nada a él, no iba a
comprender.
-Quédate
fuera de esto, Minho. Es lo mejor. –iba a seguir su camino, pero el menor lo
detuvo.
-¿Para
quién? ¿Para ti? Porque créeme que Junsu no lo está. No hace nada más que
fingir estar bien, que tu partida no duele. Quiere dejar todos sus buenos
recuerdos intactos. Y me pregunto si pudo tener alguno contigo. –bufó.
-Junsu
y yo ya no estamos más juntos. Así que déjame en paz. –estaba enojado,
demasiado. ¿Qué rayos pensaba Minho al enfrentarlo con algo así? ¡En la
empresa! Donde tenía que tener mucho más cuidado.
-Hyung…
-Minho se escuchaba herido. Quería transmitir cómo se sentía Junsu realmente.
-Te
diré algo, y espero que eso haga que borres todas las estúpidas ideas de tu
cabeza. –tragó duro. Hasta a él iba a dolerle lo que diría, pero tenía que
dejarle en claro a su padre y toda persona que lo vigilaba, que cumplía su
palabra. -¿Crees qué es agradable estar con alguien que a cada momento levanta
la voz y es tan chillona? ¿Qué por momentos parece un niño de primaria y no
comprende gran parte de la vida? ¿Que esté gran parte del día aferrado a ti y
un sinfín de cosas estúpidas más?
Minho
lo observó con la boca y ojos abiertos. Changmin seguía con su postura de
enfado y serio; ni él sabría lo que estaba haciendo.
-Mientes…
-susurró. Changmin cerró sus ojos, le dolía pensar que Junsu fuera quien
escuchara esas palabras. Y agradecía que el mayor nunca hubiera ido a ese
lugar.
-Olvida
todo, Minho. Te aseguro que Junsu lo hará pronto. –comenzó a caminar hacia su
oficina, su paso lento. Él también sentía como espadas esas palabras, pero no
había nada que pudiera hacer.
-¿Junsu-hyung?
–Changmin detuvo su caminar. ¿Habría escuchado bien? Pero no iba a girar para
asegurarse que el otro estuviera presente también. ¿Qué si era una mentira de
su primo? Y siguió con lo suyo. Por más que le doliera, ya no debía preocuparse
por eso.
-Fue
un error venir aquí… -lo vacío del lugar no evitó que la voz de Junsu se
escuchara más de lo que quería.
Ahora,
había dos corazones más rotos que nunca.
Junsu
soltó un largo suspiro mientras veía el reloj de la cafetería. Nunca antes
había sentido el tiempo tan largo, como si se riera de su situación.
Habían
pasado tres meses desde que Changmin había terminado con él. Dos desde que
Minho logró convencerlo para que lo acompañara a la empresa de Changmin, y todo
terminó peor. El menor dijo que él podría olvidar todo rápido; y esperaba que
sucediera. Su corazón ya no podía más con tanto dolor oculto, su pobre almohada
sufría cada noche por ello.
-Sabes
que puedo cumplir mi promesa de reclamarte ahora que ha hecho de tonto. –Yoochun
comentó nuevamente de la nada. Ambos sentados en los banquillos frente a la
barra de desayunos.
-No
podría hacerte eso, Yoochun… -con una
triste mirada le sonrió al otro. Yoochun quería quitarle todo ese dolor a su
amigo. Pero sabía que el corazón de Junsu era mucho más grande como para
permitírselo.
-Sé
que puedo hacer algo más por ti… -le acarició una mejilla. Si él hubiera sido
Changmin, nunca lo hubiera dejado ir. Junsu era alguien que hacia tus días
mucho mejor, y él más que nadie sabía que le devolvería cada sonrisa que le
daba.
-Y
lo aprecio… demasiado. Pero no estaría contigo sólo para olvidar a Chang…min. –incluso
mencionar su nombre le dolía. Junsu bajó la mirada. Iba a ser un largo camino
dejar ir todo respecto a Changmin.
Sobre
todo, esas últimas palabras que escuchó del menor. Después de todo, ¿el señor
Shim habría tenido razón? y es que no quería creer en nadie más que no fuera
Changmin. Pero aquellas palabras que salieron de la propia boca del menor,
seguían más que latentes en su cabeza.
Era como
si se las estuviera diciendo en el preciso momento que las recordaba. Pero ya no podía hacer nada, más que sólo
recordar los buenos momentos.
Pero
cada vez que lo hacía, los malos momentos parecían absorber todo. Olvidar a
Changmin sería difícil.
-¿Acaso
has enloquecido? –el señor Shim miraba incrédulo a su hijo. ¿Qué tipo de broma
jugaba ahora?
-No.
Estoy más cuerdo que nunca. –sonrió. Como hace mucho no lo hacía. –Aquí están
todos los papeles necesarios que indican mi renuncia a la empresa y todo cargo
legal a ti, principalmente. No más fiestas sociales o de emparejamiento para
mí, por tu apellido. –le extendió muy feliz los documentos. Su padre no podía
creer lo que leía.
-Dejas
incluso tu vida de lujos. ¿Sabes realmente a lo que te enfrentas? –Changmin estaba
más feliz al ver que su padre trataba hasta lo imposible para que se
retractara. Pero ya no más.
-Sí.
Y veré cómo conseguir un trabajo. Por suerte,
mis títulos profesionales no se pueden anular porque así lo quieres, ¿no es eso asombroso? –comenzó a salir de
aquella oficina.
-Dejar
todo por un simple don nadie. –no prestaría más atención a lo que ese hombre
diría de su vida.
Finalmente,
le estaba diciendo adiós a toda atadura con su apellido. Le entristecía saber
que no volvería a ver su familia, pero siendo está gobernada por su padre, no
perdía mucho. Aun así, extrañaría muchísimo a su madre y hermanas. Pero ya era
tiempo de ver por él.
Y lo
primero que tenía que reconstruir, era lo que una vez tuvo con Junsu.
Changmin
nunca imaginó que estar frente a Junsu sería más difícil. Sí, habían pasado
siete meses desde la última vez que se vieron. Pero, ¿era tiempo suficiente
para que Junsu creara un odio hacia él? Aunque si recordaba bien las palabras
que le dijo a Minho, le daría toda la razón al mayor.
Bien,
era el momento para reparar todo. O lo posible.
-Si
lo que dice es realmente cierto… -Junsu parecía ceder. Bien, quizá no sería tan
difícil volver al corazón de Junsu.
-Por
supuesto. No volveré a mentir. –ambos se miraron seriamente. Aún había algo de
tensión entre ellos.
-Perfecto.
En mi cafetería no acepto mentirosos. –Junsu apartó su vista de Changmin, notando
como Yoochun, Minho, Jaejoong y Yunho los miraban desde atrás del mostrador. Quizá
las cosas se acomodarían más rápido de lo que tenía en mente. –Tendrá un tiempo
de prueba de un mes. Empezando desde hoy.
Changmin
enarcó una ceja. ¿Junsu hablaba del trabajo o de otra cosa? Pero sea lo que
fuera, iba a lograr su cometido. Ya sea trabajando en la cafetería, como en el
corazón de Junsu.
¡Rayos!
Eso se escuchaba tan cursi. Agradecía tanto el sólo pensarlo; se dispararía si
alguien más escuchaba todo eso. Pero si era por Junsu, valdría la pena todo.
-Bien.
Soy rápido aprendiendo. –siguió a Junsu que lo llamó hacia atrás, con los
casilleros. Le mostró cuál sería el suyo y el trabajo que tenía que hacer.
Prestó
atención, hasta que la necesidad de tener ese cuerpo entre sus brazos
nuevamente lo invadió. Había dos chicas más con ellos, y deseaba tanto sacarlas
de ahí para encerrarse con Junsu y hacer un sinfín de cosas prohibidas en
algunos países.
-¿Siquiera
me está oyendo? –Junsu colocó sus manos en sus caderas. Changmin ya podía dudar
que su cordura siguiera. Junsu sólo hacía que su necesidad aumentara.
-Sí…
-mojó sus labios. Sonriendo ante el gran sonrojo por parte del mayor. Bien, al
menos ya no era el único con una gran necesidad en su interior.
Se sorprendió
al ver que ya se encontraban solos. Bien, quizá era el momento para
aprovecharlo. Se acercó lentamente a Junsu, disfrutando que el mayor tratara de
alejarse de él.
-¿Q-qué
haces? –Junsu se maldijo mentalmente por sonar tan nervioso. Había sentido la
necesidad que Changmin tenía con él, ¿y qué? No era como si no lo sintiera
tampoco. Pero debía controlarse; darle unos grandes límites a Changmin.
Porque
no se haría el fácil. No. Changmin tenía que luchar por volver a tener su corazón.
Aunque sabía muy bien que nunca lo había perdido. Pero le iba a dar una tarea
mientras tanto.
-Sólo
quiero volver a sentir tus labios… -respondió roncamente.
Sin permiso
alguno, Changmin tomó los labios de Junsu con los propios. Había extrañado
tanto hacerlo, que hasta se preguntaba del cómo había sobrevivido todo ese
tiempo a no sentir esos sabrosos labios.
Se preguntaba
cómo había vivido sin Junsu en su día a día. Y se juró a sí mismo nunca más ser
un tonto. No iba a perderlo por segunda vez. Porque sabía que Junsu no lo
perdonaría tan fácil en esa segunda vez.
Al terminar
su apasionado beso, se fundieron en un reconfortante y amoroso abrazo. Ambos sonriendo.
Porque por más que eso había sucedido, sabían que no sería tan fácil como se
veía.
Y es
que alguien tenía todo el derecho de hacerse el difícil. Y otro de trabajar por
él. Después de todo, ¿qué se disfrutaría si no costó obtenerlo? Además, de que
querían sentir esa etapa de cortejo. ¿Por qué no?
-¿Van
a seguir arrancándose la piel ahí dentro? –Jaejoong tocó la puerta mientras lo
decía. Ambos rieron ante eso. –Minho quiere invitarnos a cenar, ¿vendrán?
-Es
mejor que regresemos. –ambos se observaron por un momento luego de separarse
del abrazo.
-Junsu.
–Changmin detuvo al mayor antes de que éste abriera la puerta.
-¿Qué?
-Gracias.
Ambos
volvieron con el resto, ignorando toda broma hacia ellos. Junsu comenzó a darle
indicaciones a Changmin respecto a su trabajo, comenzaría con lo difícil.
Velar
por que Yoochun no coqueteara con cuanta chica linda se le presentara en
frente. Sí, sin duda disfrutaría por ver como el menor intentaba que Yoochun se
alejara de ellas, sumándole que debía ver porque no hubiera clientes sin
atender cómo se debía.
Junsu
suspiró con tranquilidad. Podía decirse que ahora, en verdad, tendría todo lo
que un día imaginó. Se sentía totalmente completo. Y lo estaba realmente, más
con Changmin a su alrededor. Definitivamente lo tenía todo.
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N/A: Dos meses (y un poco más) que no subo nada T.T... pensaba subir tres historias MinSu, pero las otras dos nomás no sale nada </3. Esperemos en un futuro por ello~. Como dije arriba, esto va para las chicas que también aman/gustan/quieren al MinSu igual o más que yo~. Gracias por hacerme sentir que no soy la única que ve esa chispa más que mágica entre ellos y... ah~ ;U; gracias♥
PD:
la persona que adivine cuantas páginas (de Word) en total fueron usadas para
este shot, tendrá el honor de tenerme como su esclava (7u7)… bueno, quizá no. Pero
sí que haré uno que otra cosa que desee (mientras esté en mis manos el poder
de~). Nuevamente, gracias por leer^^
Esperate ¿cual chispa? XD Ya, perdona que apenas comente pero he andado de aquí para allá y apenas pude leer gracias a que me enferme ewe Creo que fueron diez páginas (?)
ResponderBorrarAhora al shot, déjame decirte que odie al padre de ChangMin~ O sea, todo lo que hizo, pero al final lord voldemin triunfo /o/ Y EL LEMON ASCKSSGVJHSEHMOWSGKGSE OSHE ME SORPRENDI XD EXIJO LEMON DE RECONCILIACION XD
Mi rata tan afvhssfvjsscnjsebllf Amo que lo pongas quesque enamorado de Junchan pero bien mujeriego lol
Y nada, lo ame, lo disfrute y me ha alegrado la enfermedad y depresión xD Thanks ♡~
AWWWWWW MInsu♥ .... recien me paso por el bloq..pense que no habia actualizaciones ...pero ya veo que si LOL... mas tardecito dejare mi coment, ahora a leer... wwiiiiiii GRACIAS! ♥
ResponderBorrarQue desgraciado el padre, enserio. Fue genial que Changmin se haya desligado completamente de ese hombre. Junsu no sirve para hacerse el dificil...es tan mono, y es que ... Osea, cuando se ama, pues uno nomas cede y mas cuando se esta seguro que es correspondido. Yo soy mas de leer Yoosu...pero enserio que el MinSu es otro aire, no se como explicarlo.... Es como que mas creible, mas sexy, mas apasionado, mas real....no se, pero gusta muchisimo. Definitivamente habia chispa magica <3 ...... El lemon me encanto e INSISTO!!!! ... El MinSu es un ...ahhhh hasta en el lemon se siente diferente al Yoosu .... U.u soy Yoosu shipper, pero el MinSu es mas caliente! Lo dije! ..... Podria pasarlo a word para ver cuantas paginas son, pero ando desde el cell.... Asi es que adivinare nomas, pues mmmm unas 9? 10? ... Esta mas o menos larguito. En fin! Muchas gracias por la actu!
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