Había escuchado rumores. Simples murmullos entre sus compañeros de cuartel; no era algo confiable y no debía creer en ellos. ¿Para qué? Hace tiempo había aprendido a que no debía creer y suspirar por los rumores que los rodeaban a ellos.
Llevaban más de seis años en esas circunstancias. Escuchando rumores, creyendo ciegamente en que se harían realidad; y llevándose la horrorosa certeza de que nada era cierto.
O quizá era miedo. Habían logrado verse muy pocas veces antes, pero siempre necesitaban de un sinfín de personas a su alrededor que pudieran ayudarlos para escabullirse y poder pasar, por lo menos, unos minutos con el otro.
Sin contar cuántas fans estarían en el lugar; sabía que irían. Ellas nunca fallaban a cualquier lado que iba, era como su fuente de energía. Incluso Yoochun lo sabía, por eso sonreía tan cómplice en algunos conciertos o eventos; no por nada era su confidente, su mejor amigo, su alma gemela.
También esperaba que si todo fuera cierto, sus emociones lograran controlarse un poco. Nunca había sido bueno cuando se trataba de Yunho a su alrededor. Siempre con esa sonrisa nerviosa, casi tímida; pero otras veces tan atrevido, sin importarle quién los rodeara. Sus emociones siempre lo guiaban al centro de su adoración.
Jaejoong sintió un enorme nudo en su estómago cuando se le confirmó lo que más temía. Sus nervios no podía controlarlos, se sentía peor que cuando hizo audición. Debía calmarse, tenía que hacer unas presentaciones antes de dirigirse al escenario principal; tenía que ensayar bien para ello.
Su mente no pudo evitar pensar en las reacciones que tendría Yunho al verlo llegar al escenario principal. ¿Sonreiría, se impresionaría o es que no mostraría expresión alguna? Dejó de pensar en ello cuando cometió una pequeña falla no tan notoria para el resto de personas.
2015, Octubre 02
Jaejoong se encontraba entre nervioso y cansado. La noche anterior, no había logrado dormir tanto por pensar cada segundo sobre lo que sucedería. Los fanáticos no sabían que él se presentaría en el escenario principal y eso, de alguna forma, lo ponía más nervioso.
Lo único que las pobres tenían hasta el momento, era que el audio de los ensayos llegaba hacia donde se encontraban. Al final, no estaban más que a tan escasos metros de distancia.
Ya faltaban unos minutos para que saliera e hiciera su primera aparición con el truco de magia de un compañero suyo. Nunca dudaría en ayudar a alguno de esos chicos, desde el primer día lo supo. No podía quitar ese hábito de “madre” que tenía hacia algunos; menos al ver lo descuidados que podían ser en ciertos casos.
Le fascinó ver a algunas fanáticas con pequeños carteles, tan entusiastas como siempre. Ojalá algunas de ellas pudieran ir al escenario principal y así lograr apreciar lo que estaba por pasar.
- Es hora de ir al escenario principal, Jaejoong –su compañero lo llamó con una sonrisa. Cantarían juntos y habían logrado acercarse mucho durante los ensayos.
- Sí, ya voy. –Volvió a atar sus zapatos para poder relajarse un poco más.
Conforme caminaba, aquella voz se iba haciendo más cercana, más irreal. Una sonrisa se dibujó y plasmó en su rostro. Nada haría que se la quitaran ahora.
Se colocó a un lado del escenario principal, bajo una de las carpas, esperando por su llamado. Podía ver el alboroto que los fanáticos estaban haciendo; bien, sería algo difícil de digerir al fin y al cabo. ¿Estarían presente las que nada más lo apoyaban a él? Esperaba que no dieran problema con el resto de personas presentes.
Escuchó su nombre de los labios de aquella mujer, sentía su corazón a mil por hora. Pero debía calmarse y dar una muy buena presentación.
No podía levantar su vista del suelo, de pronto todas las piedras parecían tener más interés que lo que le rodeaba. Pero era un profesional, y lograba sacar presentaciones hasta en las peores situaciones. Con su experiencia, fallar no era algo que se viera en él.
Ese traje rojo lo llamó mucho. Aunque el sol estaba con todo su esplender ese día, no pudo evitar sonreír ante el rostro que Yunho tenía porque no podía ocultar sus ojos de la fuerte luz natural.
Comenzó a caminar por lo que era su escenario, y lamentó mucho el dolor que algunas chicas pasaron al caerse; pero sabía que pasaría.
Y de pronto lo vio.
Ese pequeño pero interesante banner rosa con su nombre. Bueno, la mitad de.
Ese nombre que por tantos años estuvo frente a sus ojos en cada concierto, incluso después de la separación. Que tanto confort le dio en los días de ausencia, y tanto dolor en los días de abandono.
No pudo evitar mirar hacia donde Yunho se encontraba y sonreírle. ¿Lo habrá visto también o el sol era tan cruel? Incluso si no logró verlo, era feliz por la situación. Ahora no le quedaba más que desenvolverse en el escenario, lo que tanto amaba hacer.
Levantó sus pulgares al finalizar su presentación, su sonrisa estaba más amplia y sincera que nunca antes. Ambos estaban haciendo un gran trabajo.
Saludó a su familia al entrar en la tienda de descanso. Necesitaba con urgencia algo para beber, había pasado por muchas emociones en tan solo minutos. Sus emociones volvieron a calmarse al ver a la pequeña Seohyun, tan grande que estaba ahora.
Decidió salir por un momento, quizá necesitaba algo de aire y tranquilizarse para estar mejor.
Logró reconocer un cuerpo que no veía desde hace mucho tiempo, y que lo ponía muy nervioso. Pero no debía ser descortés, y quién sabe, quizá podría sacar algo muy bueno al hablarle.
- ¡Señor Jung! –hizo una reverencia en saludo hacia el hombre mayor. – Es un gusto verlo nuevamente –su sonrisa no desaparecía de su rostro.
- Sí, un gusto –Jaejoong ocultó su emoción al mirar nuevamente a Yunho de cerca.
- Hola, Yunho-ah. –Jaejoong nunca dejaría de ser él con Yunho, especialmente.
- Lo has hecho muy bien hace poco. –Yunho y su amable ser siempre salía a flote. Agradecía tanto que nadie de su empresa o la de Yunho estuvieran siguiéndolos en ese momento.
Mientras hablaba con el padre de Yunho, logró ver como éste se levantaba con una enorme sonrisa. Se preocupó al pensar que quizá huía de él.
Su calma fue enorme al mirar a una de sus hermanas mayores y a Seohyun caminando hacia dónde Yunho las esperaba con una enorme sonrisa. Era un hermoso cuadro de ver.
Continúo su charla con el padre de Yunho, compartiendo unas pocas palabras con la madre de su ex compañero de grupo. Sentía algo incómodo la situación por parte de los mayores, pero realmente los había extrañado.
No tanto como a su hijo, pero tenía mucho aprecio por las personas que conocía y habían formado parte de su vida.
Después de un tiempo, tanto sus compañeros de cuartel como los de Yunho fueron por ellos. Estaban hablando sobre ir a comer a algún restaurante cercano y que debían ir todos juntos; como si se conocieran de toda la vida.
Pero no le molestaba, si Yunho iba, iría con más gusto de lo normal. No había tenido una charla a solas con el otro, y por algún motivo, lo prefería así. Sentía que sus nervios lo traicionarían al estar solo ellos dos.
- ¿Te parece si vamos un momento a otro lado? –Yunho se acercó a él, sonriéndole como siempre lo hizo.
- Sí –comenzó a caminar cuando recordó algo. –Espera –regresó rápidamente a su tienda de descanso y tomó algo de su mochila militar. Algo que había logrado ocultar con la ayuda de uno de sus compañeros. – Ahora sí.
Yunho no preguntó la razón y le guió su camino.
- ¿Cómo has estado? –Preguntó sin mirarlo, viendo hacia la nada para ser exactos.
- Realmente necesito algo antes de responder a eso. –Sacó lo necesario de sus bolsillos y comenzó a encender un cigarrillo.
- Creí que tratarías de dejarlo. –Yunho no parecía muy feliz con lo que hacía, pero tampoco le impidió continuar.
- Yo creí muchas cosas también, pero no sucedieron –silencio. –He tratado de estar bien, pero por momentos pareciera que nada quiere ser así. ¿Cómo has estado? –expulsó humo de su cigarrillo, admirando como éste se esparcía por el cielo.
- Bien. En lo posible –metió sus manos en los bolsillos. Él también tenía derecho a sentirse inquieto y nervioso por la situación. –Ensayos, presentaciones, programas. Ya sabes, lo usual –pateó una pequeña piedra que había en el lugar.
- No es lo usual para mí, recuérdalo –rió ante su comentario. Con el paso de los años, había tratado de bromear con la situación que él y sus amigos pasaban.
- Lamento eso.
- Yo lamento el no poder hablarte a ti y a Changmin con más frecuencia. Los extraño.
- ¿Cómo están Yoochun y Junsu? –tomó el cigarrillo que Jaejoong estaba por encender luego de terminarse el otro y lo guardó para sí.
- Yoochun terminó su mes de entrenamiento, así que supongo irá al lugar donde deberá servir lo que le queda de tiempo –soltó un suspiro. –Junsu, por otro lado…
- ¿Anda algo mal con él? –y ahí estaba el Yunho que se preocupaba por Junsu. Aquel gran amigo que lo ayudó demasiado en el pasado.
- No realmente. Pero, hay una chica que le está interesando demasiado y…
- ¿Ya es algo serio? –Yunho estaba muy sorprendido, pero esperaba lo mejor para el menor.
- El tiempo lo dirá, ¿no te parece? –se miraron por unos segundos, para luego dirigir su vista hacia la nada. -¿Cómo está Changmin?
- Bien. Hice los papeles para ingresar este año. Aplicó para ser policía.
- ¿De verdad? Vaya, ese muchachito siempre un paso delante de todos –hubo un pequeño silencio. –Me alegro por él. Espero logre comer y cuidarse como se debe una vez entre.
- Lo hará. El que me preocupa es-
- Junsu –dijeron ambos al mismo tiempo. Riendo por lo sucedido.
- Pero lo hará muy bien. Él nos ha demostrado que es alguien con mucho coraje para salir adelante. –Yunho asintió.
- Me han llegado rumores de que-
- ¿Estoy siendo muy cariñoso con mis compañeros de cuartel? –lo miró sonriente. Jaejoong por alguna razón disfrutaba de ello.
- Sí, bueno. Que eres muy cuidadoso con ellos, en realidad –rascó su nuca, nervioso.
- ¿Cómo no serlo? No pueden hacer mucho por ellos mismos. Todas sus cosas son un lío y cuando pasan para las revisiones nocturnas, no puedo soportar ver que los castiguen.
- Bueno, no todos fuimos criados con ocho hermanas mayores –chocó su cuerpo con el otro, ambos riendo. –Pero ten cuidado, nunca sabes qué puede suceder en un lugar lleno de nada más que hombres, y más teniéndote con ellos –calló inmediatamente al caer en cuenta de lo que decía.
- ¿Hablas por experiencia? –enarcó una ceja. –Estaré bien, no te preocupes. No haré nada con ellos.
- Yo n-no… creo que deberíamos volver a nuestras tiendas –comenzó a caminar por donde habían llegado, ignorando a las fans que habían.
Agradecía tanto que su empresa no tuviera ningún poder en aquel lugar. Hace tiempo que necesitaba ver a su antiguo amigo sin ningún remordimiento o escondite de por medio.
Razón por la cual desde hace mucho tiempo atrás no había logrado verlo. Haciendo que su pequeña relación lograra llegar a un punto de quiebre. Uno en el que ninguno había dado un paso para resolverlo.
Y con su cambio de número, las cosas se hacía más difíciles cada vez. Debía anotar su número de celular nuevo y dárselo. Cuando pudieran, debían volver a mantener contacto.
Sus compañeros no mencionaron nada cuando ambos llegaron, pero sabía que morían por preguntar un sinfín de cosas. Por suerte, ninguno de ellos no sabían más que su antigua relación como compañeros de grupo.
Estaban muy bien sin que supieran de su relación amorosa con Jaejoong.
- Está pasando otra vez. –Jaejoong habló, parecía algo molesto pero también muy cansado. ¿Se encontraba bien? –Cuando regresaste a Corea, la última vez… intenté y –Yunho se giró para verlo, pero parecía que el habla se había ido.
- ¿Te encuentras mal? –hasta entonces notó sus mejillas sonrojadas, y no era por el rubor de la situación. El sudor también parecía ser extremo.
- Debería volver a la tienda, tengo algo de gripe –sonrió como si no fuera nada. Yunho buscó algo de papel y algo para escribir su número de celular. –Como decía…
- Envíame un mensaje –le entregó el pequeño papel y comenzó a caminar fuera del lugar. Había visto a un trabajador de su empresa y quería evitar problemas.
- ¿A dónde vas? –quería decirle a Jaejoong lo que sucedía, pero la cantidad de personas le impedía hacer pública la situación.
- Debo marcharme ahora, nos vemos luego. –Jaejoong miró con pesar la marcha de Yunho fuera de su vista.
En el resto del día, Jaejoong se dedicó a descansar un poco. Por suerte no tenía más presentaciones hasta el día siguiente, por lo que aprovechó en ir a su tienda y descansar un poco. Pidió perdón a su familia, pero como siempre, ellos le dijeron que no había problema alguno.
Hubo un momento en que logró sentir a alguien observándolo, podía ser su pequeña sobrina, pero ella usualmente lo dejaba por unos pocos segundos. Sabía cuándo tío Jaejoong debía descansar.
Además, era una sensación muy diferente. Sintió algo frío sobre su frente, pero su cansancio era mayor y lo dejó pasar. Se había quitado su chaqueta por el fuerte calor que había sentido y ahora necesitaba refrescarse más.
- Jaejoong, es hora de irnos. –Se levantó de un sobresalto al escuchar el llamado. Cuando logró ubicarse en el espacio y tiempo, se colocó sus botas con algo de pereza. De pronto se sentía un poco mejor que antes.
El dormir sí que era reparador.
Se fue sin más hacia la camioneta que lo llevaría a los dormitorios. Se despidió amablemente de todas las fanáticas que se juntaron para decirle adiós por ese día. Ellas habían sido un punto clave en todo ese mágico día, esperaba que ellas también cuidaran de su salud.
Cuando llegó a los dormitorios, deseaba continuar durmiendo, pero una plática lo sacó de ese pensamiento.
- Dicen que deberíamos ir esta noche. El servicio es excelente y no está muy lejos.
- ¿De qué hablan? –Jaejoong no pudo evitar preguntar. Horas antes había logrado escuchar de una reunión de sus compañeros con los de Yunho; podría tratarse de eso.
- Oh, Jaejoong hyung ¿recuerdas que dijimos sobre una salida a comer? Están sugiriendo hacerlo esta misma noche –uno de sus compañeros respondió sonriente.
- ¿Nos acompañarás, Jaejoong hyung?
- Yo… no lo sé. Realmente pensaba en dormir ahora –todos rieron por eso.
- Vamos, quizá te anime y así todos daremos lo mejor de nosotros mañana –otro se acercó a él y lo tomó por los hombros.
Luego de unos minutos, todos se encontraban alistando para salir y encontrarse con sus otros compañeros.
Jaejoong comenzó a sentir algo de frío, y buscó su chaqueta que le entregaron. Pero no la encontraba por ningún lado.
- ¿Pasa algo hyung? –uno de sus compañeros se acercó a preguntarle. Él ya se encontraba listo para salir.
- No encuentro mi chaqueta –mordió su labio inferior. Si realmente la había perdido, la situación no sería muy agradable.
- Ten, toma la mía. Es posible que mañana logremos recuperarla –le extendió su chaqueta con una gran sonrisa. Jaejoong la aceptó con gusto, colocándosela en el momento y agradeciendo que estuviera caliente.
Al llegar al lugar, se sentaron y comenzaron a ordenar en lo que el otro grupo llegaba. Las bebidas fueron moderadas por su situación. Jaejoong no les prestó mucha atención a sus compañeros. Todo parecía más interesante que lo que sea que estuvieran hablando.
Cuando de pronto dejó escuchar ruido, levantó la vista para saber de qué se trataba.
- ¿Te llamas Yoo Jaehwa?
- ¿Perdón? –se acomodó en su asiento.
- La chaqueta que llevas dice eso. –señaló hacia donde se encontraba el nombre.
- Yo… no sé dónde dejé mi chaqueta y –Yunho le extendió una chaqueta azul que llevaba en sus manos.
- La dejaste en la tienda. Llegué ahí antes de irme y la vi. Solías hacer lo mismo en el pasado. –Yunho se sentó en el lugar vacía que se encontraba frente a Jaejoong.
- ¿Era yo o tú quién siempre se mantenía atento al otro? –ambos se sonrieron. Felices de que sus compañeros volvieran a sus propios asuntos.
Jaejoong se quitó la chaqueta de su compañero y se la entregó con un agradecimiento muy sincero. Luego de eso, se colocó su propia chaqueta, siendo feliz por la sonrisa que Yunho le brindaba.
La cena se dio sin ningún otro contratiempo. Al terminar, todos siguieron hablando por un momento fuera del restaurante.
- Tienen una gran suerte por compartir habitación con Jaejoong –el mencionado lo vio curioso.
- ¿Perdón? –Jaejoong sonrió algo nervioso.
- Llegan rumores a nuestras habitaciones de lo grandioso que eres con tus compañeros –otro respondió.
- Los ayudas a estar impecables, ordenados. ¡Incluso doblaste su ropa interior! –otro chico se unió a la plática, siendo secundado por el resto de sus compañeros.
- Oh… eso –tapó su risa nerviosa. –No es nada, realmente.
- Siempre ha sido así. No es de extrañar. –Yunho habló con un tono poco amigable. Sus compañeros se sorprendieron ante eso y decidieron dejar el tema.
- Bien, es hora de irnos. –muchos comenzaron a despedirse y a intercambiar números para seguir en contacto.
- Demos todo de nosotros el día de mañana. –Yunho estrechó la mano de Jaejoong.
- Sí. –Jaejoong no podía dejar de mirar la sonrisa de Yunho.
- Y Jaejoong –el mencionado regresó a la realidad. –Descansa todo lo posible esta noche.
Jaejoong asintió, yéndose con el resto de sus compañeros muy feliz. Esa noche se iría con una gran sonrisa y tranquilidad por lo que todo ese día fue.
Había vivido un milagro junto a sus queridas seguidoras. Aunque le hubiera encantado que ellas hubieran visto eso pero en otras circunstancias y sin ningún problema de por medio. Pero era feliz al hacerles ver que no era la primera vez que se miraban.
Aunque llevaban meses sin verse. Pero ese era un tema para hablarse mucho tiempo después.
Ahora debía seguir las instrucciones que Yunho le había dado. Descansaría muy bien sin duda alguna. Recordando el pequeño milagro que se había llevado a cabo.
Después de todo, la vida militar no había sido tan dura como la había imaginado. Siempre logramos superar esos obstáculos de miedo, y sin duda alguna, este era uno de ellos.
Esperaba que los días que faltaban del festival, fueran tan asombrosos y mágicos como el primero. Pero no podía asegurar nada, porque su ex empresa siempre lograba estar en todo lo que no debía. Pero ni ese pensamiento dejaría que su sonrisa se borrara.
- Buenas noches, Yunho.
Y no muy lejos de aquella habitación, un noble hombre se encontraba viendo la luna desde la ventana, suspirando por todos los recuerdos de un solo día.
- Duerme bien, mi Jaejoong.
Susurró para sí. Para luego acomodarse en su cama y cerrando sus ojos para entregarse al cansancio y sueño que había retenido por toda la cena, con tal de ver a aquel que cada noche le robaba los suspiros y anhelos.
y si que fue un hermoso milagro en el que pudo estar con Yunho y así tener recuerdos frescos para recordar en sus días de soledad y para Yunho igual pues pudo estar y cuidar de la chaqueta de su boo aun que mínimo se hubieran dado no se un beso o se hubieran dado una agasajada ya que estuvieron solos un rato
ResponderBorrarGracias