love the way you lie - YunJae

Título: Love the way you lie

Autor: Marysabel

Pareja(s): YunJae

Extensión: One-shot

Género: Drama, Romance, 

Sinopsis: Algunos simplemente no pueden (o no quieren) entender tu amor hacia el dolor. Incluso intentan entrar en tu mente y descubrir por qué de tu dicho amor. Lo cierto es, que todo el dolor que has recibido, sólo se lo aceptarías a él. Por amor. Porque ambos se aman y así, de alguna extraña forma, se demuestran hasta dónde son capaces de llegar a amarse.

Advertencia: Contenido no apto para personas con mentes sensibles. Se recomienda discreción.

N/A: Inicialmente este fanfic iba a tener dedicatoria a Ena, por eso de su cumpleaños y cosas muy gheis de ella(?, pero ha sido muy fuerte, y quizá hasta mal entiendan todo porque las conozco v3v. Y como decidí esperar hasta privatizar el blog para subir nuevamente algo, por eso, no tiene dedicatoria xp. Solamente espero que puedan tener una perspectiva luego de que lo lean. Hay un sinfín de cosas mías acá, así que... disfrútenlo, y háganme saber todo lo que les hizo sentir al leerlo.

No está de más decirles que escuchen esta canción mientras leen.

[Jaejoong]

Uno…

Dos…

Tres.

A veces llegaba a contar hasta diez, y me perdía. A veces, cada golpe se intensificaba, pero otras, disminuía. Y cada vez, pensaba en lo que había hecho para que Yunho estuviera hiriéndome de esta manera.

La manera en la que me hería emocionalmente, no se comparaba con la física. Prefería mil veces sus manos sobre mí, a que sus labios pronunciaran mentiras. Y no me importaba cuanta marca me dejara para un futuro, no era tan duro de ver luego de que te acostumbras.

Ya no es tan duro luego de que te vuelves adicto a ello.

-¡Eres una maldita puta!

-¡Yunho!

No quería que comenzara con sus golpes verbales. Que siguiera golpeándome hasta hacerme desmayar, pero que no dijera nada mientras lo hacía. Siempre le rogaba a aquel que se supone se encuentra en el cielo para que así fuera.

Pero otra vez no me escuchó. Porque Yunho comenzó a decir un sinfín de mentiras.

-¡Te dejo por unos segundos, y ya coqueteas con cualquiera! –un golpe más. Esta vez fue una patada en el estómago. Y escupí un poco de la sangre que ya se acumulaba en mi boca.

-Yunho, escúchame… -supliqué mientras intentaba levantar mi mirada. En estos momentos, él se veía tan grande y autoritario. Y yo tan pequeño e indefenso.

-¿Qué te escuche? –escupió algo de saliva a un lado de mí, y soltó una fuerte carcajada en burla. -¿Vas a contarme cómo pensabas follar con ese maldito? –intentaba sentarme siquiera. Pero mis brazos ya no tenían la fuerza que necesitaba.

-No es nada de eso… créeme… -mis lágrimas comenzaron a salir, ya no podía impedirlo. Pero una parte de mí se sentía aliviado.

Yunho dejaba de golpearme cuando comenzaba a llorar. Volvía a ser el Yunho tierno y cuidadoso del que me enamoré. Y aunque luego me juzguen por lo que diré, también amo al Yunho que me lastima.

Dicen que en el amor también se sufre, y supongo que sus golpes son todo el dolor que debemos pasar. Porque sé que él también me ama.

-Joongie… no… no llores. –se acercó a mí lo más rápido que pudo y me tomó en sus brazos. No pude evitar soltar pequeños quejidos por la fuerza que ejercía en su abrazo. No sabía cuántos huesos me habría roto esta vez.

Pero sentir su calor protector sobre mí, hizo que dejara de pensar en eso. Ahora, sólo quería alargar más tiempo su amor.

-Yunho, por favor… tienes que escuchar lo que pasó. –volví a suplicarle, y él sólo se negó.

-Olvídalo ya, Jaejoong. Debemos curar tus heridas, ¿bien? –cuanto amaba ese tono. Tan cariñoso, tan protector, tan amoroso. Tan él.

Me tomó en sus brazos, y me llevó hasta nuestra habitación, y me colocó sobre la cama, con la mayor delicadeza posible para no herirme más.

-Duele mucho, Yunho… -dejé salir más lágrimas. Llegaba al punto de ya no controlar nada sobre mí y quería decirle como me sentía.

-Ya curaré todo, ¿está bien? Ya no llores, Joongie… -acarició una de mis mejillas, y quitó un poco del agua salada que se acumulaba en ella.

Fue hacia el baño y al volver, trajo con él el botiquín. Yo preferí cerrar mis ojos, para tratar de relajarme. De tranquilizarme un poco, y así, Yunho pudiera curarme como se debía. Porque aunque mi llanto hiciera que dejara de golpearme, no le gustaba que mi llanto durara tanto, y menos cuando me curaba.

-Así se hace… -por su tono, imaginé que sonrió. Pasaba un pedazo de algodón con alcohol cerca de mi labio, mis brazos y toda parte en la cual había sacado un poco de sangre.

-Yunho… -susurré más agotado. –Debes saber qué…

-Shh. Ya no digas más. Yo te amo. –dejó un beso en mis labios. Y logré sonreír tan amplio como me era permitido por el dolor.

-Y yo a ti... –susurré. –Te amo demasiado.

Después de eso, sólo recuerdo oscuridad. Posiblemente porque me quedé dormido.

[/Jaejoong]

* LOVE THE WAY YOU LIE *

Al día siguiente,  Jaejoong se levantó lentamente de la cama. Su cuerpo aún dolía, y sabía que debía ver a un médico.

Sin mucho ánimo,  caminó hacia la cocina y observó el refrigerador y los estantes para ver si se preparaba algo para comer. Pero no tenía nada de hambre. Decidió dejar su desastrosa tarea al escuchar que alguien tocaba a la puerta.

-¿Jaejoong? –Yoochun se encontraba frente a él. Y sabía por qué.

Le regaló una débil sonrisa y le permitió entrar al departamento. Yoochun era su mejor amigo de toda la vida, y fue el primero en ser tan feliz de saber que él tenía a alguien para amar. Lo apoyó, porque lo miraba muy feliz.

Pero su relación se había distanciado un poco. Por Yunho. Pero por Yunho también lo volvía a ver.

Cada vez que lo golpeaba hasta el extremo.

Jaejoong dejó caer su cuerpo sobre el sofá. Esperando lo que sea que Yoochun fuera a hacer.

Yoochun se había convertido en un gran médico. Pero nunca se imaginó que revisaría cada herida que su mejor amigo tuviera cada vez que su amor lo tocara.

-Es la quinta vez, Jaejoong. –Jaejoong se sintió un poco mal al ver el dolor en los ojos de su amigo.

-No preguntes. Por favor. –porque si lo explicaba, jamás comprendería.

-Lo suyo no es sólo un… juego. Jaejoong, el abusa de ti físicamente. Y mentalmente también. Porque, ¿cómo puedes estar como si nada ahora? –Jaejoong detuvo las manos de Yoochun sobre su cuerpo.

-Si estarás diciéndome esto, entonces vete. Es mi problema. –Yoochun negó lentamente. Pero no dijo nada más, quería comprobar que su mejor amigo no tuviera cosas más graves en su cuerpo.

-Sigo sin comprender como Yunho aún tiene el valor para ir a mi departamento y pedir que revise tus heridas. Las que él provocó. –Yoochun vivía dos pisos arriba de donde se encontraba el departamento de Yunho y Jaejoong.

-Él me ama… -susurró. Quería convencer a Yoochun de ello, pero parecía que era para sí mismo.

-¿Me lo dices a mí? Porque no lo creo, Jaejoong. Ya no. –guardó todos sus instrumentos. –Te dejaré un medicamento para el dolor, no olvides tomarlo a sus horas. –se dispuso a marcharse. Sabía que no conseguía nada cuando Jaejoong se encontraba en algún tipo de transe luego de cada golpe.

-Gracias. –se despidió de él en la puerta, con una débil sonrisa.

-Soy tu mejor amigo, Jaejoong. Nunca dudes en venir a mí cada vez que algo ande mal. Yo no te juzgaré por ello, pero veré para que te encuentres mejor. –le revolvió el cabello y le dio una sonrisa. Como hace años no lo hacía.

-Lo sé… -pero hasta Jaejoong dudó que volviera a buscar a Yoochun por su propia cuenta.

Yoochun se fue sin decir más. Sólo esperando por el día en que Jaejoong tomara valor y lo buscara. Ya le había ofrecido su apoyo un sinfín de veces. Pero no había poder humano que apartara a Yunho de Jaejoong.

Jaejoong no recordaba en que momento su relación con Yunho había llegado a ese punto. En un inicio, todo era hermoso, eran como cualquier pareja. Si bien, Yunho era un poco controlador y celoso, en ningún momento pensó que todo acabaría así.

Pero  no es como si hubiera hecho algo para que las cosas se mantuvieran como en un inicio.

De alguna forma, se había acostumbrado a ese lado de Yunho. Muy controlador, demasiado celoso. Golpeándolo cada vez que pensaba que lo estaba engañando. Cuando otro hombre le coqueteaba. Cuando Yoochun lo abrazaba.

Por eso, decidió alejarse de todo problema. Yunho le dijo que no había necesidad de que trabajase. Él podía mantenerlos a ambos económicamente, pero a cambio, él tenía que atender todo lo referente al lugar en donde vivían.

No le pareció ningún problema. Le encantaba la idea de que cada vez que Yunho regresara a casa, lo primero que se encontrara era a él abrazándolo y dándole la bienvenida.

Pero no había calculado los días en que Yunho llegaba demasiado tarde. Algunas noches del trabajo. Y otras, de un lugar que ni siquiera quería preguntar. Pero era tan evidente, el olor a alcohol y algunas manchas de pintalabios en sus camisas le gritaban los tipos de lugares al que iba.

Pero no dijo nada.

Aún no sabía por qué permitía todo eso. Él era hermoso, merecía mucho más de lo que tenía. De lo que vivía. Pero en ese momento, lo que más quería era a Yunho. Lo amaba.

Lo ama.

A veces, cuando amas con tanta intensidad, te acostumbras a ciertas manías que tu pareja tiene. Algunas soportan que sus esposos no sean tan educados a la hora de comer, o que coloquen sus pies sobre la mesa de centro a la hora de ver el fútbol en la sala.

Jaejoong sólo hacía eso. Soportaba los golpes que por momentos Yunho le daba sin explicación alguna. Pero no solían durar tanto. No como cuando veía a otro hombre acercarse a Jaejoong. Su mente se nublaba y la razón ya no estaba en él. Sólo tomaba el brazo de Jaejoong y lo sacaba de aquel lugar, para ir a su departamento y marcar lo que le pertenece.

Hubo una vez, que Jaejoong intentó salir de esa relación tan destructiva. La primera vez que Yunho lo golpeó a más no poder. Al punto de enviarlo al hospital.

Pero esa vez, Yunho se había hincado frente a él, rogándole que no se marchara, que nunca más lo lastimaría de esa forma. Jaejoong pudo ver el arrepentimiento en su mirada. Y por eso le creyó, por eso, no se marchó.

Y aún no sabía, ni quería saber, el por qué no se iba de su lado.

Porque se aferraba a los momentos en que Yunho era una persona común y corriente. Cuando su relación lo era. Aquellos momentos en que salían a la calle, y el mundo era lo de menos para ellos. Jaejoong pensaba en eso cada vez que sentía un golpe tras otro.

Porque en el fondo, sabía que ese Yunho existía. Y no sabía la razón de la existencia de ese Yunho que lo maltrataba. Pero que al final, también aprendió a como quererlo.

Una vez, llegó a pensar en que Yunho sería el único hombre en su vida. Porque tenía un gran hombre a su lado, y que muy pocas veces se te presenta una especie de héroe ante ti. Porque nadie antes de Yunho lo había pretendido de esa forma. Todos sólo querían algo del momento. Nada serio.

Por eso pensó, que el problema era él. Que debía aferrarse a lo que Yunho le daba. Pero que al final, él también amaba.

Por eso se mantenía en esa destructiva vida. Aferrándose al dolor, que era su felicidad.

* LOVE THE WAY YOU LIE *

[Yunho]

Hoy era de esos días en lo que más deseaba era volver a casa y probar la deliciosa comida que Jaejoong había preparado para ambos.

Al entrar al departamento, él no me recibió como siempre. Lo dejé pasar, quizá estaba muy ocupado haciendo que la comida fuera de lo más perfecta. Pero al acercarme a la cocina y no verlo, me estresé.

La comida se encontraba en la estufa, quemándose. Sin ninguna señal de que él hubiera pasado por ahí en algún tiempo. Apagué el fuego y mi sangre hervía como nunca antes.

-¡Jaejoong! –grité para que viniera a mi llamado rápidamente. Pero nada.

¡¿En qué demonios estaba pensando al no obedecerme?!

Fui al baño, pensando en que lo encontraría ahí. Nada. El último lugar sería nuestra habitación, porque la sala era lo primero que mirabas al entrar al departamento, y el comedor estaba a un lado de la cocina.

Abrí la puerta con la furia saliendo en cada poro de mí ser. Pero se esfumó como llegó. Al ver el cuerpo inerte de Jaejoong sobre el suelo.

Corrí rápidamente a él, para levantarlo entre mis brazos. Dios, si realmente existes, que solamente sea su estúpido cansancio y decidió dormir en el suelo.

Si era sólo eso, luego lo reprendería. Pero que despertara.

Le di unos pequeños movimientos a su cuerpo, luego unos leves golpes en la cara. Pero nada. Me apresuré a tomar mi celular que se encontraba en el bolsillo de mi pantalón, y así llamar a Yoochun.

-¿Qué quieres?

-¡Jaejoong no despierta! –mi desesperación no iba para más. Mi amor no despertaba, no podía estar peor.

-¡¿Qué le has hecho ahora?!

-¡Nada, pedazo de imbécil! Mejor apresúrate a ver lo que tiene. –no iba a tener una discusión con él por teléfono. No ahora. Jaejoong debía despertar.

Sentía, por alguna razón, que mi alma era arrancada poco a poco. ¿Y si Jaejoong nunca despertaba? Más le valía al idiota de Yoochun venir rápido, o él también sabría de mi furia.

Pero todo pasó tan rápido, en tan sólo unos minutos, Yoochun estaba a mi lado, tocando a Jaejoong en su muñeca y cuello. No quería que lo tocara, pero era vital. Después de unos segundos, otros hombres entraron y me lo quitaron de los brazos.

Sentía que el mundo me daba vueltas. Tenían que llevarlo al hospital. Era algo mucho más grave de lo que parecía.

Pero, ¿por qué?

¿Por qué en este momento Jaejoong se iba de mi lado? Es mi todo, y tiene que estar a mi lado pase lo que pase. Me lo prometió.

Como tú le prometiste nunca más lastimarlo.

Esa maldita voz otra vez. ¿No podía dejarme en paz en momentos como estos? Ahora sólo quería pensar en que Jaejoong se recuperaría, que sea lo que tuviera, iba a abrir sus ojos otra vez, y me vería a mí. Para decirme que no fue nada, y volveríamos a casa. Como siempre.

Jaejoong está así por tu culpa.

No. No es cierto. ¡No es cierto!

Atino a llevar mis manos hacia mi cabeza, esa voz tenía que irse aunque sea sólo un momento. Ya llevaba tiempo esperando noticias de Jaejoong. Y vi a Yoochun acercarse a mí con su estúpida bata que indicaba que era un médico de aquel hospital.

Más le valía tenerme buenas noticias o descargaría todo lo que estaba guardando en él.

-Jaejoong tuvo una mala ingesta de medicamento. -¿Qué?

-¿Disculpa? –llevé mis manos hacia el cuello del otro y lo acorralé contra la pared.

-Mira, Yunho. Yo estoy igual o más preocupado que tú. Así que cálmate y escucha. –pude ver en su mirada, que no me temía. Incluso se atrevió a tomar mis manos y apartarlas de su cuerpo, con toda la fuerza que tenía. -¿No viste algún frasco con medicinas mientras yo llegaba?

-No… Jaejoong apenas y toca las malditas medicinas que tenemos, ¿de acuerdo? Algo has de estar haciendo mal. –sí. Era su culpa. Nadie tenía más culpa que su mal trabajo como doctor.

-Conozco a Jaejoong. Y sé que por más herido que esté, no atentaría contra su vida. A menos…

-¿A menos qué? Vamos, ¡dilo! –quise volver a tomar su cuello y ahogarlo si pretendía culparme a mí de las cosas.

-Sé lo que sucede entre ustedes dos. No soy ciego. Sé el maltrato físico que le das a Jaejoong, y ahora… pienso que también es mental. Lo destruyes, Yunho.

-¡Mientes! El problema es tu mal trabajo, de seguro no sabes bien que hacer e intentas culparme a mí de todo. ¡Pero no es así!

Todo es tu culpa, Yunho.

¡Mierda, que no es así!

-No reflejes lo que sientes en mí, Yunho. No soy Jaejoong para que puedas manipularme. Debes aceptar lo mal que le haces. Nadie más que tú lo destruyes. –su mirada reflejaba todo el odio que sentía por mí. Pero no me importaba, lo que importaba aquí, era Jaejoong.

-Mejor vete a ver a Jaejoong. Al menos sirve para eso. –dije un poco más controlado, sosteniendo mi cabeza. Dolía horrores.

Dolía por culpa de Jaejoong. Me escucharía cuando despertara.

Si es que despierta…

Maldita voz. Jaejoong despertará, él lo hará. Porque no puede dejarme. ¡Me necesita más que nunca! Y yo lo necesito…

Como al toque de mis puños contra su delicada piel.

Como al aire que respiro.

Le has hecho esto.

¡No! Esto fue por otra cosa. Jaejoong no se quitaría la vida. El maldito de Yoochun me lo confirmó, y si fuera capaz de eso, hace mucho lo habría hecho…

Admites que fuiste tú.

No… Jaejoong va a despertar, y dirá lo que pasó. Él va a despertar.

[/Yunho]

* LOVE THE WAY YOU LIE *

A altas horas de la madrugada, Jaejoong despertó. Yoochun estuvo pendiente de él, no permitiendo que Yunho entrara hasta que viera que Jaejoong estaba fuera de peligro.

-Jaejoong, ¿qué fue lo que pasó? –jaló una silla para estar cerca de la camilla del mencionado.

-No fue culpa de Yunho… -respondió débilmente.

-Lo sé. Él no es capaz de obligarte a tomar más pastillas de las necesarios, ¿verdad? –pedía a todos los cielos de que la respuesta fuera un no.

-No. Jamás me pediría algo así. –pero luego de un silencio, incluso él llegó a dudar sobre su respuesta.

-Entonces dime, ¿por qué tomaste más pastillas? –Jaejoong quería llorar por sólo ver el rostro de su amigo. ¿Cómo estaría Yunho de preocupado?

-Cuando preparaba la cena, mi cabeza comenzó a doler demasiado. Creí que se me pasaría, ya había tomado la medicina que me dejaste, pero el dolor aumentaba cada vez más. Por lo que decidí tomar unas pastillas para el dolor.

Yoochun bajó la mirada. Al final, Yunho tenía en parte razón. Había sido su culpa, por no advertirle.

-Debí advertirte que el medicamento que te dejé era muy fuerte. –Jaejoong se sintió muy culpable al ver a su amigo así. Él sólo estaba ayudándolo, para que su dolor fuera menos.

-Yoochun, no fue tu culpa… todo ha sido mi culpa. ¿Sí? No te culpes, por favor… -al escuchar eso, Yoochun levantó la vista hacía Jaejoong rápidamente.

-¿Estás acostumbrado a decir eso, verdad? –Jaejoong no comprendía. -¿Por qué no simplemente me dijiste “descuida, ahora ya estoy bien” o “me has salvado”? Cualquier cosa, menos culparte a ti.

Se levantó furioso de su asiento. ¿Cuánto más habría cambiado Yunho de su mejor amigo? Ya no lo reconocía. Y en eso, Yunho había tenido toda la culpa.

-Yoochun, yo… -tragó despacio, aún se sentía débil.

-¿Qué, Jaejoong? ¿Ahora qué? ¿Me dirás que Yunho no tiene que ver en eso? Jaejoong, has perdido tu brillo. Te conozco de toda la vida, y estaba tan feliz por ti al ver que eras feliz. Pero no esto. No a este punto.

-Soy feliz. Yo amo a Yunho. –Yoochun lo miró directamente al rostro, al detener su caminar en la habitación.

-¿Y él? ¿De verdad te ama? –justo en ese momento, tenía unas enormes ganas por tener a Yunho frente a él y golpearlo. Si tan sólo eso le devolviera a su alegre amigo…

-Me ama. Por eso estoy aquí, ¿no? Fue él quien me trajo hasta aquí, ¿verdad? –Yoochun sintió más dolor en su corazón al ver aquella sonrisa esperanzadora en el rostro de su amigo.

-Cuando te encontró inconsciente, me llamó. Luego llamé a la ambulancia al ver que no reaccionabas. –cerró sus ojos. Ya no quería volver a recordar a Jaejoong inconsciente. Sin la apariencia de estar con vida.

Pero sobretodo, quería convencerse que la preocupación y angustia en Yunho, no era falsa. Él,  que siempre lo había visto tan serio y sin expresiones, se asombró demasiado al verlo tan frágil y destrozado por el estado de Jaejoong.

¿Pero hasta qué punto lo que Yunho sentía por Jaejoong era cierto? ¿Hasta qué punto llegaba a ser tan enfermizo todo?

-Quiero verlo… -el susurro de Jaejoong lo sacó de sus pensamientos. Y sólo atinó a asentir y cumplir con el deseo de Jaejoong.

Al salir al área de espera, se encontró con Yunho sentado en una de las sillas, con sus codos tocando sus rodillas y sus manos sosteniendo su cabeza.

-Quiere verte. –dijo sin sentimiento alguno. Lo sería hasta ver realmente que Yunho ya no fuera así con Jaejoong. –Tienes diez minutos.

-¿Despertó? ¿De verdad? –se levantó presuroso. Yoochun pudo ver como su rostro se iluminó de nuevo.

-Sólo diez minutos. Luego tienen que volver a chequear sus signos vitales. –y sin más, se dirigió a su consultorio. Estaba tan cansado mentalmente.

Yunho no dudó ni dos veces, y corrió hacia el cuarto de Jaejoong. Entró lentamente, desconfiado. No le gustaba ver tanto aparato y limpieza. Odiaba que Jaejoong ahora dependiera de ello para estar bien.

-Yunho… -la sonrisa de Jaejoong lo capturó. Pero no pudo pasar por alto la ropa de hospital y la camilla en la cual ahora estaba recostado.

-¿Te encuentras mejor? –tranquilo, se dirigió a la silla dónde minutos atrás, Yoochun se encontraba.

-Sí. Mucho mejor ahora que puedo verte. –tosió un poco. Su garganta dolía, pero quería hablar con Yunho.

-¿Qué hiciste? –lo miró directamente a los ojos. Jaejoong recordó lo que Yoochun le había dicho antes.

-Mi cabeza me dolía demasiado, así que tomé una pastilla para el dolor. Pero no había pasado mucho tiempo desde que tomé el medicamente que Yoochun me había recetado…

-¡Sabía que fue su culpa! –se levantó furioso. Jaejoong se asustó por su arrebato. -¡Sabía que todo era culpa de ese maldito! ¡Y se atrevió a negármelo en la cara!

-Yunho… -Jaejoong se preocupó. Yunho podía hacer una locura por sus tontas ideas. –No ha sido su culpa… -susurró.

-Claro que no. –dijo con molestía. –Él sólo omitió parte de su trabajo, ¿no? ¿Qué tanto haces en casa como para que tu cabeza duela tanto y necesites medicamento? –se acercó a él. Casi acorralándolo.

-Yunho… no… -sentía arder sus ojos. Quería llorar. De alguna forma, todas las advertencias de Yoochun sobre aquella relación, estaban calando al fin en él.

Yunho lo destruía de sobremanera.

Pero no es como si ahora fuera a hacer algo. Yunho le era tan adictivo, y él era tan adictivo para Yunho. Lo sabía. Siempre lo supo.

Ambos no podían vivir sin el otro.

Y sin lo que se ofrecía para eso. Yunho lo golpeaba, esa era la realidad. Pero él amaba a Yunho, amaba cada toque que sentía contra su piel.

¿Por qué?

No lo sabía con exactitud. Simplemente se encontraba amando todo de Yunho. Y no es como si este lo odiara. Odiaba lo que hacía, y lo único que le daba, era un castigo. Pero fuera de eso, Yunho adoraba a Jaejoong.

Lo adoraba más que a nada.

-Mírate… estás lleno de golpes… -Yunho volvió a su actitud tranquila y cariñosa. Se acercó a Jaejoong comenzó a observar cada herida en él. –Y ahora esto… no mereces eso, Jaejoong. –este levantó la vista hacia Yunho. –No debiste hacerte esto…

-¿Qué?

-Herirte a ti mismo. ¿Por qué finges que te dolía la cabeza? ¿Por qué optar por irte de este mundo? ¿Por qué? –lo veía herido. Como si él nunca lo hubiera lastimado hasta el punto de casi quitarle el último aliento.

No me lastimes así… por favor, Yunho.

Tú lo pides, amor… lo gritas.

Ambos se observaron por varios segundos. Jurarían que habían escuchado la voz del otro, pero ninguno había movido la boca ni un solo centímetro.

¿A eso era lo que llamaban conexión en una relación?

Pero una voz en Jaejoong le hizo darse cuenta de todo. No debía seguir así. Debían separarse. O sino, ambos saldrían más lastimados que nunca.

-Llama a Yoochun. –Yunho lo observó por varios segundos. Jaejoong había apartado la mirada de él, parecía herido, quizá sentía algún dolor y necesitaba al médico ese.

Apretando los dientes, Yunho fue en busca de Yoochun. Cuando este último entró a la habitación, no permitió que Yunho lo siguiera.

-Dentro de un momento vendrá una enfermera, traerá todo lo necesario… -Yoochun comenzaba a acomodar su estetoscopio, cuando Jaejoong lo detuvo.

-Estoy bien… -sonrió. –No me duele nada.

-¿Entonces? –no comprendía. Pero algo en él gritaba que su antiguo Jaejoong se encontraba frente a él.

-Sólo… sólo quería que Yunho se fuera por un momento… ya no tengo fuerzas para verlo y que me lastime. –bajó la mirada. No creía decir eso. Yoochun tampoco podía creerlo.

-Eso… ¿eso qué quiere decir? –se sentó en la silla junto a la camilla.

-Amo a Yunho. Lo amo demasiado. Pero su amor me lastima tanto… -comenzó a derramar lágrimas. Una tras otra, ninguna pensaba en parar.

-Entonces… -Yoochun tomó la mano del otro y la apretó sin demasiada fuerza. Le daba la fuerza para que continuara.

-Pero si tan sólo él no me lastimara verbalmente… soportaría cada golpe que me diera. –mordió sus labios. Ya no quería sentir como de su propia boca salían palabras que pedían alejar a Yunho de su vida.

-¡No Jaejoong! No digas eso. –Yoochun se levantó de su lugar, pero sin soltar la mano de Jaejoong. –Es todo o nada. Yunho no debe lastimarte de ninguna forma. Si te ama, entonces no te lastimaría… -Jaejoong soltó un largo suspiro. Si tan sólo fuera sencillo explicar todo.

-Yoochun… -quitó parte de la mucosidad que comenzaba a formarse en su nariz. –Sería muy difícil de explicarlo… pero lo sería mucho más el tratar de que tú lo entiendas. –lo miró directo a los ojos. Yoochun acumulaba lágrimas en sus ojos, y Jaejoong sintió un pesar más grande en su corazón.

-Y aun así lo entendiera. Yunho abusa física y mentalmente de ti. Eso es lo que veo, y es lo que está sucediendo. ¡Y tú lo aceptas! –hasta entonces, se alejó del cuerpo del otro.

-Ya te lo dije… sería muy difícil que lo entendieras. –Jaejoong lo miraba profundamente. Diciéndole que comprendiera aunque sea un poco, pero sabía que nunca lo haría.

Lo único que quería ahora, es que todo volviera a como la relación era antes. Encantadora, amorosa, como de cuentos.

Sin tener ese amargo amor por el dolor.

* LOVE THE WAY YOU LIE *

Meses más tarde, Jaejoong se había mudado a vivir con Yoochun. A un edificio más cercano al lugar de trabajo de este último.

Cualquier lugar que no estuviera cerca de Yunho. Eso quería Jaejoong.

Luego de que Jaejoong había hablado con Yoochun sobre lo que deseaba hacer, Yoochun rápidamente contactó con todas las personas necesarias para alejar a Yunho de Jaejoong.

Lo había acusado de acoso hacia Jaejoong. Porque al final, la ley lo procesaría así. Aunque Jaejoong dijera que ambos eran pareja y sufría de abuso. Pero de igual forma, no habló mucho de lo que pasaba.

Lo único que quería, era que tanto él como Yunho, recibieran toda la ayuda posible. Por eso, cuando se enteró que Yoochun estaba haciendo todo lo posible para que Yunho fuera a prisión, se dirigió por su propia cuenta a los juzgados.

A cambiar su historia.

Diciendo que no era nada grabe lo que pasaba, que su amigo exageraba. Lo único que quería, era que alguien viera y cuidara de Yunho. De todo lo que le rodeaba.

Él buscaría su propia ayuda. Con Yoochun a su lado.

Y así había sido, porque en todos esos meses, una vez por semana, visitaba a una psicóloga, amiga de Yoochun.

Había logrado progresar demasiado, incluso, comenzaba a salir por su propia cuenta. Pero en las noches en las que Yoochun tenía que quedarse de turno, su mente lo hacía viajar hacia los días en que estaba con Yunho.

Lo extrañaba demasiado. Y esperaba que Yunho también lo extrañara.

Pero sobretodo, esperaba que Yunho también se estuviera recuperando. Viendo por su propio bien. Porque el día en que ambos se encontraran totalmente curados, se volverían a ver.

Esa fue su promesa silenciosa que hizo.

Porque quería arreglar todo con Yunho. Y lo haría, por eso esperaba.

Sería paciente, aún si él se recuperaba antes que Yunho. No le importaría. Esperaría toda una vida por él. Eso era lo de menos.

Lo único que lo mantendría con vida y feliz, sería su promesa de volver a Yunho y amarlo como nunca antes. Recuperar el tiempo perdido. Pero todo para bien.

Porque ya no habrían más golpes, más heridas. Todo ahora sería normal. Todo sería como debió ser siempre entre ellos dos.  Y esperaba lograrlo.

Por el amor de ambos.

* LOVE THE WAY YOU LIE *

Yunho se encontraba colocando lo último de su ropa en su pequeña maleta. Al fin saldría de aquel apestoso lugar en que el idiota de Yoochun lo había metido. Pero que si no hubiera sido por Jaejoong, estaría en un lugar mucho peor. Le agradecía eso.

-Fue un gusto ver su recuperación, joven Jung. –la enfermera le sonrió desde la puerta. Él volteó para sonreírle. Sabía lo que había ocasionado su ida a ese lugar, pero poco le importaba.

Sí, había tenido un progreso. Había logrado sacar muchas cosas de su alma y corazón.

Por eso, más que nunca quería irse y buscar a Jaejoong. SU Jaejoong. Demostrarle que no había más de aquel monstruo. Con una enorme sonrisa, se despidió y salió de aquel lugar, inspirando con tranquilidad al colocar su primer pie fuera.

Volvía a la civilización. Y su búsqueda comenzaba.

-Espera por mí, Joongie. –le habló a la nada.

Y con la misma sonrisa con la que estaba, se marchó hacia su destino.

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Estoy pensando en una segunda parte. Pero será si ustedes así lo quieren. Gracias por leer y por el lindo comentario que dejarán <3